El pasado mes de mayo, el Leicester asombró al mundo de deporte. Un equipo establecido en una ciudad de menos de 300.000 habitantes, había conseguido mantener su primera posición al final de la Premier League. Clubes millonarios como el Manchester City, el Chelsea o el United tuvieron que conformarse con ver cómo los hombres de Claudio Ranieri levantaban el título. La gesta, épica hasta sus últimas consecuencias, despertó la simpatía de todo el mundo del deporte.
El Leicester evidenciaba el anhelo de muchas pequeñas ciudades, comarcas y clubes que han tenido una vida lejos de los grandes títulos. Cualquier aficionado al deporte que no tenía ningún sentimiento confrontado en la batalla por la Premier se hizo del Leicester durante esas últimas jornadas.
En 1998, los aficionados neutros en el Playoff de la ACB se convirtieron al rojo del Basquet Manresa. El equipo de la comarca del Bages consiguió alzarse con el título liguero tras dejar en las eliminatorias de la lucha por el título a tres clásicos del baloncesto español: Estudiantes, Real Madrid y Baskonia, en la final.
Y ahí, en el banquillo de aquel equipo mágico e irrepetible, estaba sentado Luis Casimiro Palomo, actual técnico del Herbalife Gran Canaria. Mañana (18.00 horas, Movistar Plus), Casimiro volverá al lugar donde obró el milagro, Manresa, pero esta vez con el propósito de robarle una victoria al equipo con el que le llegó la fama.
El título del Basquet Manresa de Luis Casimiro rompió las apuestas. Los manresanos no entraban en ninguna quiniela para llevarse la liga ACB, una competición que hasta esa fecha era un coto cerrado de tres clubes: Real Madrid, FC Barcelona y Joventut de Badalona. Sólo ese trío de equipos habían sido capaces de ganar la liga regular desde el curso 1956-1957. En esos más de 40 años, Estudiantes, Caja San Fernando, Unicaja o Baskonia se quedaron por el camino.
Precisamente fue el cuadro vitoriano el que se enfrentó en la final al equipo que dirigía Luis Casimiro. El club catalán había acabado sexto en la fase regular -21 victorias y 13 derrotas- y tenía que superar el factor cancha, en contra durante todo el Playoff. Otra piedra más en su camino hasta la gloria.
Creus, líder en la pista
El Manresa acabó con su primer rival con un 3-1. Los rojos eran liderados por Joan Chichi Creus, que por entonces rebasaba los 40 , y que parecía que había tocado techo hacía dos años con el título de Copa, también con los catalanes.
El Estudiantes de Nacho Azofra, Carlos Jiménez o Chandler Thompson, que había acabado tercero, golpeó primero. Tras poner 1-0 luego del primer choque, el Manresa ganó el segundo en el Palacio de Deportes y venció en sus dos encuentros en la Nou Congost. Uno menos.
Después le cayó el otro gran equipo de la capital: el Real Madrid. Los nombres de los blancos asustaban: Dejan Bodiroga, Alberto Herreros o Alberto Angulo. Sin embargo, el Manresa, con los norteamericanos Herb Jones y Bryan Sallier destrozaron al Real Madrid. Otro 3-1, basado en dos victorias en el Palacio de los Deportes, colocaba al Manresa en la final del Playoff por el título.
La rueda continuó con el Baskonia de Sergio Scariolo, líder de la fase regular. El papel de favorito seguía sin pertenecerle ante un cuaro que presumía de entrenador, pero también de jugadores. El base Elmer Bennett, el argentino Juan Espil y un joven Jorge Garbajosa no pudieron parar al Manresa, rey de la ACB. El resultado de la serie final, otro 3-1. El Manresa sacó el primer partido en el Buesa Arena, perdió el segundo y remató la faena con sudor en la Nou Congost para ser campeones. El lugar del milagro de Casimiro reta ahora al Herbalife.
