No hizo falta la BBC para quebrar a la BBC. El Real Madrid, sin necesidad de usar a Gareth Bale como titular, se impuso a la mejor defensa de Europa. No solo la mejor de esta temporada sino la mejor en muchos años en el fútbol continental. La Juventus llegaba a Cardiff con el aval de ser un cerrojo delante de Gianluigi Buffon. La zaga formada por Barzagli, Bonucci, Chiellini y Alex Sandro dejó secó, entre otros muchos, al Barcelona de Messi, Luis Suárez y Neymar en 120 minutos. Daban miedo. Pero este Real Madrid es mucho Madrid. En cuestión de sesenta minutos le hizo tres goles, los suficientes para levantar la 'Duodécima'. Y la segunda consecutiva, lo nunca visto desde 1990. Además, en el tramo final cerró su obra maestra con el cuarto tanto, obra de Marco Asensio. El Real Madrid le hizo más goles a la Juventus en un partido que en los doce anteriores de esta 'Champions'. Una barbaridad.

Tuvo de todo la segunda parte del equipo blanco, culminando un partido en el que mostró todos los argumentos que le llevaron hasta Gales. Durante toda la temporada se discutió el estilo de los de Zinedine Zidane. "No juegan a nada", decían los más críticos. Y no les faltaba razón. Muchísimos partidos los resolvió el Real Madrid por pura cuestión de efectividad. Ganaban por inercia. Con un puñetazo les bastaba. No se andaban con rodeos. A veces no les hacía falta defenderse con todos los sentidos o gustarse con veinte pases seguidos. Su temporada fue un ko tras otro. Y en los días más serios, en las noches de postín, en las que tocaba remangarse, el Real Madrid conseguía hacerlo todo bien. Y, por supuesto, ganaba. Ganaba de cualquier manera.

Domina todos los registros el equipo de Zidane. Y así pasará a la historia. Lo mismo resuelve en un contragolpe de Cristiano Ronaldo, casi siempre él, que somete con una jugada trenzada comandada por Isco o a balón parado con la sutileza de Kroos y la cabeza de Sergio Ramos. Y ayer, contra la Juventus, lo volvió a demostrar. Ninguna cita en toda la temporada es como la de Cardiff y ahí exhibió todas sus virtudes el Real Madrid. La Juventus le acorraló por momentos en la primera parte pero se adelantaron los blancos con una contra perfecta culminada por Cristiano. El conjunto de Allegri le alejó del área durante muchos minutos. Quedó sin balón contra todo pronóstico el Real Madrid, que sin embargo ya había marcado. El tanto de Mandzukic les hizo recular pero la producción ofensiva de los italianos se quedaba en diabluras de Dybala lejos del área y remates sin colmillo. No hubo señales de Higuaín en zona de peligro.

Cristiano y el ADN

El dominio territorial era de la Juventus. Hasta el descanso. Porque el Real Madrid volvió al césped con otra cara. Ya había superado un mal rato, sin dar nunca la sensación de estar superado, y lució el cuchillo que tiene siempre entre los dientes. La Juventus, quizás por cansancio, quizás por táctica errónea o quizás, simplemente, porque el Real Madrid le obligó, empezó a jugar en campo propio. Y ahí el equipo blanco sacó a pasear sus otros argumentos: los que tienen Modric, Kroos e Isco. El malagueño, que había pasado desapercibido en la primera parte, cayó a banda izquierda y empezó a hacer daño a Barzagli. En los costados encontró la solución el Real Madrid a la mejor defensa del planeta. La mano táctica de Zidane.

Con Marcelo y Carvajal mucho más arriba llegaron ocasiones para Cristiano y Modric. Pero fue un actor inesperado el que transformó el segundo gol. Casemiro, con un disparo lejano, batió a Buffon. Fue con un punto de suerte porque el balón golpeó en Khedira, pero ese arte también la maneja el Real Madrid. Ya sea con goles en el descuento, en la prórroga o de rebote. Nadie tiene más convicción ganadora. Ningún otro equipo tiene tanta seguridad en sí mismo.

Ese ADN que trae ya por historia se refleja como nadie en Cristiano Ronaldo. Su hambre es infinita. El portugués se volvió a poner el traje de 'nueve', ese que tan bien le ha sentado durante toda la temporada, para hacer un doblete. Ha sido el 'pichichi' de las últimas cinco 'Champions' en la era de Leo Messi. Y con esta final se garantiza otro Balón de Oro, con lo que empataría con el argentino a cinco. Es el duelo de todos los tiempos. Un Maradona-Pelé en la misma época.

Si para el primer tanto el portugués participó en la elaboración, abriendo a la derecha para que Carvajal le devolviera el centro, en el tercero apareció de la nada. Como suele hacer. Se coló entre Bonucci y Chiellini, que no son dos cualquiera, para embocar a quemarropa ante Buffon. Duelo sentenciado. La Juventus no tuvo opción de reengancharse porque entonces apareció el dominio de los tiempos del Real Madrid.

El gigante de gigantes del continente resolvió el problema en poco más de un cuarto de hora. En la primera parte resistió a un equipazo como la Juventus pero en cuanto descifró la ecuación, se lo cenó. Si algún club tenía que acabar con la maldición de las dos 'Champions' seguidas ese tenía que ser el Real Madrid. El eterno dominador de Europa. No es un especialista, como el Barcelona de Guardiola y Cruyff o el Milán de Arrigo Sacchi. El Real Madrid de Zidane es el campeón que juega a todo.