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El estado de los terrenos de juego de Telde, de mal en peor

El Pablo Hernández está tan deteriorado que la Federación podría ordenar su clausura

Mitad del Pablo Hernández, sin lineas para el fútbol 8 y unos conos para saber el límite de uno de los laterales. J. PÉREZ CURBELO

El municipio de Telde, por su desgaste, averías y deficiente o inexistente mantenimiento. Son terrenos de juego obsoletos.

Los futbolistas son los que están sufriendo las consecuencias de unos campos que corren el peligro de ser clausurados, como es el caso del Pablo Hernández, conocido por El Hornillo, que tiene varias irregularidades que afectan especialmente a la práctica del fútbol 8, el que se ejercitan y juegan desde equipos de Escuela a los alevines.

Tanto las superficies sintéticas como la iluminación representan los principales inconvenientes, mientras sus usuarios esperan desde principios de la temporada unas soluciones que, de momento, no llegan, aunque se hayan anunciado partidas presupuestarias e intenciones de subsanar las anomalías. Lo que se desconoce es cuándo se van a acometer las obras.

De esos nueve campos existentes, el ubicado justo por detrás del Pablo Hernández es de uso exclusivo de la UD Las Palmas, que se encargó de volver a plantar césped natural, entre otras acometidas, en una instalación que se encontraba totalmente abandonada.

Otro campo en el que se juega con aparente normalidad es el Antonio Guerra de La Herradura, utilizado por los clubes de Las Longueras y La Garita, aunque como todos carece del riego que facilita la actividad deportiva cuando llega el calor y su conservación.

Otros terrenos de que están en buen estado en cuanto a superficie sintética son el de Las Remudas y el de Playa de Melenara, el Manuel Martín Naño, pero carecen de iluminación suficiente para los partidos federados nocturnos y dificultan los entrenamientos de los equipos que los utilizan, el Remudas y Yoñé en el primero, y Unión Marina y Playa del Hombre en el segundo. En este último, llegaron a estar sin agua y cuando llueve el uso de la energía eléctrica es un riesgo.

Anomalías por todos lados

El peor de todos con diferencia es el Pablo Hernández, con un césped tan gastado que el predomina el negro de las bolitas de caucho, zonas con roturas con peligro de lesiones, porterías con redes en mal estado y desaparición de las líneas que delimitan los campos de fútbol 8 y que han obligado a los equipos a utilizar conos, también conocidos por 'chinos', para tener una idea del límite de los mismos.

Los árbitros que dirigen partidos hacen constar en sus actas esta importante carencia, lo que no sería de extrañar obligue a la Federación de Fútbol de Las Palmas a no permitir la disputa de partidos oficiales porque nadie pone remedio a estas importantes anomalías.

Tampoco hay luz en una torreta y en la otra hay focos fundidos que deja al campo con una zona oscura en la que ni se puede entrenar. Ya no hay partidos de noche y jornada tras jornada se tienen que modificar los horarios para poder jugar de día sábados y domingos, por lo que ha habido jugadores juveniles y regionales que han cambiado de club o han dejado el fútbol por otras actividades. UD Telde, San Gregorio y La Garita son los afectados.

Todo esto sin tener en cuenta otras deficiencias, como unos banquillos tan deteriorados y viejos que pueden resultar peligrosos por sus filos, así como la ausencia de redes detrás de las porterías de fútbol 11 y el óxido visible en determinadas zonas de esta instalación, que también cuenta con un pequeño campo no homologado que se sólo se puede usar para el entrenamiento de algunos equipos.

Hay destinado un presupuesto de 450.000 euros para obras en el 'Pablo Hernández', pero el campo precisa de arreglos urgentes para lo que resta de temporada.

De estos problemas tampoco se libra el campo de El Calero, sede del segundo club del municipio con mayor número de jugadores detrás de La Garita, que por cierto es el único que utiliza tres campos para sus partidos y entrenar.

En El Calero el desgaste es más que evidente después de tantos años de uso. Hay zonas en las que se toca el asfalto que hay debajo y apenas se distinguen las líneas que delimitan los campos de fútbol 8. Además, se han visto afectados por otras carencias subsanadas por la gestión de su presidente, pero este campo precisa una reforma con urgencia, tanto dentro como alrededor para evitar males mayores.

También los dos terrenos del Pedro Miranda de Jinámar, sede del Vallinamar y Jinámar, están a punto de quedarse sin césped sintético. Son de los más viejos y este verano es probable se cambien y mientras a jugadores y técnicos no les queda otra que aguantar.

En Las Huesas -campo que comparten Las Huesas y el Valdecasas, Ojos de Garza, y El Goro también es evidente que cada vez más predomina el negro del caucho que el verde. Todavía escapan, pero no se pueden hablar de instalaciones ejemplares en la que en su día fue denominada Ciudad Europea del Deporte, seguramente por sus deportistas y algún evento.

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