El día 22 de enero correré la Gran Canaria Maratón por primera vez. Los motivos son diversos aunque los podría resumir en la relación que tiene para mí esta carrera con la vida misma.

En el comienzo de la carrera (nacimiento e infancia), comienzas tu andadura con mucha gente, familiares y amigos, con sentimientos de euforia y durante el recorrido (el camino de la vida) podrían quedarse en el camino tus compañeros y otros corredores, por diferentes motivos (familiares, amigos, seres queridos y compañeros) y te enfrentas a la disyuntiva de quedarte tú también y abandonar o seguir adelante buscando el final: tu final en la carrera (la finalidad de tu vida). También cabe la posibilidad que seas tú el que se quede en el camino y sigan todos lo demás?

De alguna manera sabes que debes seguir siempre hacia delante ya que para ello te has entrenado duramente durante mucho tiempo (tu formación personal y profesional), pasando por lesiones (enfermedades), golpes (ser víctima de envidias miserables y celos mezquinos de seres despreciables) y equivocaciones personales de las cuales sólo te queda por asumirlas y aprender de ellas (errores en las decisiones que has tomado en momentos determinados). Todo ello con dolor, sudor y lágrimas en ocasiones pero con el absoluto convencimiento de que lo que ha pasado es lo que tenía que pasar para hacerte más fuerte y seguir siempre hacia adelante con el fin de amar tu carrera (vida), valorar a los compañeros que han sufrido contigo tantos kilómetros de entrenamiento, familiares y? ¿amigos? (alguno/a sí que hay?) y por último, llegar a la meta: tu meta.

En este momento están en mi mente mis compañeros de entreno, los 'Entrerunners', así como nuestros entrenadores Patricia Díaz, Beatriz Hernández, Óliver Barrera, Eli Sánchez, Nuria González y Sara González. Les quiero dar las gracias por el trabajo que han hecho con todos nosotros, su dedicación y el cariño con que nos han cuidado. A todos.

Y a mis compañeros 'Entrerunners' les digo que el 22 de enero nos daremos un fuerte abrazo todos juntos en la línea de salida para, posteriormente, iniciar nuestra carrera de 42195, con mucho sudor, esfuerzo y posiblemente derramando alguna lágrima durante el trayecto, como en la vida misma. Pero lo conseguiremos y llegaremos a la meta: unos antes, otros después e incluso algunos juntos y cogidos de la mano. Y nos abrazaremos al final y posiblemente vuelva a caer alguna lágrima.

La vida es como un maratón: la rapidez del comienzo es menos importante que saber gestionar fuerzas y estrategia para conseguir el objetivo.

Por último, quiero decir a todos mis compañeros que me he sentido muy honrado y afortunado de compartir estos meses de entreno con todos ellos/as: gracias de corazón.