La jugadora más laureada del balonmano nacional, producto de la cantera del CB Remudas, Marta Mangué, ha dado su bendición al club que le vio crecer. "Le deseo toda la suerte del mundo al Rocasa en ese último partido ante el Porriño (viernes, 20.00 h., Teledeporte) porque está a un pasito de conseguir la liga, que es el resultado de una lucha de muchos años que ya se va mereciendo el club. Después de ganar la Challenge, es la guinda que le falta a este pastel", esgrime la actual jugadora del BBH Brest.

Pero para que las palabras de la Pantera de Telde tengan una especial connotación primero tuvo que haber un trabajo de formación detrás. "En Las Remudas todo el mundo ha jugado alguna vez al balonmano gracias a Antonio Moreno", explica la lateral.

Porque al igual que Mangué se forjó en las canchas teldenses y comenzó a salir una hornada de jugadoras que han llevado al club hasta los grandes éxitos recientes, para la grancanaria "todas las recompensas que está teniendo el Rocasa ahora son los frutos del trabajo de cantera que han llevado a cabo Antonio, Yubal y Carlos Herrera a lo largo de tantos años", subraya la internacional.

Ella tuvo su primer contacto con el deporte que le ha encumbrado en el panorama internacional a través de sus hermanos (Santi y Jesús), teniendo que elegirlo antes que el atletismo, en el que también despuntó.

Al igual que tantas niñas acuden a las instalaciones del club teldense para deleitarse actualmente con Melania Falcón, Haridian Rodríguez o Sayna Mbengue, Mangué tuvo en su día a Rita Hernández o Pilar Cabrera "como referentes". Una cadena de enseñanzas que no se ha interrumpido en Las Remudas y que el viernes puede traducirse en el primer título liguero en la historia de la entidad.

Emigrar para brillar

Pero si una cosa no pudo conseguir el CB Remudas fue retener a Marta Mangué en sus filas, porque estaba llamada a triunfar fuera de la Isla. En 2002 partió hacia el Balonmano Sagunto. Desde entonces ha recorrido puntos tan dispares de Europa como Esbjerg (Noruega) o Zajecar (Serbia) para asentarse finalmente en Francia; primero en Fleury y actualmente en Brest, donde juega en el equipo que porta el nombre de la ciudad bretona.

Unos traslados que tuvo que emprender porque para nada el Rocasa tenía la relevancia internacional que posee ahora, y por tanto se hacía harto improbable que una de las mejores jugadoras del mundo no perteneciera a los clubes más potentes, en todos los sentidos, del continente.

Una vez realizada la transformación del club teldense, asentado ya en la élite internacional, Mangué reclama mayor apoyo por parte de las instituciones públicas "para el club" y "para el deporte femenino en general.

Y no es asunto baladí, porque para la máxima anotadora de la historia de la selección nacional "hay otros equipos que no están llegando a las cotas del Rocasa y reciben muchísimo más respaldo económico"; aunque cree que "la cosa ha mejorado desde que en 2012 conseguimos el bronce en los Juegos de Londres y el balonmano ya se ve de otra forma".

Sobre un posible regreso al club que le vio crecer hasta ser la más grande, incluso con la posibilidad de tener un retiro dorado en el Rocasa, la jugadora evita hacer sentencias firmes. "No puedo decir ni sí, ni no. Sé que me queda un año más de contrato aquí -en Brest- y lo quiero cumplir. Además, me estoy sacando el carnet de entrenadora, así que no sé que pasará", sentencia la grancanaria, aunque con una puerta abierta...