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Lucas, internacional de rebote

A sus 38 años, el pívot grancanario, que jugó 12 temporadas en equipos tinerfeños, ha defendido estos días los colores de Gibraltar en el Europeo de pequeños países

Lúcas Pérez, en medio de uno de los partidos del Europeo disputado esta pasada semana. FIBA

Para su segunda temporada en la entonces denominada LEB 2, allá por el curso 03/04, el CB Canarias pescó en el filial del Gran Canaria a Lucas Pérez, un pívot que había brillado la campaña anterior en la EBA y que, de aurinegro, iniciaba un periplo en el basket tinerfeño que se iba a prolongar durante 12 años. San Isidro, Tacoronte y RC Náutico también contaron de su oficio, tanto en EBA como en Primera Autonómica. Un obrero más del basket que disfrutaba del mundo de la canasta como una afición mientras se ganaba la vida, a diario, en otra profesión. Y gracias a esa obligada dedicación paralela al deporte este grancanario ha acabado siendo internacional... ¡con Gibraltar!

Un traslado laboral clave. Tras sus dos temporadas en la LEB 2, la EBA obligó (y permitió) a Lucas simultanear los entrenamientos y partidos con un trabajo algo más serio. La refinería de Cepsa en Santa Cruz fue su destino como operador, más concretamente desarrollando las labores de bombero. Cuerpo y presencia no le faltaban para ello a sus fornidos 205 centímetros. Sin embargo, la crisis en el sector obligó a la petrolera a realizar varios parones de su actividad durante 2014 y finalmente llevar a cabo un expediente de regulación de empleo en el que se vio envuelto Pérez. "Era irnos para la calle o recolocarnos en otro lado, y antes de quedarme en paro decidí trasladarme a la refinería de Gibraltar-San Roque", recuerda el jugador isleño que en su nuevo destino no quiso dejar de la lado su pasión por la canasta. "En La Línea conocía al director técnico de su equipo y me enganché", comenta sobre un conjunto, la ULB, que llegó a jugar fase de ascenso a la LEB Plata.

Cruzando la frontera a diario. Dualidad, la del trabajo y el deporte, en la que Lucas decidió, a principios de 2017, bajar una velocidad y "medio" retirarse. "La verdad que estaba cansado de tanto viaje, y coincidió que el que es entrenador de la selección de Gibraltar, Adam Cassaglia, me propuso jugar allí. Y como vivo a cinco minutos del Peñón, me decidí por el cambio", explica el grancanario, enrolado en las filas del C. S. Bayside Argus, uno de los ocho conjuntos de la primera gibraltareña, y con el que ha logrado ya ser campeón de una liga y dos copas. Allí, en medio de "un nivel que no es del otro mundo, quizá a la altura de una Autonómica, y con muchos jugadores de más de 35 años", Lucas mata el gusanillo.

Una propuesta inesperada. La de pasar al otro lado de la frontera para entrenar y jugar parecía simplemente una anécdota para Lucas. Hasta que un día la propusieron algo más. "Se ve que como sucede con Andorra, en Gibraltar pueden coger a jugadores que vivan en un radio de unos 20 kilómetros, a lo que se sumó que yo llevo tres años trabajando en el Campo de Gibraltar, más de un año jugando allí y además colaboro con un colegio", cuenta Pérez, que no terminó de creerse que pudieran nacionalizarlo gibraltareño. "Ellos me decían que se iba a aprobar todo, pero hasta hace dos semanas no me lo creí".

"Yo ya estaba para retirarme". Un inesperado y sorprendente cambio en su pasaporte con un fin principal, que Lucas pudiera defender los intereses de este pequeño macizo rocoso en el Campeonato de Europa de los pequeños países, una especie de tercera división continental y que esta última semana reunió en San Marino a siete selecciones, entre ellas Gibraltar. "Quién me iba a decir a mí que iba a estar jugando un Europeo", reconoce Pérez sobre un torneo que admite "desconocía". "Yo ya estaba para retirarme, dando mis últimos coletazos ayudando a la ULB y en Gibraltar. No soy Olajuwon, pero se ve que gusté a la Federación y apostaron por mí; esto es una flipada", añade sobre esta nueva experiencia.

Las vicisitudes con el idioma. Afirmaciones, las de Lucas, con un marcado acento andaluz, ya que "después de tres años es normal que se peguen varias expresiones". Autodefinido como "un chicharrero de adopción" (y sin olvidar a los amigos que dejó en Tenerife y concretamente en el RC Náutico, caso de "Rober de la Rosa, Nano González, Juaan García, Luisón Delgado...") lo que sí admite el jugador isleño es que lleva "medio perro" aquello del inglés, aunque trata de "aprenderlo rápido o al menos entenderlo de la mejor forma posible". "La verdad que pensé que me iba a ir peor", aunque va llevando como puede "el famoso llanito" dialecto común al Campo de Gibraltar en el que "cuatro palabras son en inglés y dos en español". Con mejor o peor dialecto, Lucas disfruta a lo grande de su madurez deportiva con este Europeo de clase C. El colofón a su carrera, o al menos ese es el propósito, "jugar un año más en la Línea y disputar con Gibraltar el próximo verano los Island Games, una especie de miniolimpiadas con 24 pequeñas islas y territorios similares. Otra experiencia, que a buen seguro y como la de esta pasada semana, será "única y maravillosa", al alcance de muy pocos, y que Lucas guardará "para el resto" de su vida.

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