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Balonmano Challenge Cup

El otro partido del Rocasa

Después de ganar al Kastamonu en Turquía, el equipo de Telde se metió una jornada de madrugones y aeropuertos para volver a la Isla antes de reanudar hoy los entrenamientos

Silvia Navarro, María Luján, Alba Albaladejo y Dara Hernández juegan al parchís en una tablet en Estambul. E. L.

Con el sentir de que los deberes se han hecho, pero sin demasiadas confianzas. Así aterrizó el domingo, al filo de la medianoche en el Aeropuerto de Gran Canaria, el Rocasa Remudas. En la maleta, cuatro goles de ventaja para afrontar el partido de vuelta de la final de la Challenge Cup el sábado a las 18.30 horas en el Rita Hernández de Telde (en directo por la TVC). Un partido que podrá colocar por primera vez en la historia al balonmano canario en el olimpo de campeones de alguna competición continental.

Pero además, dentro del equipaje se metían las horas de un viaje largo desde Turquía, ese factor que no se ve pero que pesa muchísimo cada vez que el Rocasa ha tenido que desplazarse por Europa.

Y es que el pasado domingo fue un día largo para las de Paco Santana. A las 09.30 de la mañana -hora local de Estambul, dos más que la de Gran Canaria- la expedición remudera emprendió su camino de vuelta hasta la Isla. El primer paso era llegar hasta el aeropuerto internacional de Estambul. Toda una hazaña en una ciudad capaz de colapsarse hasta un domingo. Para ello, un requisito necesario era el madrugón para intentar evitar los atascos de la ciudad turca.

Pasar las medidas de seguridad del aeropuerto turco, facturar y esperar a que saliera el avión. Horas muertas que pesan en las piernas del equipo de Telde. Sin embargo, fue un buen momento para que las jugadoras del Remudas asaltaran las tiendas de souvenirs del aeropuerto en busca del amuleto de názar o de imanes y delicias turcas. O de aprovehcar el tiempo para jugar un par de partidas al parchís.

El segundo del día

A las 13.35 horas, el vuelo que traía de nuevo al equipo grancanario a España despegó de Estambul. Cuatro horas de trayecto que valieron para que la plantilla del Remudas almorzara, se echara una pequeña cabezada y matara el tiempo viendo películas. Otras, como Alba Albaladejo, optaron por la lectura. Las páginas de X, obra del televisivo publicista Risto Mejide, le ayudaron a hacer el vuelo más ameno.

Tanta hora entre avión y avión da para mucho, incluso para graduarte en la universidad. Es lo que trata de hacer María González. La jugadora tinerfeña cursa actualmente Trabajo Social por la UNED. Las obligaciones con el equipo le han hecho optar por estudiar a distancia en lugar de elegir las clases presenciales. Algo con lo que, por ejemplo, sí tiene que cumplir Carmen Toscano en sus estudios de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Sus apuntes también se pasearon por Estambul. Lo mismo que hizo Saynabou Mbengue. La lateral internacional juvenil, que llegó este año procedente del Romade, tiene 17 años y aún sigue con su formación escolar.

Alrededor de las cinco de la tarde -hora local de Madrid-, la historia se repitió. Aterrizaje, recogida de maletas y vuelta a facturar y embarcar para tomar rumbo hasta la Isla. Algo para picar y cuatro horas de espera antes de poder subirse en el último avión hasta casa. Hoy, tras un merecido descanso y un día de madrugones y aeropuertos, el Rocasa volverá a los entrenamientos para preparar el partido de vuelta de la final de la Challenge Cup.

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