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A las duras y a las maduras

Ángel Sabroso se recupera de la lesión en el tendón de Aquiles que les apartaba a él y a su compañero Óscar Raluy de dirigir la gran final del pasado Mundial

Ariel Padrón, a la izquierda de la imagen, junto a la pareja arbitral formada por Óscar Raluy -centro- y Ángel Sabroso en el centro de fisioterapéutico Fix Bit. QUIQUE CURBELO

Minuto 38 del partido que enfrenta a Dinamarca y Suecia en la Main Round del pasado Mundial. Ángel Sabroso está colocado como árbitro central y Óscar Raluy en el fondo de la portería sueca. Dinamarca se dispone a lanzar y Sabroso emprende una carrera en sentido a la meta danesa, un movimiento de prevención por posibles contraataques en caso de un rechace. En el momento del tiro, Kim Ekdahl Du Rietz comete una infracción que le acarreará una suspensión de dos minutos que señala Raluy a petición de su pareja arbitral a través del pinganillo. Sabroso está apartado del terreno de juego, cerca de la línea del banquillo sueco hablando con el seleccionador escandinavo. ¿Qué ha pasado?

"Sentí como un cuchillazo en el tendón de Aquiles cuando fui a corregir el sentido de mi carrera, como el golpe ese que te llevas con una laja en la playa", expresa Ángel Sabroso para describir el percance que sufrió en el duelo que les iba a conceder el halago de los encargados de dictaminar la pareja arbitral para la final del Mundial y que finalmente no pudieron dirigir.

¿Por qué? Bien, Sabroso aguantó 22 minutos hasta el final del encuentro desde que sintió el corte en la parte posterior de su tobillo, y es que sin saber qué le había ocurrido, el árbitro insular, aún en caliente, pudo mantener el tipo a pesar de haber sufrido una microrrotura en su tendón de Aquiles.

Tras finalizar el encuentro, Sabroso comienza un proceso de recuperación con los médicos, tanto del torneo como de la Selección Española cuando se encuentran en la ciudad de Herning. Al colegiado le aplican dos infiltraciones con parches el jueves y el viernes (el partido se jugó un miércoles), y el sábado se decide apostar por la última carta con una infiltración inyectada en el glúteo que no termina de funcionar. La final está descartada.

Prudencia

"Después de la trayectoria que hemos tenido no nos supone mucha pena perdernos la final. Que sí, que es importante y siempre queda bonito, pero lo importante es que Ángel esté bien de salud porque yo también he pasado por esa situación y sé lo jodido que es", subraya Raluy en referencia al hecho de no poder sumar una nueva final a su currículum -siempre podrán contar que arbitraron la lucha por el Oro masculino entre Francia y Dinamarca en los Juegos Olímpicos de Río 2016- tras el fatídico movimiento de Sabroso.

Y es que la otra pata del binomio arbitral también sufrió una fascitis plantar en el anterior Mundial masculino celebrado en Francia que le mantuvo lastrado la mayor parte del campeonato. "Iba del hotel a los pabellones. No podía hacer nada, mientras Ángel podía estar de turismo por París. Se me hizo muy duro, por lo que sé perfectamente lo que está pasando", indica Raluy.

Ahora, una vez de vuelta en la Isla, la pareja arbitral, que lleva junta desde el año 1995, demuestran que están a las duras y las maduras.

Porque uno de los condicionantes que implica el balonmano es que las parejas de colegiados no se pueden separar. Es decir, una vez se forma un dúo, si uno de los miembros cae lesionado o deja la práctica, el otro árbitro tiene que parar. "Es una ley no escrita. Aunque se ha probado algún cambio entre árbitros, la experiencia ha salido mal, por lo que no es algo que se contemple", explica Raluy.

Por ello, ahora con Sabroso en el dique seco, el colegiado teldense tiene que esperar a la recuperación del capitalino de la Isla para proseguir dirigiendo los partidos de la Liga Asobal y volver a estar en forma para los próximos retos internacionales.

"Empezamos a tener una edad, por lo que nuestro gran objetivo es estar en plenas condiciones para los Juegos de Tokio en 2020", añade Sabroso en cuanto a la hoja de ruta que tienen ambos jueces deportivos. Aun así, también hay eventos previos en los que quieren estar presentes, como el preolímpico al que España tiene que acudir para ganarse su plaza a los Juegos de Japón.

Quedan por tanto en manos de Ariel Padrón, un fisioterapeuta "de confianza", al que ambos conocen de la época en la que pertenecía al cuerpo médico del Balonmano Gáldar. "Es uno del gremio" explican los árbitros de Padrón.

A quien tienen que acudir porque como denuncia el dúo, "a veces el colectivo de árbitros está un poco expuesto a lo que nos pueda pasar", aunque ahora se sienten un poco más protegidos con la nueva Ley del Deporte Canario, que les considera deportistas de pleno.

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