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La tortura de volver a casa

El Rocasa, debido a las retenciones de tráfico en su viaje por carretera desde Lublin a Varsovia, pierde todas las conexiones de regreso

Algunas jugadoras del Rocasa Gran Canaria, aún sonrientes, posan en un piano en el aeropuerto de Varsovia. La espera resultó larga y tediosa en la capital polaca. EDU LÓPEZ

Silvia Navarro, la más ilustre de la expedición, lleva miles de horas de vuelo a sus 39 años. Cuenta que ya casi no recuerda lo que es estar en un aeropuerto por puro placer. En una carrera bajo los palos tan larga como prolífera, el avión se ha convertido en su modo de vida. En el día de ayer, la guardameta internacional española vivió un día de esos que le costará olvidar entre avisos por megafonía de salida de vuelos y el trajín que se concentra en las tiendas duty free.

Porque el Rocasa Gran Canaria, después de perder la EHF Challenge Cup en Polonia, vivió una vuelta a casa de lo más rocambolesca que culminará en la mañana de hoy. Una auténtica odisea que comenzó en Lublin a las 5.30 de la madrugada del lunes y que tendrá fin cuando cada una de las jugadoras del equipo de Telde abra la puerta de su casa. Y es que la expedición perdió el primero de los tres vuelos que le debían trasladar desde Polonia a la Isla. Un retraso que cambió por completo el itinerario del viaje.

El infierno se inició en las carreteras polacas. Los 170 kilómetros que unen Lublin, al este del país, con Varsovia, la capital y el lugar desde donde salía el vuelo del equipo, sepultaron el plan de viaje trazado. Ese trayecto que se completa de manera habitual en poco más de dos horas y media, casi tres -así fue el sábado en la ida hasta Lublin-, se convirtió en una odisea de cinco horas en un pequeño microbús.

El Rocasa paró el cuentakilómetros de aquel vehículo en la entrada del aeropuerto de Varsovia a las 10.30 horas. Diez minutos antes, el vuelo que llevaba al equipo a Frankfurt para después continuar a Madrid y seguir hasta Gran Canaria partió sin la expedición.

El denso tráfico que rodea a la capital polaca en todos sus accesos -todos sin excepción- hizo imposible que se llegara a tiempo. Y eso que el grupo salió con casi cinco horas de antelación a la salida del avión.

Plan B activado

Yubal Moreno, gerente del club, se afanó en intentar poner una solución al desaguisado. Hasta Francisco Blázquez, presidente de la Federación Española de Balonmano, intentó intermediar para que el vuelo no se marchara sin el equipo. Consiguieron apurar la hora del cierre de la facturación, pero ni así.

El club se puso en contacto con su agencia de viajes para buscar una solución. La encontró, dentro de sus posibilidades, con un vuelo a Barcelona a las 21.00 horas desde Varsovia. Pero llegar a Gran Canaria tendrá que esperar. El equipo de Antonio Moreno, si no ocurre ningún imprevisto, podrá desayunar en casa. Y es que a las 8.30 horas el Rocasa por fin pisará la Isla. En total más de un día para coger su cama.

87 vuelos en esta temporada

Detrás se quedan horas y horas entre los asientos de los aeropuertos. Un tiempo que da para una tesis de cómo matar el tiempo entre esperas. Las cuentas de Antonio Moreno, entrenador y presidente de la entidad, no fallan: ya van 87 vuelos en esta temporada.

La capitana del equipo, María González , también echa sus cuentan. Los retrasos y alguna cancelación de última hora no fallan en su memoria. Por ejemplo, recuerda cuando en 2010 el volcán islandés Eyjafjallajökull dejó sin vuelos a parte de Europa y al Rocasa atrapado en Bilbao para solucionar su vuelta al Archipiélago por Madrid. Otra odisea.

Como todo podía empeorar algo más, el vuelo hasta Barcelona se retrasó más de una hora sobre lo programado. La hora prevista de llegada hasta la Ciudad Condal pasó a la 1.00 de la madrugada. Otra piedra más en el camino.

La historia dejará sus efectos colaterales. En lo deportivo, el Rocasa Gran Canaria juega mañana ante el Atlético Guardés en el Pabellón Antonio Moreno de Las Remudas, partido correspondiente a la competición liguera.

Pero en lo personal, aquel vuelo que se escapó de Varsovia deja sus intrahistorias. Por ejemplo, Sayna Mbengue tenía hoy un examen de Matemáticas para su titulación en Educación Primaria a las 8.00, al que no llegará. Mela Falcón y Carmen Toscano no podrán acudir tampoco a sus prácticas para sus diferentes titulaciones.

A Tiddara Trojaola, maestra, se le hará dura la tarde en el colegio. Es el precio por bailar con la gloria de la élite en el balonmano femenino. Un desgaste oculto que no se ve, pero que existe. El sábado, el Rocasa tiene en Ibiza su última parada del año, y ya sus jugadoras y el cuerpo técnico rezan para que todo salga según el plan inicial.

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