La selección española de balonmano sufrió ayer más de lo previsto para encadenar su tercera victoria consecutiva en el Mundial de Alemania y Dinamarca al imponerse por 26-22 a Japón, en un encuentro en el que el conjunto español regaló el primer tiempo al rival y en el que Dani Sarmiento no vio portería.

Toda la efectividad que mostró en el lanzamiento los Hispanos en el pasado europeo, en el que, sobre todo, los extremos y pivotes se mostraron casi infalibles, se ha tornado en este Mundial en una sucesión de incomprensible fallos.

Japóna los seis minutos y medio se ponía con una inquietante ventaja (0-3) que encendió todas las alarmas en el banquillo español.

Sustentado en las paradas de Corrales, que cerró el primer tiempo con un 40 por ciento de intervenciones, la Selección comenzó poco a poco a reparar los daños causados hasta igualar la contienda 7-7 a seis minutos para el descanso, al que se llegó con un sorprendente 10-11 para los nipones.

Si en el primer tiempo el conjunto español erró sus primeros ataques, en el segundo el equipo nacional tan sólo erró uno de los siete primeros lanzamientos que intentó.

Las paradas de Corrales, el más destacado ayer ante Japón, junto con los goles de Ferrán Solé, que no acusó el golpe que recibió el domiungo pasado en el codo en el partido ante Islandia, permitieron al conjunto español recuperar la renta de cuatro tantos (24-20) que ya supo manejar con bastante oficio hasta el final como reflejó el definitivo 26-22.