La Provincia - Diario de Las Palmas

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Talento canario al servicio de Raúl

El valsequillero Pablo Rodríguez Delgado impresiona en el Castilla de la leyenda blanca

Pablo Rodríguez, con la camiseta del Real Madrid. LP/DLP

Jesé Rodríguez, Cristian Cedrés, Toni Robaina, todos ellos grancanarios con algo más en común que el lugar de nacimiento. Y es que todos han defendido y portado la camiseta del Real Madrid durante unas temporadas. En la fábrica blanca de Valdebebas despunta Pablo Rodríguez Delgado de 17 años y natural de Valsequillo. Un chico que quiere seguir la estela de otros jóvenes grancanarios con pasado más o menos glorioso por la casa blanca. El delantero valsequillero se ha convertido en una auténtica sensación en la cantera madridista. Y no es para menos: ha encandilado a Raúl González Blanco, toda una leyenda.

Aunque es juvenil, Pablo Rodríguez, con tan solo ocho días de concentración a sus espaldas con el Castilla, ya demuestra su calidad ante la atenta mirada del ex '7' blanco. En su primer partido amistoso ante la Gimnástica Segoviana consiguió anotar el primer gol merengue del duelo. El grancanario pudo haber metido más, pero por lo menos ya sabe lo que es anotar un gol para el Castilla aunque tan solo sea un envite de pretemporada.

Este verano ha sido especial para el joven que se sorprendió al enterarse de que Raúl contaba con él para estar en la preparación estival con el segundo equipo. "Suspendió parte de sus vacaciones para poder estar bajo sus órdenes, porque el pensaba que iba a estar con el División de Honor", revela ilusionado su padre, Paco Rodríguez. Aunque el joven se ha adaptado a su vida en la capital con la misma velocidad con la que deja atrás a sus rivales, no han sido años del todo buenos. En estos tres años que lleva en la cantera madridista ha tenido que lidiar con las lesiones que le han impedido tener un impacto aún mayor en la fábrica blanca. "Estuvo lesionado con un par de molestias musculares y de tobillo", apunta su padre.

Pasó un año por el Cadete A y estas dos últimas temporadas jugaba con el Juvenil B. Ahí coincidió con otros entrenadores de renombre como son Álvaro Benito y Guti. El joven delantero gozó de oportunidades con estos preparadores, ya que destaca por su rapidez, olfato goleador y su capacidad asociativa con el resto de sus compañeros. Un nueve moderno que se desenvuelve por todas las zonas del campo, sin obviar su cometido, el de perforar las porterías rivales. "Pablo es muy exigente consigo mismo, aparte de ganar, siempre quiere meter goles", admite su progenitor Paco.

Sixto Alfonso, ojeador canario que trabaja para el Real Madrid como cazatalentos, está siempre al quite para encontrar talento isleño, ya que fue el responsable de que Pablo esté en el equipo blanco. Tenía dos opciones encima de la mesa. El Deportivo de La Coruña, que le ofrecía entrar directamente, o el Real Madrid donde tenía que pasar una prueba. Pero él ya había decidido. "Pablo estaba convencido de que se quedaría en el Madrid. Tras las pruebas, convenció a todo el mundo por la actitud que tenía y la manera en la que trabajó durante ese período de pruebas", recuerda su valedor.

No todo el mundo tiene la fortuna de entrar en la cantera blanca. Para ello muchos han tenido que pasar por unas pruebas de dos semanas de duración donde buscaban agradar a los responsables de cantera. Nervios, tensión, incertidumbre mezcladas con la ilusión de poder abrir las puertas hacia la gloria. En esa tesitura se vio Pablo, al que tan solo tres días le bastaron para que todos los responsables se pusieran de acuerdo. Estaba dentro.

Entorno humilde

Todo este dominio con el balón le viene de lejos. Empezó a darle patadas a un esférico en una esquina cuando su padre jugaba en el Valsequillo. Su entrenador en el equipo de la localidad, Tito Angulo, destaca que "desde principios se le veían condiciones impresionantes". "Yo le cogí con ocho años y ha evolucionado muchísimo. Era un niño rápido que iba muy bien de cabeza, le pegaba con las dos piernas y todo ello en edad de alevín". Tras su etapa en el equipo de su localidad, se fue a la cadena de filiales de la UD Las Palmas donde estuvo cinco años y no paró de hincharse a meter goles con la camiseta amarilla.

De entorno humilde, Pablo ha aprendido los valores que le han inculcado desde bien pequeño. El esfuerzo, el compromiso y la constancia. No es para menos, cuando iba a entrenar con el equipo amarillo, "sus padres recorrían 50 kilómetros para que su hijo disfrutara", rememora Sixto Afonso. Unos familiares involucrados con la evolución de su hijo y que van a verlo cada vez que pueden, aunque "he ido dos o tres veces a Madrid, la que más ha ido es su madre porque tengo miedo a volar y no puedo ir a ver a mi hijo con asiduidad", comenta su padre.

En la misma línea, su descubridor Sixto Alfonso añade que: "Paco su padre le apoya, siempre está con el, siempre le anima cuando no ha metido goles en un partido, es el primero que lo llama. El padre es el que le dice que siga trabajando, que siga haciendo lo que hace porque si lo hace puede llegar lejos. Porque tiene condiciones y futuro para ello".

El espíritu de sacrificio y de humildad la lleva al pie de la letra. "Es un chico muy tranquilo y estudioso, uno de los mejores estudiantes que hay dentro de la cantera", asegura Sixto. Ahora, el delantero pasará a una nueva etapa académica, esta vez en la universidad donde cursará Marketing. El futuro nadie lo sabe, por el momento su lugar está en el Juvenil A, bajo la dirección de Dani Poyatos ante la atenta mirada de un hombre del calibre de Raúl.

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