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Internacional

El conquistador de Gibraltar

El técnico Víctor Afonso, vencedor de la liga del territorio británico con el Lincoln Red Imps, recorre el Peñón y revive el título:"Pocos pueden presumir de haberlo ganado"

Víctor Afonso, en un mirador del Peñón de Gibraltar. A la izquierda se aprecia el Victoria Stadium, y al frente, la bahía de Algeciras y La Línea de la Concepción. lp/dlp

"Pocos pueden presumir de haber ganado una liga de Gibraltar", bromea Víctor Afonso mientras nos dirigimos al control de frontera para salir del territorio británico. No vive allí, sino en La Línea de la Concepción, pero acude al lugar como lo hacen otras 15.000 personas al día para trabajar, en su caso, como entrenador del Lincoln Red Imps, equipo al que hizo campeón. Entrar es fácil: basta con enseñar el DNI para que un policía español primero y otro del Reino Unido después te permitan pasar, en coche o a pie. Una vez dentro, irrumpe un nuevo mundo.

Lo que más llamó la atención del técnico grancanario y exfutbolista de la UD cuando fichó por el club gibraltareño en diciembre de 2018 fue que la pista del aeropuerto se encuentra nada más cruzar la frontera. "Es algo que nunca había visto. Por donde pasamos los transeúntes aterrizan los aviones. Es algo sorprendente e impactante. Es habitual que cierren la frontera y, si ya estás dentro, que pongan una barrera como la de los trenes para que no puedas pasar mientras aterrizan o despegan los aviones", comenta mientras Albert Pulham, alias Tito, un hombre de la Federación de fútbol y buen amigo de Víctor, conduce su Land Rover para dar una vuelta por el Peñón.

Entre las primeras cosas que se aprecian nada más atravesar la pista es el Victoria Stadium, donde juegan todos los equipos de Gibraltar. Se trata de un recinto con capacidad para 5.000 espectadores, con una pista de atletismo y con dos gradas, una tribuna principal cubierta y otra enfrente sin cubrir. Hace unos días, el Lincoln cayó eliminado ahí mismo de la fase previa de la Liga Europa por el Ararat de Armenia. Antes, también había sido apeado de la de la Champions por el Feronikeli de Kosovo.

"Yo creo que ni el Feronikeli ni el Ararat fueron superiores a nosotros, pero sí mejores en momentos puntuales. Supieron aprovechar nuestros errores y es lo que me fastidia. Cuando ves que te ganan porque cometes errores no forzados, como pérdidas de balón o una mala colocación, te duele", lamenta.

Sólo un campo

Precisamente por la saturación de clubes en Gibraltar, el conjunto de Afonso entrena la mayor parte de los días en una pequeña ciudad deportiva de La Línea, provincia de Cádiz. "Hay muchísimos equipos y pocos campos. Ahora se están haciendo un par de ellos más por la parte de atrás del Peñón, donde está el Faro Punta de Europa -el punto más al sur-, pero entrenamos cuando nos lo permite la Federación", asegura. Es el momento en que el coche de Tito hace un giro hacia la izquierda y aparece uno de los campos en construcción, siempre de césped artificial. Avanza y, tras dejar atrás la pequeña prisión, tuerce hacia la derecha y surge el otro.

Víctor asegura que Gibraltar "es mucho más que una roca" y que hay otros sitios como las "playas" o algunos "bares donde tomar un aperitivo" que también merecen la pena. Pero, sobre todo, lo que nadie puede dejar de hacer si está en ese territorio es subir a lo más alto para ver a alguno de los aproximadamente 300 monos que habitan en absoluta libertad. Para acceder al lugar de forma gratuita es necesario que el vehículo tenga una matrícula gibraltareña. De lo contrario, habría que pagar unos 40 euros.

"He ido tres veces y es impresionante. Los monos son parte de la vida de Gibraltar. Es muy bonito ir arriba y darles de comer, aunque está prohibido, pero puedes darles un poco de nueces o manises y vienen hacia ti. Es la pura vida animal. Los más grandes son los que mandan y los más pequeños los que obedecen", comenta mientras observamos cómo dos de ellos se acarician en pleno asfalto y otros tantos pasan de árbol a árbol mientras, abajo, se aprecian los edificios de la ciudad y, al frente, los barcos que pasan por la bahía de Algeciras.Un equipo solvente

Se hace tarde y el Land Rover emprende la vuelta, carretera abajo. Es el momento en que Víctor, que llegó al Lincoln de la mano del agente Borja Arjona, recuerda la consecución de la liga -de 18 partidos, sólo perdió dos-: "Fue muy bonito y es algo que tengo ya en mi currículum. Yo pensaba que iba a ser mucho más fácil, pero fue muy complicado, porque hay tres o cuatro equipos con un nivel muy bueno que te pueden ganar. El Europa -su gran rival-, por ejemplo, está gastando muchísimo más dinero que nosotros porque tienen un presupuesto más grande".

Cuando precedemos a despedirnos de Tito y a subir a otro coche, Afonso resalta la forma de ser de los gribraltareños. "Son personas muy abiertas, honradas y se sienten españoles porque muchos de ellos tienen ascendencia del país. Tienen cosas de España y otras del Reino Unido. Ante cualquier problema siempre están en disposición de ayudarte. En ese sentido ha sido una grata sorpresa", apunta.

Víctor Afonso no pierde el contacto con la UD. Tanto es así que recomendó el fichaje del portero de 18 años Jaylan Hankins, que militará en el 'C'. "Hablé con Tonono -director de formación y captación-, vino a verlo algún partido, lo vio bien y al final se llegó a un acuerdo. El chaval está bien, contento. Es un futbolista con muchísima proyección y estoy convencido de que, con sus ganas y su ilusión, tendrá recorrido en la UD", vaticina.

En su apartamento de la calle Real de La Línea, la principal del municipio, le espera su mujer, que pasa las vacaciones con él. El resto del tiempo vive solo, aunque nunca se siente como tal, porque sus dos hijos, sus hermanas y otros familiares le visitan con asiduidad. Si fuera caminando, tardaría unos 15 minutos en cubrir la distancia que hay entre el Victoria Stadium y la puerta de su casa, pero en coche hay que esperar una cola que, en este caso, se prolonga hasta los 50 minutos, porque salir sí que es complicado por los controles de la Guardia Civil -en Gibraltar no hay impuestos y mucha gente acude a comprar-. Culmina, en definitiva, un día cualquiera de Víctor Afonso en Gibraltar.

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