Justo antes de dar por terminado el entrenamiento, Ciara Cabrera, mujer y mano derecha de Rafa del Toro en su gimnasio, pronuncia un alegato. En él, pide buenas formas, respeto a los rivales y al resto de integrantes de clubes, independientemente de lo que suceda en cada combate. Lo hace ante un gran grupo del gimnasio, adolescentes en su mayoría, que vivirán mañana su primera velada con su club implicado.
Ese, por encima de los cinturones, los campeonatos de España o las victorias épicas, es el mejor legado que le deja el kickboxing a Rafa del Toro, que cuelga los guantes después de una vida en el cuadrilátero. Su gimnasio situado en la calle Galileo, que reúne a casi un centenar de deportistas a lo largo de la semana, es el mayor orgullo de una carrera redonda que tiene su punto final mañana en el Pabellón Juan Beltrán Sierra de Cruz de Piedra, en la velada Night of The Braves.
"Llevamos 14 años aquí y estoy muy contento. Hemos hecho un kickboxing deportivo, no agresivo, que la gente venga a practicarlo como hobby, como cualquier deporte. Eso es lo que me encanta haber conseguido, que es algo que también está en otro clubes. Hay una parte competitiva, está claro, pero también el 90% de la gente lo hace en plan ocio", cuenta Rafa del Toro desde uno de los bancos que existen en su centro.
La retirada profesional del kickboxing le llega al gran peleador canario a los 43 años. A los 18 se subió por primera vez en un cuadrilátero, más allá de los interclubes que organizaban en Gran Canaria. "Me acuerdo a la perfección. Fue en el verano del 95 en Madrid, en Majadahonda, en los Campeonatos de España y salí campeón", recuerda. Aquel fue el primer cetro nacional, pero no el único ni mucho menos. Entre kickboxing, fullcontact y K-1, Rafa del Toro acumula en su palmarés 12 campeonatos de España y casi un centenar de combates profesionales, además de ser el actual campeón de Europa de la WAKO en K-1.
"Mis 43 años pesan. Toca retirarse. El sabor es un poco agridulce. Por un lado, contento porque voy a competir; por el otro, triste porque será la última vez. Pero ya toca, el cuerpo lo va pidiendo. Antes me preparaba los combates en un mes y ahora para este he estado tres meses", dice entre risas. La velada Nigth of the Braves, organizada por el club y con la colaboración del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y la Federación Canaria de Kickboxing, además de firmas como The Black Blood Tattoo, Gráficas Abemak, Sanle, Velplus o Victory Gloves, tiene como plato fuerte su despedida, pero también hay muchos más. Entre esos aperitivos, los combates que protagonizarán algunos de sus pupilos: Andrea Blázquez, Houssein Bourhayal, Said Ennayeb, Jamal Raad, Alexis Martín y Vivian Martínez.
"Haber logrado formar una familia en torno al club, es con lo que me quedo de mi carrera. Los logros individuales están bien, pero esto que se ve aquí es mi mayor valor", afirma Rafa del Toro. Su apellido, a pesar de su retirada, sigue en el ring. Y es que su hija Lia del Toro Cabrera ha sido campeona de Canarias, de España y tercera clasificada en los Campeonatos de Europa.
Cuando al maestro le toca hacer un repaso por su carrera señala un momento: levantar el cinturón continental de la WAKO en 2014 en Gran Canaria. "Fue un momento increíble, como los primeros Nacionales", admite. Y una espina, la derrota en el Campeonato de Europa WKN, también en casa en el Centro Insular de Deportes frente al belga Lello Perego. "Me entró una mano y me sentó. Nunca había caído por KO y lo pasé mal, me costó volver, pero también aprendí de ello. Son vivencias", agrega. Ahora otro belga, Ismael Ayaadi, quiere amargar su fiesta. "Le doblo la edad, pero me encuentro muy bien y preparado", finaliza.
