Y el glamour de Estados Unidos? España no es un combinado, es una familia abonada a la épica. La lucha por el segundo oro en la historia del baloncesto nacional lleva la firma de la generación continuista. El secreto reside en la cultura del esfuerzo. La España de Scariolo, Marc Gasol, Rubio, Rudy Fernández y Sergio Llull se cuela en la final de forma apoteósica tras aplastar a Australia con dos prórrogas. La agonía de un sello inmortal que no entraba en las quinielas de China 2019. Aguardando por Serbia y Estados Unidos en la cruenta lucha por el oro, en esa final soñada, la España de la furia y el músculo, la del ingenio oculto del acróbata Llull, vuelve a dar un golpe sobre la mesa. Su estandarte: el talento.
No somos los más altos, no somos los más fuertes; pero somos los más guapos. El chico ganó, el grande perdió. Igual que en la Lucha Canaria, deporte sabio y millonario en reflexiones mágicas, el chico vestido de rojo se impuso a uno de los grandes con una solvencia forjada desde el espíritu. Pasó ante Italia, Serbia, Polonia y Australia. Ahora viene Argentina. Último escollo.
España no figuraba en la criba de favoritos. Estados Unidos se ve resignado a luchar por el séptimo puesto ante Polonia. Menudo fracaso, no recuerdo algo similar en la historia. El entorno y la opinión pública infravaloraron a España desde el minuto uno. Contra la corriente de académicos, los de Scariolo han ido creciendo con el devenir de la competición. Con un grupo humano que ya lo ha ganado todo, solo queda superarse. Aquí la herencia de los Pau Gasol, Nikola Mirotic, Ibaka, Sergio Rodríguez el 'Chacho'...El talento se reproduce. Pasa de generación en generación. El liderazgo es de Ricky Rubio -19 puntos, ayer-. Anota desde cualquier posición, es el bastión del equipo. Marc Gasol, 33 unidades, jamás se amilanó. Es el auténtico gigante de esa gran familia en la que entramos todos. Monarca de la NBA con los Toronto Raptors, Marc resurgió el día indicado. Son los sucesores naturales del oro de 2006 en Japón. Trece años después, España besa otra final. De Navarro a Llull. Chacho, Cabezas, Calderón, Rudy, Berni, Navarro, Jiménez, Mumbrú, Felipe, Garbajosa y los hermanos Gasol alcanzaron la excelencia hace trece años. Repiten Rudy y Marc. Y es que saborear una final es un triunfo con dedicatoria. Brindado a los que están, a los que se han ido y a los que vendrán. Reina la furia de España y pone en valor a la Liga ACB. Campazzo, Laprovittola...Mires en la trinchera que mires, hay una lista notable de actores de nuestra liga en la final de la raza. Qué decir de Scariolo, siempre de menos a más. Faltó rotar, para ver más a Rabaseda y Beirán en acción. Nada empaña la gloria de la familia. Y de un espirítu de superación carente de límites.
