Pablo Ruiz es un artesano que elabora obras de arte que surcan las olas y el viento. Diseña y crea desde cero sus tablas de windsurf en el garaje de su casa, ahora convertido en taller, bajo su marca personal: KillerFish. Se trata de un nombre de reconocido prestigio dentro del mundillo, y lo ha logrado a base de trabajo. El pasado diciembre le llegaba un encargo que hasta a él mismo le cogió por sorpresa: una tabla para el piloto español de MotoGP Dani Pedrosa.
Ruiz llegó desde Murcia en 2001 para pasar un verano en la Isla. "La idea era estar tres meses, bajé el coche y todo", rememora desde su taller en Pozo Izquierdo. "En ese tiempo reparaba tablas una hora al día para poder mantenerme aquí, porque lo hacía como hobby en la Península", añade. Lo que se suponía que iba a ser un verano de windsurf se convirtió en un traslado permanente.
"Pensé en fabricar y vender tablas para vivir de eso; probablemente en la Península no había mercado para eso", explica. La clave está en que en Pozo Izquierdo se navegan muchos más días al año que en el resto del territorio nacional: "Viene mucha gente de todo el mundo para practicar este deporte y eso crea mercado".
Hasta entonces, Ruiz reparaba tablas como hobby y había "hecho alguna", lejos del nivel de calidad de las que elabora ahora. Comenzar desde cero resultó una odisea. "Fue duro, ganando muy poco dinero y teniendo que investigar e innovar mucho", recuerda.
Según nuestro protagonista, Pozo Izquierdo ofrece una condiciones muy duras que repercuten en el material. "Es un mar muy exigente, no se puede hacer una tabla de mala calidad o con pocos refuerzos pues al final pasa factura", detalla.
El primer año trabajó para una tienda, pero a los dos años ya las creaba y comercializaba bajo su propia marca: KillerFish. "El nombre viene porque cuando era pequeño siempre solía pintar una piraña con dientes en todas mis libretas", reconoce.
Ruiz realiza el trabajo a mano como si fuese un artesano ejecutando una labor centenaria: "La técnica ha ido evolucionando y mejorando con los años".
El murciano explica que las tablas de windsurf son más complejas que las de surf normales. "En su interior llevan un sandwich; están hechas con resina epoxy, mientras que las de surf suelen ser de poliéster", detalla. Pero al final una modalidad y otra aprovechan lo mejor de cada una. "Los de surf están copiando los materiales y los de wind las formas, porque es cierto que en el surf las tablas evolucionan mucho en cuanto a formas porque se producen más al año".
Aun así, Ruiz trata de innovar y cada cierto tiempo elabora una tabla diferente que él mismo prueba. "Hay que pensar para que está enfocada la tabla: velocidad, saltar o surfear, todo eso influye en el diseño". En su taller, crea desde cero unas cuatro tablas al mes, además de varias reparaciones. "Si me dedico exclusivamente a una, respetando sus tiempos de secado, hago una tabla en 12 días", asegura.
En estos años ha hecho tablas a varios windsurfistas profesionales y reparaciones a "prácticamente todos los participantes en el Mundial cuando están en Pozo". Las hermanas Ruano, Josh Angulo o Josep Pons son algunos de los riders que han surcado las olas con una KillerFish.
Pero a finales de 2018 Ruiz recibió un encargo sorprendente. "El equipo de publicidad de Repsol me pidió una tabla personalizada para Dani Pedrosa para hacerle un regalo especial por su retirada. Le hice una tabla que se ajusta a su nivel, aunque no lleva mis gráficos porque Repsol ya me mandó el diseño que quería y la referencia de los colores; es una tabla a medida".
El piloto ya ha surcado las olas de Pozo y Ruiz espera que vuelva a hacerlo con su tabla. "Sabía que practicaba, poco porque con el Mundial de motos no tenía tiempo; ahora ya no tiene excusas", sentencia.
