El Arena de nuevo como juez. El Herbalife, que la semana pasada en dos ocasiones vio cómo su hinchada dictaba sentencia en su contra después de las derrotas contra el Efes turco en la Euroliga y con el HerbalifeIberostar Tenerife en el derbi, se presenta esta noche (20.00 horas, Movistar) en el coliseo de Siete Palmas buscando el perdón de unos aficionados que no dudaron en mostrar su malestar con sonoras pitadas a jugadores y, sobre todo, al técnico Salva Maldonado. Enfrente, el sempiterno Maccabi Tel Aviv, un clásico que aterriza en la isla también en horas bajas.

El malestar de la marea amarilla resulta evidente. La ilusión por ser partícipe de la temporada más importante de la historia de la entidad con su participación en la competición más importante del planeta tras la NBA, ha dado paso a la zozobra en apenas dos meses.

La afición, sabedora de que el potencial del Granca como club no le permitiría grandes alardes en la Euroliga, sí esperaba que los suyos demostraran una pizca más de competitividad. Y si a ello sumamos que el rendimiento del cuadro claretiano en la Liga Endesa mantiene el mismo tono gris que en el torneo continental, el descontento se torna en generalizado.

En este ambiente de frustración, la victoria se antoja como el único antídoto y la derrota, otro golpe duro de encajar en lo deportivo y en lo moral para la plantilla del Granca, que ante el Maccabi Tel Aviv inicia un carrusel de cinco encuentros que terminará el domingo de la próxima semana en el Arena contra el Movistar Estudiantes.

A pesar del momento convulso, el técnico Salva Maldonado, blanco en el que se centran las críticas, manifiesta que se siente fuerte: "Estoy bien, con dolor de estómago, el propio de mi profesión, con momentos mejores y peores, sereno, con ánimo de conseguir que el equipo mejore para lograr victorias. Convencidísimo de que eso va a ser así, aunque en cuanto a las formas hay varias de hacerlo, sabiendo dónde estoy y dónde estaba", explica.

Eso sí, el entrenador catalán del Granca afirma que no variará su filosofía. "No vamos a cambiar el tipo de juego. Sabemos qué debilidades tenemos, qué debemos mejorar y qué puntos fuertes tenemos. No estamos logrando jugar como pretendemos. Está claro que hay que mejorar la defensa", apunta.

Incidiendo en este tema, Salva Maldonado apunta que "no vamos a jugar para intentar ganar con posesiones de 24, conmigo no, vamos a jugar al estilo con el que yo me identifico y el que creo que le gusta a la mayoría de la afición, al menos cuando ganamos, pero claro el problema ahora es que no estamos ganando, pero a mí me gusta más este estilo que otros".

Aunque el rival que esta noche visita Siete Palmas, el Maccabi Tel Aviv, cuenta con un palmarés cinco estrellas -seis veces campeón de Europa-, esta temporada, como las últimas, no consigue asentarse entre los grandes de la Euroliga -su último título data de la campaña 2013-14 cuando ganó la final al Madrid- a pesar del dispendio económico que realiza cada año.

En el actual curso, con seis jornadas ya consumidas del torneo, se encuentra en el vagón de cola de la tabla clasificatoria, codeándose con tres de las caras nuevas de la competición, el propio Herbalife, Darussafaka y Buducnost.

El Maccabi, con un triunfo y cinco derrotas, iguala con el cuadro grancanario. A pesar de contar con una plantilla con jugadores de primerísimo nivel como Scottie Wilbekin, el MVP de la Eurocup la pasada campaña entre otros. También es verdad que los problemas físicos han afectado a su plantilla. Ni Wilbekin se ha librado. Ahora recupera a Tarik Black, pívot con 220 partidos disputados en la NBA. Por contra, su entrenador Neven Spahija no puede contar con Jeremy Pargo.

El cuadro israelí se presenta hoy en el Arena después de tres derrotas consecutivas, por las cuatro que lleva el Granca. La única victoria que han sumado los hebreos hasta el momento la consiguieron en su visita a la pista del Buducnost montenegrino. Con todos estos datos, el encuentro se convierte en crucial para los contendientes, pues ambos buscan despejar dudas y disipar miedos.