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Paratriatlón

Antonio Müller, un insaciable perseguidor de sueños

El grancanario, que disputará el 29 de agosto en Suiza la final del Campeonato del Mundo de Triatlón, valora el significado del deporte a lo largo de su vida

El paratleta sureño Antonio Müller, durante la última edición del Cajasiete Gran Canaria Maratón, en su handbike. QUIQUE CURBELO

'Al deporte se lo agradezco todo'. Valentino Rossi, piloto de Moto GP, colecciona frases demoledoras. 'Si quieres ser el mejor, siempre debes mejorar'. Una reflexión parecida es la que realiza Antonio Müller, paratleta de ascendencia alemana criado en el municipio grancanario de Mogán que define su espíritu competitivo en una frase: "Si ganas, quiere decir que eres mejor que el resto de tus rivales y al contrario. No hay excusas que valgan", manifiesta.

Müller confiesa que sus inicios de profesional en el paratriatlón no fueron sencillos porque cuando finalizó su primera competición deportiva sufrió un baño de realidad. "Me creía mejor de lo que era". Ahí comenzó todo.

Autocrítico y con una sinceridad desbordante admite que fue sometido a "una importante cura de humildad" que le ayudó a poner la primera piedra para "construir el camino que me ha llevado al punto actual", señala el moganero. Müller tiene una doble cita en el calendario más inmediato: participará tanto en el Mundial (29 de agosto en Suiza) como en la Copa del Mundo de Triatlón (7 de septiembre en Cataluña). No tiene tiempo que perder.

Reitera que "a nivel deportivo hay cuatro personas que marcaron mi vida". Son Francisco Monroy, entrenador del Econy Gran Canaria, equipo de baloncesto en silla de ruedas en el que Müller empezó a sentir el "gusanillo" por el deporte adaptado. Además hay cuatro mujeres. La entrenadora Paqui Romero prendió la mecha. Le inyectó la pasión por el deporte. "Fue la responsable de que me enganchara cada vez más por la piscina". Por su parte, Sherezade, del Club Natación Las Palmas, fue quien le introdujo en el mundo del triatlón. En última instancia, destacar el rol de sus entrenadoras Patricia Díaz y Saray Afonso.

Cuando repasa su carrera, el sureño se sincera y emplea el adjetivo "reservado". Sudor en las sombras. "A mi familia nunca le digo en qué prueba deportiva compito ni qué distancias son para no generar preocupaciones. Simplemente me aseguro de que sepan dónde estoy y que me encuentro bien de salud".

Factor de peligrosidad

Cuando ejercitarse conlleva un elemento de riesgo. "No tengo miedo de entrenar ni de ir rápido en bici", aunque según relata, a veces existe "cierto peligro" porque "la clave es saber hasta dónde se puede llegar en todo momento.

En suma, defiende que "hay que tenerle un respeto a la competición, pero nunca miedo". El ideario de un incombustible.

Por otro lado, como usuario de silla de ruedas, Müller reconoce que "las instituciones gubernamentales están concediendo cada vez más ayudas para los deportistas con discapacidad, la accesibilidad a las viviendas y demás". Deja este mensaje de calado social: "Nunca me he sentido excluido socialmente por tener que desplazarme en una silla de ruedas".

Refiriéndose al paratriatlón, (750 metros de natación, 21 kilómetros de handbike y 5 de atletismo), remarca que "un 70% de la planificación tiene que estar enfocada a cuidar la alimentación, además de procurar descansar adecuadamente y que la recuperación,mediante fisioterapia y demás medios sea satisfactoria". Por tanto, siguiendo la regla que propone el paratleta moganero el 30% restante "se completa con el entrenamiento".

Como consecuencia de su admirable ética de trabajo, el paratleta moganero opta por situar a la natación como la prueba idónea para desarrollar su potencial. "Suelo salir el primero del agua para a partir de ahí, intentar sacar el máximo tiempo posible a mis rivales, controlar el ritmo y que todo llegue a buen puerto". Una actividad que puede llevar a cabo gracias a sus patrocinadores.

Tampoco es un tema menor la cabeza en toda esta fase de preparación. Además del entrenamiento físico, un trabajo mental es clave. La cita 'Mens sana in corpore sano' es una verdad como un templo . El deportista agrega, en otro acto de transparencia infinita, que trabajan con "psicólogos deportivos que tratan cualquier síntoma asociado a épocas en las que, por diversos factores, tu rendimiento no se ajusta a la normalidad". Una sentencia sin ningún tipo de tapujos para Müller.

Sobre si considera que el deporte le ha aportado algún beneficio para su salud, admite que "son 100% beneficios; estoy mejor emocional, psicológica y físicamente". "Hoy en día los deportistas de élite mundial que pueden vivir de su profesión se dedican principalmente al golf, tenis, baloncesto y fútbol", prosigue, porque "cuando alcanzas el máximo nivel tienes que hacer otras cosas para ganarte la vida".

"Dejaré de competir en 2024", finaliza. En ese camino, tiene un sueño en el aire. La gran asignatura pendiente, alcanzar los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. La cita arranca el 25 de agosto y finaliza el 6 de septiembre. Müller y su estilo no admiten renuncias. Su pasión es alcanzar el límite.

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