"Me han dicho que una se lo pasa muy bien". Con esa frase, Ana Afonso, que se estrena este año en la Hospital Perpetuo Socorro San Silvestre, explica uno de los motivos por los que ha decidido apuntarse a la decimosexta edición de la carrera popular. No es el único. De hecho, todos y cada uno de los participantes coinciden en destacar el carácter solidario -toda la recaudación será destinada a diferentes ONG- como causa suprema, pero no menos cierto es que la diversión se antoja como elemento fundamental para animarse a correr.

Así lo cree José Alberto, que como tantos otros cientos de personas retiró su camiseta, dorsal y chip ayer, en el primer día para poder hacerlo. "La San Silvestre es especial porque se corre en un entorno familiar, de alegría y de algo muy autóctono de aquí como es el Carnaval, porque casi todo el mundo va disfrazado o lleva puesto encima algún elemento carnavalero", destaca el corredor, que participará por quinto año consecutivo.

En la carrera, que se celebra cada 31 de diciembre, también van a participar Víctor Feria y Eva Martín, marido y mujer, que este año van a correr por primera vez con sus dos hijos aprovechando que todos están de vacaciones. "Corremos por dos motivos: el primero, porque es una carrera solidaria, y el segundo, porque participaremos toda la familia", asegura el padre con cierta emoción.

El niño veloz

Como la que tiene Eva por ver a su hijo de dos años estrenarse. A pesar de su corta edad, está convencida de que no tendrá que tirar de él. "Yo creo que el niño correrá casi más que la hermana (ríe). Vamos, que por lo general nosotros tenemos que correr detrás de él, así que creo que nos va a dejar atrás él a nosotros", bromea. "600 metros los hace en nada", añade Víctor.

El hecho de que la HPS San Silvestre se celebre el 31 de diciembre añade, para muchos, cierta emoción al evento. "Para mí, el último día del año siempre es el primero del siguiente, por lo que empiezo el nuevo con alegría y buen rollo", asegura José. "Como termines, empiezas", sentencia. Y eso sí, "después de la carrera, unas cervecitas".

Aunque en menor medida, hay quienes también se toman el evento como una manera más de hacer deporte ese día, a pesar de que ello pueda conllevar algún riesgo. "Como me lesione, a ver cómo voy a partir el año, aunque bueno, si me lesiono será en un pie o en un brazo y no en la boca, por lo que no voy a tener problemas para tomar las uvas", vacila Ana.

"También lo hacemos para que los niños se motiven con el tema del deporte, para que vean que otros niños corren al mismo tiempo con ellos", señala Eva, que tiene pensado preparar una comida más ligera ese día para que ninguno de los cuatro se sienta pesado a la hora de correr.

La cena sabrá mejor

Sea por practicar deporte o por diversión, Ana confía en que la cena después del ejercicio le sentará mejor: "Me tomaré un paracetamol para las agujetas y luego ceno con mi marido, que es el que prepara la comida", asegura entre risas.

"Las otras carreras son más competitivas, y como yo nunca voy a quedar entre las tres primeras, prefiero correr esta", bromea. En todo caso, lo que no faltará, aseguran todos, serán las risas.