Adrián Carrión, joven base descendiente de sevillano y grancanaria, asegura que esta próxima temporada aumentará su responsabilidad en el equipo de la Universidad de Gran Cañón en Phoenix (Arizona) que dirige el legendario Dan Majerle, integrante del Dream Team II que ganó a España la final del Mundial de Canadá 1994.

Adrián, de 21 años, 180 centímetros y licenciado en Administración de Empresas por la citada universidad, es hijo único de Pepe Carrión, técnico del Spar Gran Canaria, y está considerado como un jugador muy atento en la pista, obediente, buen defensor y asistente.

Bicampeón de España cadete con la selección andaluza y otra más con el club Cajasol de Sevilla, Carrión disputó su último año en categoría junior en la Canarias Basketball Academy (CBA), entrenado por Rob Orellana.

"Con la CBA íbamos a torneos en Estados Unidos y esa temporada viajé tres veces. Al término de la misma Orellana me dijo que la Universidad de Gran Cañón se interesaba por mí y no dudé en marcharme", recuerda.

"En Estados Unidos puedes competir a un alto nivel y cursar una carrera a la vez. En el campus universitario vivimos 20.000 estudiantes y tenemos 20 restaurantes, gimnasio, piscina, boleras? Salgo muy poco del campus y para cosas muy específicas", indica el jugador.

Problema inicial de adaptación

A Adrián le costó mucho adaptarse en el primer semestre, al no dominar el idioma y estar lejos de su familia y amigos, aunque durante las fechas navideñas el equipo permanecía en el campus y estrechó la convivencia con sus compañeros e hizo amigos que hoy considera hermanos.

"Dentro del campus comparto un apartamento con tres chicos más de mi equipo, que es internacional, con dos australianos, un africano, un finlandés y yo, aunque la mayoría son americanos", comenta.

"En un día normal, me levanto a las 06.15, y a las 07.15 hago pesas durante una hora. De 08.30 a 09.30 desayuno y luego entreno en la pista hasta las 12.00, y después almuerzo e iba a clases, de 14.00 a 17.00", señala el jugador, que lleva un ritmo frenético con el equipo de Gran Cañón, conocido como Los Antílopes en honor a su mascota.

De tal forma, la pretemporada empieza en agosto y la Liga en noviembre, y finaliza en marzo. Adrián solo tuvo dos días libres seguidos, el 24 y 25 de diciembre, porque los demás entrenaba o jugaba, aunque después de tres años ya puede decir que conoce Phoenix.

"Allí me dicen spaniard, por mi procedencia hispana, y además mi entrenador me llama big brain (gran cerebro)", revela entre risas.

Apoyo de 8.000 espectadores

El equipo de Gran Cañón juega en la máxima categoría de las tres de la Liga Universitaria, en una cancha con capacidad para 8.000 espectadores, y esta temporada sólo en dos de los partidos en casa quedaron algunas butacas libres.

"En nuestra Conferencia (Western Athletic) fuimos segundos, con 23 victorias y solo 10 derrotas. El equipo ha ido para arriba gracias a nuestro técnico Dan Majerle, que fue una leyenda en los Phoenix Suns, y también ha sido All Stars y está en el Salón de la Fama", declara con admiración.

"Cuando entras a su despacho ves tres fotos de él que te impactan, jugando ante Larry Bird, Magic Johnson y Michael Jordan. Parece que te está diciendo: 'primero mira las fotos y luego habla conmigo", indica sonriente.

En la Liga Universitaria sólo se permite jugar un máximo de cuatro temporadas, y aunque Adrián lleva tres años en Phoenix, en el primero no integraba la plantilla, ya que sólo entrenaba con el equipo.

"En las dos campañas en las que he jugado estuve mucho a la sombra del base titular, Dewayne Russell, que esta temporada fue el mejor jugador de la Conferencia, máximo asistente y anotador, aunque él ya se va", desvela.

"Ahora me planteo seguir en esta universidad o ir a otra mejor en el plano académico. Haría algún máster, porque en mi casa siempre me han inculcado la importancia de los estudios. Ya en bachillerato en el Instituto de Tafira obtuve muy buenas calificaciones, y al graduarme en mi carrera logré la mejor nota de mi promoción", señala.