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Fútbol sala El reportaje

El sueño de una estrella magiar

El ala Akos Harnisch confiesa que vino al Gran Canaria para jugar "en la mejor liga del mundo"

Akos Harnisch, jugador del Gran Canaria, ayer en el Juan Beltrán. TONY HERNÁNDEZ

El húngaro Akos Harnisch se vino de Erasmus a Gran Canaria. Quería pasar un año en la Isla para poder cumplir un sueño: "Jugar en la mejor liga del mundo". Luego, una vez transcurrido ese tiempo y cumplido uno de sus últimos objetivos deportivos, volvería a su país, algo que sucederá una vez concluya la temporada a finales del próximo mes de abril. Sabedor de que no fichaba por un club tan exitoso como el de su procedencia, prefirió aún así ser cola de león a cabeza de ratón, o lo que es lo mismo, pasar de un equipo potente en un campeonato inferior a otro sin mayor aspiración que la permanencia pero en el torneo nacional más exigente del planeta.

"Después de haber jugado ocho temporadas en Hungría con el Gyor Raba ETO, de ganar siete Ligas, siete Copas y ocho Supercopas, y de haber sido internacional 110 veces, sólo me quedaba jugar en la mejor liga del mundo. Vengo, lo doy todo durante un año y me vuelvo porque es lo mejor para mi familia", asegura el ala húngaro con absoluta convicción.

Su llegada a Gran Canaria se produjo a través de unos contactos españoles sobre los que no quiere profundizar demasiado, pero sobre todo, producto de un pacto con su mujer. "Ella trabaja en Austria en un empleo muy bueno. Debido al embarazo, pudo estar de baja dos años, pero ahora debe regresar. Éste era mi sueño y por eso tanto mi mujer como mi hija me han acompañado, pero sé que lo mejor para nosotros, por muchos motivos, es volver a casa".

A sus 30 años, considera que está en el ocaso de su carrera aunque cree que está en condiciones de jugar "una o dos temporadas más" como futbolista profesional. Luego, tiene claro lo que hará: "Mi padre tiene una empresa de tractores y trabajaré con él". Pero antes de todo eso, lo que quiere es "ayudar al equipo a mantener la categoría".

De momento, el equipo de Suso Méndez es antepenúltimo y está fuera de los puestos de descenso. Hoy (19.00 horas, pabellón Juan Beltrán) recibe al Zaragoza, contra el que está convencido de que marcará su primer gol con el representativo grancanario. "Sólo me falta marcar goles. Siento un poco de presión y no me siento bien con ello. Tengo que romper el hielo con un tanto. Yo lo intento, pero no llega", confiesa Akos resignado.

Diferencias entre ligas

Nada más disputar sus primeros partidos entendió que la liga española iba a ser muy diferente a lo que estaba acostumbrado. "Después de los primeros amistosos me di cuenta de que iba a ser duro, y eso que no eran equipos de Primera División. Aquí se juega a una velocidad mucho mayor que en Hungría. Pero ya me siento adaptado", sostiene el húngaro.

Incluso, considera que "el campeonato español es más difícil que la Liga de Campeones porque cada equipo juega de una manera diferente y tienes que adaptarte. En la Champions, como los grupos son de cuatro, sólo tienes que analizar bien a tres rivales y jugar".

Akos está perfectamente integrado al grupo. "No me siento extraño. La primera vez que entré en el vestuario todos fueron muy amables y el ambiente siempre es muy divertido", garantiza el jugador, que tiene su propia opinión sobre la situación del equipo.

"Un día jugamos bien y ganamos, otro día jugamos mal y nos meten ocho. No somos capaces de jugar al mismo nivel siempre. No entiendo lo que nos pasa. Hacemos el mismo trabajo durante la semana, somos los mismos jugadores, ejecutamos la misma táctica y, sin embargo, unas veces jugamos bien y otras no".

Harnisch deja claro, siempre con su sonrisa imborrable y en tono de broma, que no es porque no entienda las órdenes del técnico Suso Hernández, del que dice que "habla mucho. Cuando explica la táctica lo entiendo todo porque en Hungría tuve un entrenador español durante seis años, además de varios compañeros".

"Es un gran tipo. Me habló muy bien del equipo y me enseñó la Isla en mi primera semana aquí. Mi hermana, que habla español, vino conmigo y hacía de traductora", resalta Akos sobre su entrenador.

El húngaro aprovecha cada día de su estancia para conocer Gran Canaria, en la que asegura sentirse muy a gusto. "A mi hija de 20 meses le encanta correr en la playa. Mi mujer tiene una amiga húngara aquí y quedamos mucho para cenar. También quedo con algunos compañeros, así que puedo decir que tengo amigos. Hace dos semanas, mis padres y mi hermana estuvieron por aquí y recorrimos el Sur. Hay mucho húngaro ahí, unos 2.500", asegura la estrella magiar. Akos ya ha cumplido su sueño. Ahora le queda un deseo: "Dejar al equipo en Primera División".

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