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Luis Enrique: del Insular al Gran Canaria

El asturiano es el único que ha pisado la Isla como jugador y como seleccionador

Luis Enrique: del Insular al Gran Canaria

Cuando dé comienzo el partido amistodo de mañana (19.45 horas, La 1) entre España y Bosnia Luis Enrique Martínez se convertirá en la única persona que habrá actuado en Gran Canaria como jugador y como seleccionador. El 18 de noviembre de 2018, por tanto, lo hará desde el banquillo. Veintidós años antes, el 7 de febrero de 1996, lo había hecho desde el césped del extinto Estadio Insular.

Fue durante otro encuentro sin nada en juego, en este caso frente a la selección de Noruega. Ese día, el asturiano disputó los 90 minutos en el equipo que entonces dirigía Javier Clemente, que dispuso un once inicial formado por Cañizares en la portería; Ferrer, Abelardo, Alkorta y Sergi en la defensa; Hierro, Donato, Manjarín, Julen Guerrero y el propio Luis Enrique en el centro del campo; y Pizzi en la delantera.

En aquella noche carnavalera también jugaron Nadal, Goikoetxea, Fran, Caminero y Kiko, el autor del único gol del encuentro (1-0). Había entrado al campo poco antes de cumplirse la media hora de juego por el lesionado Julen Guerrero y logró el tanto de la victoria al filo del descanso tras superar al portero con un toque sutil con la pierna derecha.

Entonces, Luis Enrique, que todavía militaba en el Real Madrid -ese verano terminaría fichando por el Barcelona-, era un fijo para el técnico vasco. España sumaba victorias camino de la Eurocopa de Inglaterra 96, donde el combinado nacional cayó eliminada en cuartos de final frente a la anfitriona en la tanda de penaltis. Era la época en la que la selección se estrellaba una y otra vez, en cada fase final de los Europeos y Mundiales. En definitiva, estaba muy lejos de lo que se empezaría a forjar 10 años después tras el fracaso en la Copa del Mundo de Alemania 2006.

Búsqueda de identidad

Transcurridos 22 años desde aquel partido entre España y Noruega, el gijonés regresa a la Isla como seleccionador en plena época de transición entre el núcleo de futbolistas que ganaron dos Eurocopas (2008 y 2012) y un Mundial (2010) y la nueva Roja, que tras los fiascos de Brasil 2014, Francia 2016 y Rusia 2018 busca con urgencia una nueva identidad. Porque ya no están los Xavi, Iniesta o Silva, suficiente motivo como para que el estilo de juego que tantos éxitos dio al combinado nacional, por más que duela, debe cambiar.

Y en esas se encuentra Luis Enrique, cuya selección empezó con muy buen pie -goleada a la subcampeona del mundo, Croacia, incluida (6-0)-, pero que en los dos últimos partidos se ha pegado tales batacazos -perdió ante Inglaterra (2-3) y Croacia (3-2)- que han vuelto a llenarla de interrogantes.

El primer objetivo es clasificarse para la Eurocopa de 2020. Queda tiempo. El partido de mañana no será sino una prueba más para sentar las bases de lo que debe ser el futuro de la Roja. El equipo titular que saltará al recinto de Siete Palmas distará mucho del mejor que pueda disponer el técnico asturiano: es lo que tienen los amistosos.

Lucho salta del Insular al Gran Canaria 22 años después. Pasa del césped al banquillo, pero el denominador común es uno: la selección española. Aquel futbolista luchador, guerrero y con mucho carácter ha dado paso a un seleccionador que mantiene esas mismas características desde la banda. Es anecdótico, pero desde que arranque el encuentro de mañana pasará a la pequeña historia de España en Gran Canaria como alguien único. En 1996 logró el triunfo. En 2018 busca hacer lo propio.

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