Si al Herbalife se le analizaran solo los 36 primeros minutos del partido de ayer se podría estar hablando de una exhibición en toda regla, del regreso de los tiempos de caviar en el Gran Canaria Arena, de cualquier sinónimo referido al showtime, pero en los últimos cuatro minutos, el conjunto insular se empeñó en demostrar que es capaz de desconectarse por completo de los encuentros y desubicarse del nivel que exige la Euroliga.

El Buducnost, un equipo que apenas puso resistencia hasta llegar al momento en el que el Granca le puso la alfombra roja y le endosó un parcial 0-15 para ponerse a tan solo seis puntos de diferencia cuando restaban 90 segundos para la conclusión. Consiguieron cerrar el encuentro los amarillos gracias a dos tiros libres de Radicevic, el mejor de la noche -12 puntos y 11 asistencias-, que cortó la sangría de puntos montenegrina y elevó a cinco las victorias europeas del Herbalife.

La varita mágica de Víctor García, por mucho que se empeñase el nuevo técnico claretiano en explicar que carecía de ella el día de su presentación, se ha agitado. La imagen de la plantilla insular es totalmente contraria a la que mostraba con Salva Maldonado al frente. Los jugadores que antes parecían haber perdido la calidad que demostraban la temporada pasada, han vuelto a exhibirla sobre la pista de Siete Palmas. Un parqué, que por cierto, volvió a reponerse después de los episodios resbaladizos y dejó mejores sensaciones de adherencia que en el inicio del curso.

Euroliga | Resumen Herbalife Gran Canaria 95 - 85 Buducnost VOLI Podgorica

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Este cambio de actitud en la plantilla insular, no solo individual sino en cuanto a rendimiento colectivo, ha permitido encadenar dos victorias consecutivas en la Euroliga tras el estreno de García en el banquillo (suma tres con la última conseguida con Maldonado ante el Darussafaka).

Orquesta afinada

Ya desde antes del inicio del encuentro, la afición amarilla se entregó a la causa continental. Durante la presentación de los jugadores y en especial con Víctor García, que se llevó una gran ovación.

Con el clima adecuado y con la sombra de la paliza recibida en Liga Endesa con el Real Madrid planeando, los insulares comenzaron la disputa con la intención de controlar el ritmo del partido, sin transiciones rápidas.

Con Radicevic al mando de la orquesta y tras la entrada de Pasecniks a pista por un Balvin que se llevó una reprimenda de García en los primeros compases de la contienda, se desató el Granca en ataque para concluir los diez minutos iniciales con un parcial 9-2 para dejar el 26-20 en el luminoso gracias a 7 puntos del pívot letón y a las cuatro asistencias del base serbio.

Los diez minutos siguientes sirvieron para traer a la memoria de la 'Marea Amarilla' los momentos de éxtasis a los que estaba acostumbrado y que hasta la noche de ayer no había podido disfrutar en la presente temporada.

Abrieron la lata los amarillos con un parcial 30-14 en el tanteador del segundo cuarto. Festival de los artilleros insulares que empezaron a bombardear el aro montenegrino desde más allá del arco. Eriksson cogió su fusil y acertó tres triples seguidos, a los que se unieron otro de Báez y uno más de Evans. Precisamente el americano, con una acción de 2+1 ponía el 53-30 en el minuto 19 y el público le jaleaba "¡Evans quédate, Evans quédate!", en referencia a la posible marcha del alero de Chesapeake, que podría concretarse en las próximas horas.

Otro de los actores principales de ayer fue Ondrej Balvin, quien ha vuelto a mostrar su mejor versión, y que tras el despido de Maldonado se le nota mejor cara. Trece puntos y 7 rebotes para el checo, además de incendiar los ánimos del público del Arena con los alley-oops que recibía de la pareja de bases insulares. Entre Oliver y Radicevic dieron 20 pases de canasta.

Todo era una fiesta hasta el minuto 36, cuando el Granca disfrutaba de una renta de 21 puntos (91-70) y decidió desaprovecharla en los últimos instantes para tener que cerrar el partido con los tiros libres de Radicevic y Rabaseda.