Los técnicos de la Real Federación Española de Fútbol han reunido en torno a la selección española sub-18 a una generación excepcional de futbolistas que han sido los que de forma brillante ganaron la 45ª edición de la Copa del Atlántico después de hacer valer su fútbol eléctrico en sus tres partidos, el último contra Japón, que se presumía le iba a crear dificultades, y que se rindió ante la superioridad española, que dominó y controló, salvo en momentos puntuales.

Poco cambió el seleccionador Santi Denia en relación al primer encuentro. No jugó el portero Luis López, ni Víctor Mollejo, en este caso porque el Diego Simeone lo reclamó para el Atlético de Madrid.

Pero había que ver cómo se desenvolvió el once que actuó casi todo el partido. Superaron con brillantez la presión de los japoneses, abrieron el campo y las mejores jugadas fueron hispanas, aunque también su rival dio alguna facilidad. El primer gol llegó de penalti por una mano tan clara que nadie puso reparos y el capitán Miguel Gutiérrez, del Real Madrid, lo transformó de perfecta ejecución, con potencia y colocación.

España mandaba y Ander Barrenetxea, de la Real Sociedad, deleitaba por su rapidez en la banda derecha. Japón empezó a sufrir el talento español. Rapidez y técnica se conjugaban muy bien y los aficionados y ojeadores disfrutaron. En esta ocasión no fue el partido de Sergio Camello, al que en el Atlético de Madrid algunos llaman 'Peter Pan'. Es un genio que casi marca a pase de Pelayo Morilla, del Sporting, poco antes del 2-0.

El segundo gol español fue producto de un mal despeje del portero Mitsui que Barrenetxea recogió para marcar con un gran disparo cruzado. El vasco hizo otra jugada para gourmets del fútbol y cedió a Morilla, que remató fuera.

Japón no era la de anteriores partidos. España no le dejaba hacer su fútbol, aunque tuvo la posibilidad de cambiar el rumbo de la final casi al final de la primera parte. Esos instantes sirvieron para comprobar que también hay grandes porteros. Ángel Fortuño, del Espanyol, es uno de ellos. Primero sacó una mano prodigiosa a cabezazo del corpulento Sakuragawa y a continuación tocó para que el disparo de Uematsu se desviara y el balón diera en el travesaño.

Japón ya no inquietó más a España, que en la segunda parte llevó las riendas con la tranquilidad de sus defensas, el perfecto juego de los centrocampistas y la contudencia de los delanteros con la llegada de los primeros cambios. Iker Losada, del Celta, completó una gran jugada con su remate desde la izquierda y Cedric Wilfred, otro atlético, regaló otro golazo con un cañonazo imparable con su zurda.

Aplausos para todos, noble despedida del público de los japoneses y entrega de trofeos. Sergio Camello fue elegido máximo goleador por ser más joven que Mollejo, ya que ambos anotaron tres goles; Rihito Yamamoto, capitán de Japón, fue designado mejor jugador. España también recogió el trofeo al juego limpio al no tener amonestaciones, además del trofeo de campeón de manos de Antonio Suárez, presidente de la Federación de Las Palmas.

Este grupo de elegidos, que sumó nueve puntos, llegará lejos. Japón fue segunda, con 6 puntos; Serbia, tercera, con tres, y Canarias cerró la clasificación sin puntuar..