¿Cómo fueron sus comienzos en el mundo de la Vela latina

Mis primeros recuerdos son de a mediados de los años cincuenta, con un bote pequeño llamado Paca que tenía mi abuelo; en la zona de La Puntilla se hacían pegas con el Perico, Breca, Alcorde... Como otros muchos de mi generación, la playa de Las Canteras fue el lugar donde nos iniciamos en este mundillo.

¿Y el paso a los botes grandes cómo se produce?

No fue tan complicado en mi caso. En el aquella época, mi tío Juan Ceballos era el patrón del Porteño y con él comencé a navegar en los cascos grandes.

Entonces de casta le viene al galgo, pues pertenece a una saga familiar de gran prestigio en la familia botera.

Si, junto a mi tío Juan estaba también mi tío Tonilo Ceballos. Los dos fueron grandes patrones de la Vela latina y ambos muy porteñistas.

Entonces aprendería mucho de ambos supongo.

Por supuesto, aunque con el que más navegué y aprendí fue con mi tío Tonilo. Y tengo que decir también que las dos primeras veces que salí a navegar me quedé con todo.

Por lo que se dice usted fue un murero cotizado.

Hombre... Es verdad que me defendía bastante bien en ese puesto, lo dominaba, sabía mucho de él. Tanto es así que en su momento me dieron el premio al mejor murero.

Un histórico de la Vela latina como usted, ¿qué grandes diferencias observa entre los cascos actuales y los de su época.

Ahora todo el material que se utiliza es mucho más liviano con respecto al que usábamos nosotros. Todo es más liviano, desde los cabos y diferentes maniobras, hasta el palo y la palanca.

¿Qué recuerdos guarda en su memoria de aquellos históricos duelos entre Porteño y PorteñoMorales

Eran pegas que levantaban una expectación increíble. Eran un espectáculo. Se seguían con mucho interés por parte de las dos aficiones; ambas veían en directo la pega por todo el litoral. Eran dos buenos botes con grandes patrones y tripulaciones.

¿Existen muchas diferencias entre aquellos enfrentamientos y los que vemos en las regatas de hoy en día?

Creo que sí. Nosotros lo que hacíamos era regatear. Prueba de ello es que en diez metros dábamos y hacíamos unos repiquetes y no dejábamos caminar al adversario; en una corta desventaja se hacían muchos repiquetes. Recuerdo que una vez en todo el recorrido llegamos hacer un total de 41 repiquetes. Ahora, muchas de las pegas se navegan con vueltas largas.

Y de las diferencias entre los patrones actuales y los de su época, ¿qué nos cuenta?

En mi época habían patrones muy buenos, como eran los casos de mis tíos Juan y Tonilo Ceballos, Domingo Oramas, Gabriel Brunos, Pitera, Chanito Ceballos... Pero también digo que en la actualidad los hay también muy buenos, como los casos de José María Ponce, Alejandro Barrera, Óliver Bravo, Gustavo del Castillo y algunos más. Pero aparte de los patrones, también recuerdo a grandes tripulantes con los que tuve la oportunidad de navegar.

¿Y lo de su mote de Pelón

Me lo pusieron desde pequeño, creo que fue un tío mío. Siempre he pensado que me llaman Pelón porque cuando era muy pequeño tenía mucho pelo.

¿Además del Porteño pasó por otros botes a lo largo de su trayectoria en este deporte?

Sí, claro. Estuve en otros botes como el Minerva, también pasé por el Portuarios un par de años y coincidí ahí con mi tío, y en el Unión Arenales. Tengo que decir que aquella fue una gran época para la Vela latina, con muchos cascos y mucha afición.