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Baloncesto Eurocup (La crónica, 4ª jornada, fase regular)

Como en el salón de casa

El Herbalife Gran Canaria se regala otro cómodo triunfo en la Eurocup a costa del Lietkabelis Panevezys, suma su tercer triunfo fácil y mantiene el liderato del grupo

Cómodo, muy cómodo, como si en la Eurocup el Granca se sintiera tan a gusto como en el sofá de su salón. Así ganó ayer el Herbalife Gran Canaria al Lietkabelis Panevezys (86-67), con la solvencia del que hace las cosas de manera placentera, sin demasiada complejidad aunque en el fondo la tenga. Porque el conjunto amarillo fue capaz de desnudar al equipo lituano -segundo clasificado de su competición regular tras el Zalgiris Kaunas-, que sólo ofreció resistencia en momentos puntuales del choque.

Pero antes, le costó al Granca entrar en el partido. El ambiente en el Gran Canaria Arena, frío, como si le estuviera costando adaptarse al horario de verano, le pesó. Tardó unos minutos el equipo de Luis Casimiro en coger el tono y calentarse. Lo hizo a través de dos elementos que se antojan como necesarios si el Granca quiere aspirar a hacer cosas importantes esta temporada: las piernas de Bo McCalebb y la mano fina de Sasu Salin.

El primero de estos dos ingredientes en aparecer fue la precisión del finés; primer intento en el triple, primer acierto para contrarrestar la canasta de Ksistof Lavrinovic (2-3). Después llegó la velocidad de pantorrillas del de Nueva Orleans, que con un par de penetraciones demostró que el que tuvo retuvo. Y él, aún tiene.

Marcaba el Granca el ritmo del partido con una facilidad pasmosa. Tanto que abrió un parcial de 11-0 (16-7) basado en su defensa contundente y su buen ritmo ofensivo. El Herbalife se mostraba a gusto sobre el parqué ante un Lietkabelis que no encontraba la manera de frenar el arreón amarillo. Los segundos del tiempo muerto no le valieron de nada a los lituanos, sólo para una tímida reacción con cinco puntos seguidos (16-12) para llevarse el parcial en contra de sus vidas.

Tramo rompedor

Porque el Herbalife Gran Canaria olió la sangre. La pasividad defensiva de los lituanos se unió con la presión alta del Granca y un acierto desmesurado. Todos se sentían importantes en ataque, todos defendían en defensa. El Herbalife daba la sensación de todo lo que a un equipo le gustaría ser. Comprometidos en las dos zonas, se sacaron un 17-0 para cerrar el primer acto que condenó al Lietkabelis, aún en el control de pasaportes del Aeropuerto de Gran Canaria.

Todo con un Kyle Kuric estelar. Justo un año después de que le detectaran un tumor cerebral, el escolta de Evansville dio una clase maestra de cómo tirar. Tres triples seguidos -en tres intentos- pusieron al Gran Canaria Arena en pie para cantar al unísono: 'MVP, MVP'. Con el Lietkabelis, rendido en el parqué de Siete Palmas, el Herbalife cerró el primer cuarto con una ventaja de 21 puntos. Sí, 21 puntos (35-14).

Lejos de bajar sus revoluciones, el Granca se mantuvo en el comienzo del segundo cuarto. El tanteo de la primera mitad comenzó a disminuir, pero no las ganas de un equipo que disfrutaba, con todas sus letras, sobre el parqué. Planinic y Aguilar dominaron la zona en un momento donde Oriol Paulí -denostado en la rotación a lo largo de la temporada- gozó de minutos de calidad donde dejó momentos de ansiedad, puede que guiados por sus ganas de agradar (45-22). Los de Casimiro siguieron usando sus manos para defender ante un Lietkabelis que no encontraba la manera de comenzar a funcionar, deambulando, creyendo que ya era tarde para reaccionar y si todo seguía aquel rumbo sí que lo era.

Pero el Herbalife puso de su parte. Tras un buen inicio de cuarto entró en barbecho. Al Granca se le caían los puntos y el marcador no apretaba, ni siquiera parecía una preocupación. Las distancias se mantuvieron hasta que al Lietkabelis le dio por intentar cambiar el rumbo de un partido que se le escapaba nada más empezar. La letanía que empezó a dominar al Granca fue una vía de vida para los lituanos.

Un parcial de 2-11 (47-34) del cuadro lituano devolvió al Granca a la tierra. Tiempo muerto, segundos para la reflexión y vuelta a empezar. Fue entonces cuando el Herbalife se remangó la camisa y se puso a labrar otra vez su partido ante un rival venido arriba, lo justo para incomodar y llegar al descanso con una ventaja holgada, pero lo sucientemente ceñida como para no echarse a dormir en la segunda mitad. El 50-36 señalaba el camino a los vestuarios. Era el momento de culminar la faena.

El Lietkabelis salió crecido en el tercer cuarto. Williams con un triple y Zygimantas dejaron la ventaja claretiana por debajo de los dos dígitos (50-41), una sensación que los lituanos casi no recordaban. Un sobresalto que encendió al Herbalife Gran Canaria. Los amarillos demostraron síntomas de estar recuperados de sus miedos cuando llegan los momentos complicados. Lo hizo en Murcia cuando el partido se apretó y lo volvió a hacer ayer en ese instante. De un fogonazo y escoltados por la renta conseguida con anterioridad, los grancanrios volvieron a poner un trecho importante en el marcador.

Los claretianos reaccionaron con celeridad. McCalebb primero y Oliver después impusieron su criterio. Todo con la implicación de Pablo Aguilar y Xavi Rabaseda como secundarios de lujo. El Granca, como si pareciera sencillo, volvió a romper al Lietkabilis con voracidad. En un pestañeo, estaba otra vez más de 20 puntos arriba (68-47, tras triple de Aguilar), para cerrar el cuarto con un 70-50.

El asunto, salvo catástrofe de dimensiones enormes, estaba resuelto. Los diez últimos minutos le sobraron al partido, pero le valieron al Granca para saborear el liderato que el Lietkabelis quería discutirle y velar armas antes del Betis.

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