Puede resultar demasiado sesgado decir que una sola jugadora, en este caso Liz Cambage, decide la suerte de un partido entero. Pero la afirmación no es nada descabellada con la interior oceánica en el España-Australia de ayer. La pívot resultó determinante para que las de Lucas Mondelo no estén hoy en la final de esta Copa del Mundo, por mucho que apretaron los dientes una y otra vez, por mucho que llegaron a disponer de hasta ocho puntos (58-50) al inicio del último acto, o de tres (64-61), con cuatro minutos por delante. Pero es que el partido fue diametralmente diferente con ella jugando o descansando. En pista, sembró el terror atrás y fue casi imparable delante; en el banco, España vio una autopista hacia el triunfo. Pero esos paréntesis duraron poco más de nueve minutos, y aunque en los 31 restantes las interiores hispanas trataron de desactivarla en el cuerpo a cuerpo, el peaje de las personales resultó demasiado costoso. Con Ndour y Nicholls ya en el banco, Liz puso la puntilla y dejó a España con la miel en los labios.

Una astuta defensa de Nicholls, sacándole falta en ataque a Cambage, y Ndour, en el otro lado, sacando lejos del aro a la gigante australiana, parecieron marcar el camino. Pero las sensaciones se quedaron en eso, porque España apenas pudo producir, principalmente porque buena parte de sus ataques llegaban casi siempre al filo de la posesión de 24. Todo lo contrario que las oceánicas, que no tardaron mucho en dar con su referencia interior, o bien circular bien el balón para encontrar a Allen en una esquina (5-11). Tras cuatro minutos jugados Mondelo se vio obligado a pedir tiempo, pero la selección mantuvo su tendencia errática. No le entraron los triples, no le funcionó la zona 2-3, tampoco fue capaz de cerrar su propio rebote y apenas tuvo segundas opciones bajo el aro ajeno (3-13 en el global de rechaces en ocho minutos).

Con Cambage ya en velocidad de crucero anotando (nueve), reboteando (cinco) y asistiendo, Australia se disparó hasta el 6-21. Pero como en el duelo de cuartos, Mondelo encontró la solución en una segunda unidad liderada por Xargay y Cruz que no solo le dio a España un punto más de agresividad defensiva, sino que además permitió a España correr, la mayor y casi única vía de agua que encontró en su rival, toda vez que pudo explotar la capacidad de Ndour de correr por la calle central (13-21, 9').

El filón de Casas y Xargay tuvo su continuación en el inicio del segundo acto, esta vez con una buena circulación y ejecución en ataque posicional. A España no le daba todavía para meterse en partido, pero sí al menos para equilibrar la aportación de Cambage, que con 13 puntos mantenía a las suyas en franquicia (20-27). Pero ahí la gigante aussie se engolosinó conduciendo una contra en la que cometió su tercera personal al quitarse de encima a Anna Cruz. Y ahí las rojigualdas vieron la luz, sabiendo que podían ser más agresivas y generosas en las ayudas de sus cinco rivales, y encontrando el acierto exterior que apenas mostró en el primer acto. Así, un par de buenas defensas (con tapón de Casas) y dos triples de Torrens igualaron la contienda (30-30, 17'), algo impensable, por sensaciones y marcador, apenas 11 minutos antes.

Aviso a Australia

España se había metido de lleno en el partido y de paso le mandaba un aviso a Australia de que, con esa versión delante, mucho tendrían que sudar para poderle discutir el oro a Estados Unidos. Pese a desperdiciar hasta cinco ataques consecutivos, las de Mondelo sí mantuvieron la mordiente defensiva de los momentos anteriores, hasta el punto de llevar a las australianas a un 3/16 en tiros de campo en este segundo acto, y evitar también que las oceánicas siguieran haciendo sangre en el rebote (13-9 para España en este periodo). Un triple de Ndour (11 puntos y tres tapones) y una canasta casi sobre la bocina de Cruz dejaron a la selección en franquicia al intermedio? y a Australia con el miedo en el cuerpo.

Con Cambage ya de vuelta a cancha, España tuvo muchos problemas en el inicio del tercer acto. No tanto por contener a la gigante aussie (que condicionó tiros, evitó rebotes y creó hueco para un triple de Allen para el 37-42), sino por los daños colaterales sufridos para minimizar su producción. Primero fue Gil la que se puso con cuatro faltas, antes de que llegara la tercera de Ndour y de Nicholls, y apenas un par de minutos después, a la inversa, la cuarta de ambas. El plan para intentar atar en corto a la MVP del campeonato (10/11 en tiros libres y 22 puntos) parecía desmoronarse por momentos con 13 minutos por delante (40-43), si bien la selección se agarró a la garra de de Ndour, una puerta atrás de Torrens y los grandes minutos de oficio de Bea Sánchez, que no solo produjo delante sino que incluso le sacó la cuarta, en ataque, a Cambage.

Y como había ocurrido justo antes del intermedio, el descanso forzoso de Cambage hizo que España viera los cielos abiertos. Una selección, la de Mondelo, cada vez más parecida a la del epílogo contra Canadá, cargada de entrega (varias buenas defensas para seis pérdidas en ese acto de Australia), confianza (el triple final de Palau) y también un pelín de suerte, toda vez que las aussies estuvieron negadas desde el 6,75. Un parcial de 12-2 dejaba a España ocho arriba con 10 minutos por jugar (58-50).

Situación de alerta para las oceánicas, cuya entrenadora, Sandy Brondello, tuvo que recurrir a Cambage. Acción-reacción. Y es que la pívot cortó de cuajo la producción ofensiva de España y participó de forma directa en todos los puntos de un parcial de 0-9 (58-59). Las rojigualdas tardaron tres minutos en recuperarse, si bien al triple de Ndour le siguió la quinta falta de la grancanaria de adopción (61-59).

Minutos decisivos

Con la tensión, las muñecas se encogieron y la producción ofensiva bajó muchos enteros. En un juego cada vez más embarrado hubo técnica a Cambage, la quinta de Nicholls y muchos tiros errados. Fallos a partes iguales que mantenían también el equilibrio máximo en el electrónico (64-64, a 3'30"). Cambage generó el pánico en la zona (dos tapones) y George sumó cinco puntos seguidos (dos libres y un triple) para poner a España contra las cuerdas (64-69) a dos minutos del final.

Tras canasta de Palau, España pudo ponerse a uno, pero no estuvo atinada tras un robo y permitió a Australia poner la puntilla. De nuevo Cambage. Otra vez como si se estuviera quintando de encima a niñas. Fue la enésima puñalada de la pívot (33 puntos y 15 rebotes), esta vez definitiva (a 35" del final). Ahora toca restañar heridas y luchar por un bronce que, de lograrlo, sabrá casi a oro. Será hoy ante Bélgiba (17.30, Teledeporte).