Las ambiciosas expectativas que el público español había depositado en Garbiñe Muguruza se diluyeron ayer dado el decepcionante estreno de la vigente campeona de Roland Garros en el torneo de Madrid.

La española, quinta cabeza de serie, se despidió con el definitivo 6-1 y 6-3 sufrido ante la suiza Timea Bacsinszky, número 27 del ránking, que la devoró sin compasión. Otra vez, en casa, decepcionó. Su último punto, de hecho, fue una doble falta. Eso resume el discreto rendimiento exhibido en su primer y último compromiso en el Estadio Manolo Santana.

Reacción de Carla

Una segunda oportunidad mereció, por su parte, la grancanaria Carla Suárez. La talentosa jugadora de Las Palmas de Gran Canaria se sobrepuso a un inicio dubitativo ante la china Shuai Peng, número 38 del mundo, y certificó su pase a la segunda ronda gracias a un nuevo derroche de confianza, de tesón y de fe.

Aunque compite con el hombro derecho dolorido, se negó a renunciar en la adversidad. No quiso entregar el partido tras el 3-6 encajado en la apertura y, tras recuperar la esencia de su juego, salió victoriosa del estadio Arantxa Sánchez, la segunda pista de la Caja Mágica.

Se marchó sonriente y ovacionada por el público. Los asistentes premiaron la entrega de la canaria, que se acabó llevando el triunfo con el definitivo 3-6, 7-5 y 6-0, cumplidas las dos horas de disputa sobre el polvo de ladrillo.

La grancanaria, que no se entrenó como medida de protección de su maltrecho hombro derecho, pudo culminar su reacción y mantiene su ilusión por mejorar los resultados obtenidos en 2017.