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Balonmano

El gran salto de Ezequiel Conde

El jugador cadete del Rocasa pasa este verano de Las Remudas a La Masía del FC Barcelona - En la factoría del Barça solo hay dos becados más por el balonmano

Ezequiel Conde, que la próxima temporada jugará becado en el FC Barcelona y vivirá en La Masía, ejecuta un lanzamiento en el Antonio Moreno de Las Remudas. juan castro

La genética está con él. Si se repasa su árbol genealógico salen parientes que bordean los dos metros en ambas direcciones, paterna y materna. De momento, con 15 años roza ese par de metros de altura (1,99) y una envergadura mayor que su medida desde el suelo al final de su cabeza: de un dedo índice al otro alcanza los 203 centímetros. Su estampa, cuando lanza y arma el brazo, promete.

Detrás de esa planta está Ezequiel Conde, jugador cadete del Rocasa Gran Canaria, que está a punto de dar su mayor salto en las pistas de balonmano. Y es que ese esbozo que se forma cuando salta y suelta el balón ha cautivado al FC Barcelona, que ve en su figura un proyecto interesante para el futuro. Por eso, a finales del próximo mes de agosto, ingresará en La Masia azulgrana, la factoría de talento del club catalán, gran dominador del balonmano masculino en España.

"Me enteré llegando del instituto. El Barça se puso en contacto con mis padres y, sinceramente, no me lo esperaba para nada. No me lo creía. Pensaba que era una broma, que me estaban vacilando. Después mi padre me explicó que lo habían llamado y cuál era la propuesta que tenían. Me emocioné un montón. Es que no me lo podía creer", relata Conde, con una sonrisa que resume la felicidad de optar a una oportunidad como esta.

Una selección selecta

No es fácil colarse en La Masia. La nueva edificación, inaugurada en 2011, dotó al Barça de una mayor capacidad para acoger a jóvenes talentos. En la actualidad cuenta con 83 plazas, pero su mayoría son para jugadores de fútbol y baloncesto. Ezequiel Conde ha sido seleccionado con precisión porque junto a él solo hay dos jugadores más de balonmano en La Masia. Un lugarque vio en el vasco Mikel Aguirrezabalaga al primer jugador que pasó de La Masía al primer equipo azulgrana. Detrás de él, nombres como el del toledano Gonzalo Pérez de Vargas, meta del primer equipo y de la selección, o el de Dani Dujshebaev, también internacional, hoy en las filas del Kielce.

"Hace un par de semanas ya estuve por allí y es una pasada. Pasé la revisión médica y todo bien. Me enseñaron dónde me iba a quedar y cuál era el instituto al que iba a ir, donde van los deportistas becados. Es enorme, un sueño", apunta Ezequiel Conde, que ocupa la demarcación de lateral izquierdo. "Es muy selecto y me siento muy afortunado por poder estar ahí, es que como decía, no me lo creo", comenta el jugador cadete, que el próximo curso completará el ciclo de ESO.

En Barcelona emprenderá un viaje de numerosos cambios. El primero, vivir lejos de casa, a más de 2.000 kilómetros de su hogar. "Hombre, ese es el gran miedo que tengo, estar lejos de mi familia. Pasaré de estar en casa a vivir solo en la residencia y venir en Navidades y el verano. Espero adaptarme cuanto antes", comenta el espigado jugador teldense.

Mientras, en casa le recetan "tranquilidad" y una premisa: disfrutar de la experiencia y de la oportunidad que le da el balonmano y el Barça. "Lo que me dicen es eso, básicamente. No me ponen ninguna presión, simplemente que lo dé todo e intente aprovechar esta experiencia que no todo el mundo puede tener. Que lo dé todo y que me adapte rápido", señala Ezequiel, que tiene en el danés Mikkel Hansen y en el francés Nikola Karabatic sus máximos referentes. "Es una pasada verles jugar. Son los mejores", afirma Conde, que sueña con poder pisar el Palau Blaugrana y ver de cerca el mejor balonmano del mundo con los partidos de la EHF Champions League del equipo catalán.

Natural de Jinámar, de la barriada Eucalipto 1, está ahí el inicio de su idilio con el balonmano. "Lo tenía en frente de casa, en el colegio Pedro Lezcano. Ahí entrenaba el Jinabal, que ya despareció. Me dio por apuntarme porque también estaba mi hermana", señala. Desde entonces, el balonmano le entró en vena. "Desde entonces, que tendría unos cinco años, hasta ahora", puntualiza.

Desde Jinámar pasó a Las Remudas, donde el Rocasa ha pulido su talento. Acumula tres convocatorias con la selección española con La Masia como próxima parada con una persona especial en su corta carrera: su entrenador Diego Ojeda. "Me lleva entrenando toda la vida. Era mi profesor de Religión y me decía siempre que me apuntase, que me apuntase, que fuera a probar. En parte tiene la culpa de esto", afirma entre risas.

En cuatro años en el Rocasa, Conde ha notado su mejoría. "En el tiro he crecido bastante. También a la hora de saber competir, porque los equipos te van poniendo las cosas más difíciles; cuesta más ganar", confiesa el joven lateral, que siempre ha destacado por su presencia. "Siempre fui el más alto del equipo", añade Conde, centrado en disfrutar de los dos meses que le quedan por delante en la Isla. El 25 de agosto dormirá por primera vez en La Masia.

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