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Aniversario

Michael Schumacher, un genio con varias aristas

Joaquín Verdegay y Jaime Alguersuari glosan sus recuerdos del expiloto, que cumple 50 años

Michael Schumacher

cumple 50 años. Una fecha que llega mientras el expiloto alemán, vencedor de siete campeonatos de Fórmula 1, permanece bajo cuidados médicos constantes en su mansión de Gland, en Suiza. El gravísimo accidente de esquí que sufrió el 29 de diciembre de 2013, en la estación francesa de Méribel, le produjo unas lesiones cerebrales de cuya evolución apenas constan datos por la estricta orden de silencio que mantienen la esposa de 'El Káiser', Corinna, y la portavoz de la familia, Sabine Kehm. Lo que sí es evaluable es el legado de Schumacher, una figura con dobleces en su personalidad pero también con una determinación y una ética de trabajo "insuperables", como recuerdan dos de las personalidades españolas de la Fórmula 1 que pudieron coincidir con él, el expiloto Jaime Alguersuari y Joaquín Verdegay, excomisario de la FIA y vicepresidente de la Real Federación Española de Automovilismo.

Para Verdegay, el heptacampeón y Fernando Alonso son los "dos mayores titanes en la historia del automóvil", representantes ambos de una Fórmula 1, la del pasado, más artesanal que la de ahora y en la que "el factor humano era bastante más importante que el de ahora", subraya Alguersuari, piloto de la escudería Toro Rosso desde 2009 y 2011 y ahora centrado en el mundo de la música como 'DJ Squire'. "Los duelos en 2005 y 2006, los dos años en los que Fernando es campeón del mundo, eran épicos", resume Verdegay.

Uno de ellos lo recuerda -y muy bien- el propio excomisario de la FIA y abogado madrileño. Ocurrió en el Gran Premio de Mónaco de 2006, cuando el alemán dejó inmovilizado su Ferrari a la salida de la curva de La Rascasse en la sesión de calificación que definía la 'pole'. Detrás venía Alonso con su bólido de Renault, mejorando sus parciales. A Schumacher no se le ocurrió mejor idea que forzar el fin de la sesión aparcando su coche en mitad del circuito urbano, como se aprecia en el siguiente vídeo:

"Detuvo de forma intencionada su monoplaza para fastidiar a Fernando Alonso", subraya Joaquín Verdegay, entonces uno de los tres comisarios encargados de juzgar esa acción. "Le pregunté hasta en tres ocasiones si había detenido el coche deliberadamente para evitar un accidente. 'Sí, sí', me contestó. Pero el reglamento dice que quien detenga el monoplaza así será sancionado. No se había leído ese artículo o no le habían informado. Stefano Domenicali, entonces 'team manager' de Ferrari, me dijo que yo era como Alejandro Sanz porque debía tener el corazón partido. 'Me consta que eres un ferrarista y creo que nos vas a dar un capón', me comentó. Yo le dije que era una decisión de tres comisarios y que tendríamos en cuenta lo que Michael había declarado. Domenicali reconoció que Schumacher había metido la pata", recuerda el letrado de aquel día.

Arrogante y meticuloso

El alemán fue castigado al último puesto de la parrilla. Fernando Alonso salió primero y ganó aquella carrera al día siguiente, con Schumacher quinto. El campeonato de 2006 se resolvió con triunfo para el asturiano por apenas 13 puntos de diferencia con su gran rival de entonces. "La arrogancia de Schumacher le perdía en su trato con los comisarios, y esa arrogancia se traducía en la pista en una agresividad que muchas veces era sancionada", añade.

Para Alguersuari, tres son los conceptos que resumen a Schumacher. "Orden, disciplina y seriedad", a los que habría que añadir su "capacidad de trabajo". "Era muy meticuloso, un durísimo trabajador que no perdonaba. Es la persona más profesional que he conocido en mi vida. Se tomaba el trabajo como si no hubiera un mañana", dice el expiloto barcelonés, que recuerda el consejo que le dio durante los entrenamientos de pretemporada en Jerez en 2010. "Schumacher había conocido a mucha gente. Me dijo que muchos le daban consejos sobre lo qué debía hacer y que escuchaba a todos, pero que solo se quedaba con lo que le interesaba y le servía. Estaba abierto a cualquier cosa que los jóvenes quisiéramos comentar", recuerda. Alguersuari precisa, no obstante, que la cercanía y la unión no son valores que coticen al alza en la Fórmula 1. "Es un mundo muy frío, con muchos egos y distancias", señala.

"Era una persona de pocas bromas, incluso a veces demasiado serio. Pero no creo que nadie iguale su carisma. He podido competir contra él, y para mí ha sido un privilegio", indica Alguersuari, que recuerda la primera carrera de la temporada de 2010, un Gran Premio de Australia en el que luchó durante casi 50 vueltas por la décima plaza con Schumacher. "Me quedé sin neumáticos y me adelantó, pero siempre me quedaré con la sensación de haber rodado a su par en aquella carrera".

"No había otra cosa para él que la competición. Un deportista que es capaz de ganar continuamente y no perder alicientes es admirable. Era el piloto con mayor determinación de ganar que ha existido. Cuando se montaba en un coche, siempre lo hacía de modo perfecto, lo que era de gran ayuda para los ingenieros a la hora de mejorar el coche", indica Joaquín Verdegay.

El apoyo de Jean Todt

Schumacher, al igual que su hermano menor Ralf, creció conduciendo 'karts' desde chaval en el circuito que su padre dirigía en Kerpen, su localidad natal. Adoptó una severa mentalidad de trabajo que le ayudó a conquistar el éxito, pero que le privó de desarrollar una mayor capacidad de empatía en su entorno deportivo. Aquí Verdegay destaca el papel de Jean Todt, su inseparable director en Ferrari. El francés moduló el carácter de ‘Schumi', cuya vertiente solidaria se multiplicó, canalizada a través de organismos internacionales como la Unesco pero también a un nivel más íntimo. Todt ha sido una de las pocas personas que ha podido verlo en su casa de Suiza.

"Hay que tener en cuenta que la Fórmula 1 es un deporte en el que gana uno y todos los demás pierden. Schumacher no había hecho otra cosa en su vida que competir con un volante. Era una persona con un talento brutal pero nadie le ayudó a desarrollarlo en una línea más personal. Todt le guió a la hora de cambiar su forma de comportarse con la gente. Hacía regalos de Navidad a todos los miembros del equipo y si habían tenido un hijo siempre les enviaba un detalle", rememora. Un paso que permitió conciliar su mentalidad con la cultura mediterránea de Ferrari, pero sin perder de vista su fortaleza competitiva. La misma a la que se aferra ahora en su lento proceso de recuperación y que la cuenta de Twitter de la Fórmula 1 ha puesto de relieve en un vídeo de homenaje.

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