¿Con qué se queda de esta edición número 57 del Blume Gran Canaria?
Con la satisfacción de haber captado tanta atención internacional hacia Gran Canaria.
¿Cuál era el reto principal? ¿Se ha cumplido?
Principalmente era llevar la práctica de la gimnasia al mayor número de municipios posible y creo que lo hemos conseguido. El festival Blume no sólo significa participar el día de la exhibición, sino animar e ilusionar a un equipo para que esté practicando gimnasia desde antes con el objetivo de prepararse.
¿Cuál es el estado de salud de la gimnasia en Gran Canaria?
He estado hablando tanto con el presidente de la Federación insular -Juan José Rodríguez- como con la presidenta de la Federación canaria -Nany Cabrera- y me cuentan que en cuanto a licencias y actividad están a un nivel bastante aceptable. Ellos desean ampliarlo aún más con proyectos ambiciosos.
¿Cuál es el impulso que necesita la gimnasia para crecer?
La creación de un Centro de Alto Rendimiento. Sería el puntazo final para volver a subir un peldaño y dar un salto cualitativo en la gimnasia en la Isla. Gran Canaria carece de esa instalación. Eso es lo que falta para que la Isla sea un referente nacional e internacional en este deporte.
¿Cree que su padre estaría orgulloso de su labor?
Por supuesto. Sobre todo porque nueve años después de su muerte hemos conseguido que se mantenga el Blume.
De estos nueve días, ¿con qué momento de queda?
Con dos, uno nacional y otro internacional. El de fuera, claramente fue la acutación de Los Espartanos. Ver aquí el show televisivo que montan fue bastante impactante para mí. A nivel nacional me quedo con el equipo del Echeyde, de Tenerife, que hizo una exhibición con un gusto tremendo. Me gustaría, además, resaltar la labor de su entrenadora -Mency Calixto- porque sabe mover masas, en este caso a unas 70 personas, con un gusto realmente impactante.
