Un golazo del portugués Ricardinho a tres minutos del final y con 1-1 en el marcador, lanzó al Movistar Inter a su duodécima Liga, la cuarta seguida, en un duelo final enorme, vibrante e igualado de principio a fin contra el Barcelona, sólo doblegado por una genialidad del mejor futbolista de parqué del mundo (2-1).

Toda una Liga, 30 jornadas de la fase regular, los cuartos de final, las semifinales y la final, concentrada en un encuentro formidable, a mil por hora, en 40 minutos, en unos cuantos detalles, en unos cuantos instantes que marcan las diferencias, que separan el éxito de la decepción y agrandan al campeón, ayer el club madrileño.

Uno por encima de todos, el gol que creó y culminó Ricardinho a poco más de tres minutos del final, cuando todo estaba abierto, incierto para los dos equipos, con empate en el marcador, recién conseguido por el Barcelona. Agarró la pelota, le hizo un túnel al brasileño Ferrao y conectó un punterazo de campeón para el Inter.

Los madrileños se abrieron el marcador con un tanto de Gadeia que le valió para ir por delante hasta que a cinco minutos de la conclusión, con una maniobra escorada de Roger Serrano que reequilibró todo hasta que irrumpió Ricardinho: túnel a Ferrao, 2-1 y campeón de la Liga.