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Entrevista

Alex Txikon: "En una avalancha, lo único que haces es pelear por tu vida"

El montañero vasco buscará convertirse en el primer ser humano en coronar el K2 en invierno desde este mismo miércoles

La montaña más mortífera. El límite que el ser humano todavía no ha podido superar. El K2 en invierno. El alpinista Alex Txikon dará comienzo este miércoles, 2 de enero, a la conquista de este 'ochomil' (8.611 m), un reto que muestra la personalidad insaciable y aventurera de este alpinista vasco. Parece que tocar la gloria en el Nanga Parbat y rozar con la punta de los dedos la cumbre del Everest le ha sabido a poco.

Alex Txikon: "Cuando vas de expedición sabes que puede que no haya un mañana". / Autora: Miriam Cos

Hasta el momento nadie ha conseguido hollar la cima del K2 en el periodo invernal, pero también es verdad que no han sido muchos los que lo han intentado. Solo cuatro expediciones se han atrevido antes con la montaña más salvaje del planeta. Si el alpinista consigue llegar a la cumbre, se convertirá en toda una leyenda, un auténtico héroe, aunque para los más pequeños ya lo sea.

- En los primeros meses de 2019 se aventura en un nuevo reto: escalar el K2 en invierno. ¿Cree que logrará hollar la cima?

- Todavía pueden pasar muchos años hasta que lo consiga o, por el contrario, puede que caiga un año de estos. Hay que intentar y ser constante a la hora de escalar montañas de 8.000 metros en invierno; no porque vayas una vez vas a completar ese objetivo. Son expediciones que hay que planteárselas a tres inviernos consecutivos.

- ¿Cómo se prepara uno física y mentalmente para afrontar este tipo de retos?

- Desde que volvimos de nuestra expedición invernal al Everest (marzo 2018), no hemos tenido mucho tiempo para prepararnos físicamente. En tan solo tres meses hemos viajado por toda Europa; hemos estado en Hungría, en Alemania, en Italia€ dando un total de 36 conferencias. Son muchos días fuera de casa, pero, afortunadamente, el verano estaba de por medio y ha sido productivo. Hemos practicado las técnicas con los iglús, hemos salido a correr y hemos escalado mucho, entre otras cosas. Sí que es cierto que ahora, en el mes de noviembre, las semanas están siendo duras porque hay que hacer mucho trabajo previo a la expedición, sobre todo en cuanto a financiación. Parte de ella viene captada por los fondos propios de las conferencias y un 60-65% de la financiación es mediante patrocinadores.

- ¿Qué reto le atrae más, el K2 o el Everest?

- Ambos retos son muy interesantes. Si hubiéramos obtenido los permisos por la cara norte del Everest, lo hubiéramos vuelto a intentar, pero no ha podido ser.

Pulsa en cada punto para conocer las cumbres de Txikon. / Autora: Izaskun Garaizabal

Pero Txikon no estará solo en este gran desafío. Junto con un equipo de 10 miembros, el alpinista ascenderá a la segunda montaña más alta del mundo mediante una expedición pionera en lo tecnológico, lo científico y lo medioambiental.

Lo cierto es que el proyecto denominado 'WinterTopAppeal by Alex Txikon' contempla la colaboración con dos estudios científicos, uno interdisciplinar sobre el efecto del cambio climático en el glaciar del Baltoro y otro médico de investigación acerca de la falta de oxígeno en condiciones extremas.

Además, Txikon y su equipo desarrollarán una iniciativa humanitaria para la formación de personal sanitario en la zona y el reparto de la entrega de media tonelada de productos médicos y nutricionales.

- Después de meses de expedición, ¿qué siente cuando vuelve a la civilización?

- Vida. Cuando pierdes altura y ves algo árido y verde, te llenas de vida porque ahí arriba todo es insípido, no hay olores, solo ves blanco y el único sonido que escuchas es el rugir del viento. Sientes que la sangre vuelve a correr por tus venas porque durante tres meses tu cuerpo está sometido a la hipoxia (deficiencia de oxígeno en la sangre).

- ¿Cuál ha sido el día más duro de su vida como alpinista?

- Los momentos en los que se pierde a un compañero son los días más duros, porque pierdes la motivación y la ilusión por continuar con la expedición.

- ¿Qué sensaciones tiene en el cuerpo cuando se encuentra en una expedición?

- Tienes que estar enfocado en todo momento y ser una de las cabezas pensantes del equipo, que conforman unas 15 personas. Solo si trabajamos en equipo podremos conseguir los objetivos propuestos. Por eso, todos somos esenciales en la expedición, porque cada uno tiene una labor importante dentro del grupo.

- ¿Cuál es el mensaje que quiere transmitir a sus seguidores con el alpinismo?

- El mejor escalador no es quién más grados hace, quién más montañas y metros sube, sino quién más se divierte, y eso es lo que tratamos de hacer en las expediciones.

- ¿Cuándo se despedirá del alpinismo?

Es cierto que en las expediciones invernales tenemos una fecha de caducidad porque requiere de mucho esfuerzo físico y, sobre todo, de mucho trabajo previo. Pero no sé cuándo dejaré el alpinismo.

- Cuando se aventura en este tipo de expediciones, ¿es consciente de que puede ser el último día de su vida?

- Sí. Cuando llevas ya más de 30 expediciones y han quedado muchos amigos en el camino, sabes que puede que no haya un mañana. Es por eso que tienes que estar muy atento a lo que ocurre a tu alrededor. Tienes que absorber toda la información que te da la montaña, interpretarla, visualizarla, interiorizarla y, finalmente, actúas. Esas son las claves. Entonces te imaginas todos los escenarios posibles, hasta el peor de los casos, y así es cómo sobrevives en una montaña de 8.000 metros. También hay que tener en cuenta la experiencia acumulada durante todos estos años.

- En su última expedición al Everest fue víctima de una avalancha. ¿Qué se le pasó por la mente en esos momentos? ¿Cómo se recupera uno mentalmente para continuar y no tirar la toalla en situaciones como ésta?

- No sabes lo que está sucediendo, lo único que haces es pelear por tu vida. Recuerdo enganchar el mosquetón a la cuerda fija y al segundo siguiente caer 100 metros. Fue un golpe importante que te hace pensar y, sobre todo, te mantiene mucho más alerta. En estos casos, el miedo es el mejor compañero de la prudencia. Si me hubiera hecho más daño del que me hice, evidentemente, hubiera tirado la toalla. Pero cuando llegas al campo base, más o menos te ves y tratas de reponerte, que, básicamente, es lo que hicimos.

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