"Disfruto ganando a otra persona, el juego que sea me da igual". Ésa fue una de las muchas perlas que dejó Alfonso Aguirre Rodríguez, Mithy, en el encuentro que protagonizó en la tarde de ayer en la Escuela de Ingeniería Informática, ubicada en el Campus de Tafira, demostrando así el gen competitivo que le ha llevado al éxito. El joven grancanario, de 23 años y campeón de Europa de League of Legends, es uno de los referentes españoles en el mundo de los eSports, "el futuro que ya es presente", como se escuchaba en este acto auspiciado por eSport Talent Canarias con la colaboración de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y Up2U Project.

El numeroso público congregado en el acto, compuesto por jóvenes, padres, docentes y profesionales de distintas ramas, aprovechó su presencia para clarificar dudas personales y generales sobre la actualidad de los efervescentes deportes electrónicos, y también para conocer más de cerca al que muchos de los presentes tienen como ídolo.

Se esperaba que en este encuentro el gamer profesional anunciara su fichaje por uno de los equipos punteros de League of Legends en Estados Unidos. Pero el joven grancanario emplazó a "este finde" a sus fans para dar a conocer oficialmente su próximo destino.

Mithy se mostraba muy cercano con las alrededor de 200 personas que siguieron en directo su intervención -no se pudieron atender todas las peticiones de asistencia-. Con toda amabilidad y sin evitar ninguna cuestión, respondía con buen talante a cada uno de los variados temas con los que sus seguidores intentaban desentrañar las claves de su éxito en los eSport y su visión como jugador de prestigio de esta especialidad.

Este encuentro tuvo como maestro de ceremonias a Miguelo Betancor, coordinador eSport Talent Canarias, quien estuvo acompañado por José de Matías, profesor y especialista eSports del Valencia, y Oliverio Santana, director de la Escuela de Ingeniería Informática de la ULPGC.

En la mesa destacó la presencia de Alicia Rodríguez, la madre del protagonista, que relató episodios de la vida de su hijo en su trayectoria desde niño aficionado a los videojuegos hasta convertirse en profesional, apuntando opiniones muy instructivas sobre todo de cara los padres.

Sobre el futuro de los eSports en Canarias, Mithy no se quiso mojar: "Prefiero mantenerme al margen y que las cosas surjan, únicamente me centro en jugar y hacer bien mi trabajo". Más contundente se mostraba su progenitora: "El deporte electrónico es un fuego, y si no espabilamos vamos a perder el calor. Esto va muy, muy rápido y debemos ponernos las pilas para no perder una oportunidad de oro".

Alfonso Aguirre relataba el momento en que decidía dar el salto al profesionalismo. Declaró que fue en su primer año de universidad en Inglaterra, donde comenzó la carrera de Programación de Videojuegos. Este mundo le ofrecía oportunidades únicas y decidió tomarse un año sabático en los estudios para probar. No volvió a retomarlos pero, eso sí, confiesa que siempre fue "con pies de plomo y con un plan B".

No recuerda Mithy lo que le animó a competir contra otros jugadores a través del ordenador. Jugar contra una máquina, con un patrón determinado "me aburría". "Cuando por primera vez competí on line me di cuenta de que esto era lo que realmente me gustaba", declara.

Sobre la clave para ir mejorando en las competiciones, el gamer profesional reconoce que "veía vídeos de lo que hacía otra gente". "Cuando juegas mucho vas reconociendo patrones. No juegas por jugar, ni por divertirte, sino pensando qué haces y por qué haces una cosa bien o mal", explica Alfonso Aguirre.

El joven grancanario no sabe explicar los valores que le han transmitido a lo largo de su carrera profesional los eSports: "Es difícil. Me resulta complicado palpar lo que he aprendido. Eso sí, tengo claro que si hubiese continuado con mi carrera no me sentiría realizado en un 90%, mientras que como jugador me faltaría entre un 10 y un 20% por crecer como persona. He aprendido cosas que no las había podido aprender de otra manera".

Mithy afirma que ha tenido la suerte de "contar con el apoyo de mis padres". Explica que cuando tenía entre 14 y 17 años "no sabía controlar mis emociones" y a lo mejor se necesita en situaciones así tener al lado a "gente que te guíe", una especie de "hermano mayor". "En mi caso, me busqué el camino yo solo, pero pude acabar fatal", confiesa Alfonso Aguirre.

Para este jugador, el profesionalismo en España en materia de eSports se encuentra "bien encaminado". "Se va por el buen camino y pronto habrá más españoles que den la talla", responde confiado.

A la hora de señalar al mejor equipo del planeta, no duda en mencionar al Samsung Galaxy, campeón del Mundial 2017 de League of Legends, y a la hora de citar a los mejores jugadores, considera que "elegiría a los del Samsung y yo como entrenador". Preguntado sobre cuántos años le quedan, se mostró contundente: "Hasta que pueda competir al máximo nivel, hasta que siga pensando que soy el mejor; cuando piense que hay alguien al que no puedo ganar, lo dejaré".

También dejaba reflexiones interesantes la madre de Mithy como profesional en cuanto al trato diario y a la educación de un hijo que desde muy pequeño se volcaba en los videojuegos. Rememoró cuando le tocaba traerlo a la capital para reunirse en un local de Tomás Morales a jugar con otra gente a las cartas mágicas, "un sitio tremendo". "Gente mayor que él, rara, con vaqueros desgastados, camisetas con calaveras y gafas de culo botella. Mi hijo con 9 años y los otros con 17. Luego me di cuenta de que era un club de cocos y a partir de ahí fue mi guardería particular".

Alicia Rodríguez comenta que "veía el lado didáctico" de los videojuegos, aunque también recuerda sus ataques de ira que le llevaban a tirar las cosas contra la pared. "Entonces compré un mapa grande y lo puse para que conmigo fuese marcando el país donde estaba la gente con la que jugaba. O lo veía cómo aprendía inglés y alemán mientras se enfrentaba contra otros jugadores", relata la madre.

"Seguía mis consejos, estudiaba, no veía razones para preocuparme, pero no abandonaba al niño delante del ordenador, iba chequeando lo que hacía", expuso. Recomienda "paciencia" porque existen edades muy malas "como de 13 a 16 años", pero luego existe un cambio: "Te enseñan más de lo que hacen en el videojuego, tienes conversaciones más lúdicas". Piensa la mamá de Mithy que entre los padres e hijos aficionados a los videojuegos falta comunicación, "algo muy importante". "También se necesita un mayor entendimiento, porque muchos de los padres opinan sin saber ni siquiera lo que es. Para mí, todos ustedes -dirigiéndose a los jóvenes presentes- son eminencias y para otros padres, unos friquis".