De la Universidad de Cambridge al desierto africano. De los inicios del fútbol en Gran Bretaña al showbusiness del balón. En medio de esa evolución, la pureza del deporte. La alegría por dar una patada a una pelota, hecha de cuero, plástico o un simple calcetín envuelto. Esos amigos que se reúnen para echar una pachanga en la cancha del barrio. Dhakla, una ciudad costera en la zona del Sáhara Occidental, vive estos días la sensación de acoger a cuatro selecciones amateurs del fútbol sala y tratarlos como si se tratasen de auténticas estrellas. La resistencia del fútbol modesto aún pervive.

A mediados del siglo XIX la sociedad inglesa se encontraba sumergida en un ambiente muy violento. En las facultades de Inglaterra se decidió que la mejor solución para apaciguar la sangre caliente británica sería la práctica del deporte. La semilla del fútbol, tras desmarcarse del rugby, germinó hacia lo que un siglo y medio después se ha convertido en una de las mayores industrias económicas del planeta. A raíz de los estereotipos representados en los actuales ídolos del balón, la inocencia del fútbol se ha ido diluyendo.

Aún con la sombra alargada del fútbol de élite sobrevolando por medio mundo, existen reductos geográficos en los que la sociedad se desvive por la práctica del deporte rey sin necesidad de inversiones millonarias. Dakhla se ha convertido durante el fin de semana en el epicentro del fútbol sala en la zona sahariana. La población de esta ciudad autónoma, reconocida hasta 1978 como Villa Cisneros, vive con expectación y cariño la llegada de tres equipos modestos que intentan emular a los Ricardinhos y Falcaos sobre el parqué del Pabellón Salem (traducido del árabe, 'De la paz').

El cuadro del campeonato lo conforman la UD Tuineje de Fuerteventura, el FC Noadibu de Mauritania y el Linguere de Senegal junto al equipo local Juventud Ausserd, que han provocado que el recinto de juego se llenase con los más adeptos de este deporte.

Pasión por el balón

La región africana, con más de 187.000 habitantes (en 1995 había menos de 7.000), emana fútbol por todos sus poros. En cada rincón de la ciudad se iluminan las televisiones de cualquier tipo de comercio, puesto ambulante u hogar en el que visualizar la actualidad del balón internacional. El sábado, precisamente, varios fueron los locales que simultaneaban la emisión del partido de la UD Las Palmas junto a un Liverpool-Bournemouth de Premier League. El dolor amarillo tras la derrota ante la Real Sociedad también llegó hasta el continente vecino.

Al llegar la noche, cuando la actividad en la villa empieza a aflorar, tuvo lugar la recepción y bienvenida de las cuatro escuadras. Cualquiera que pasara cerca del Palais Royal del Boulevard Sidi Ahmed podía reconocer que algo gordo estaba ocurriendo en sus salones. Trompetas, melodías árabes y numerosos agasajos para mostrar la cara más amable a los jugadores llegados desde distintos puntos de África. La aglomeración de espectadores fue a más a medida de los aplausos que recibían con la presentación de los equipos. Un jolgorio para unos jugadores que se sintieron las estrellas más aclamadas del momento.

Los miembros de la UD Tuineje, en defensa del honor canario, no daban crédito ante tanta expectación. Miguel Andújar, más conocido como El Canillas, expresaba su sorpresa. "Cuando nos dijeron la semana pasada que teníamos que venir a jugar no creíamos que esto fuera así. Por cómo nos están tratando tenemos más responsabilidad cuando juguemos", explicó el cierre majorero.

Paso firme

Además de Andújar la escuadra de Fuerteventura estuvo formada por Jesús Miguel Pérez, Juan Agustín Martín 'Purito', José Marrero 'Litri', Iván Saturio, Agustín Saa, Iván Andújar, Raimundo Romero y Gregorio Pérez 'Lolo'. Todos ellos a cargo del entrenador y responsable de esta selección, Jesús Camejo. Quien, además, considera el territorio del desierto como su segunda casa. "Me crié en El Aaiun y viví doce años allí, para mí el Sáhara es también mi tierra", subrayó el encargado majorero.

Un grupo de amigos que llevan jugando desde pequeños en distintos equipos de la Isla y que se juntan en el Tuineje para jugar al fútbol sala. Algunos de ellos llegaron a formar parte de equipos profesionales. Gregorio Pérez, el más destacado, jugó a finales de los noventa en el Pájara Playas de Jandía. "En la buena época", indica el majorero. Para el delantero de la Isla Larga, representar a Fuerteventura en el Sáhara es una responsabilidad enorme. "Yo, que lo más que hice fue salir en el PC Fútbol 98, que me den esta oportunidad es un sueño", expresó a carcajadas.

La grada del Pabellón Salam estuvo inundada por camisetas de las grandes ligas. Afuera, decenas de niños levantan polvo detrás de un Mikasa. Contrastes. Corretear con una sonrisa en la cara mientras ondea el nombre de Ronaldo a la espalda sobre un terreno en el que la mejor de las chilenas no sería lo más recomendable para estos cuerpos en crecimiento.

El comienzo del torneo le tenía preparada una sorpresa más a los jugadores. Como si se tratase de un torneo a escala mundial, fueron presentados mientras entonaban los himnos de cada nacionalidad. Con cierta sorpresa entre los canarios, al escuchar la Marcha Real cuando les tocó el turno del español. La cancha, abarrotada de amantes del fútbol, les jaleaban entre tambores y vuvuzelas (el Mundial de Sudáfrica 2010 sigue percutiendo tímpanos). Incluso, algunos saltaban a la pista para tener una foto con los responsables de llevar el espectáculo a sus ojos deseosos de ver fútbol en directo. Una simbiosis de humildad y devoción deportiva en una cancha en mitad del desierto sahariano.

No les fallaron los dos equipos llamados a disputar la final de esta tarde. El conjunto local, Juventud Ausserd, se enfrentará por el trofeo del IV Torneo Internacional en memoria de Brahim Hmedia contra la UD Tuineje.

Los marroquís vencieron 6-2 al combinado de Mauritania en el primer encuentro de la tarde. Mientras, los majoreros, en una disputadísima semifinal contra la escuadra senegalesa consiguió ganar 1-2, con remontada incluida, gracias a los tantos de 'Purito' y de Rai, éste en una magnífica combinación de falta indirecta en la que el de Fuerventura golpeó el balón dejando atrás una tormenta de gofio sobre el desierto.

Esta tarde, la esperada final volverá a concentrar a los cientos de fieles por el balón en el Pabellón de la Paz. Ansiosos de volver a fotografiarse o simplemente recibir un estrechón de mano de estas ya denominadas estrellas humildes del balón.