¿Qué diferencias existen actualmente en el bodyboard femino con respecto a la época en la que usted empezaba?
Creo que ahora hay más medios para que las chicas evolucionen rápidamente. Cuando yo empecé había un par de revistas y también algún vídeo que no te enseñaba nada, solo veías a gente surfeando. Ahora con las tecnologías resulta todo más fácil.
En el agua compitiendo, ¿se aprecia un nivel mayor gracias a esa mejora en la formación de la que habla?
Sí. Las chicas ahora son más atrevidas y profesionales. Al igual que ha ocurrido en otros sectores de la sociedad, la mujer cuenta con mayores apoyos, y eso se refleja también en el mundo del deporte. En el bodyboard en particular vemos chicas que van a olas más fuertes, que intentan maniobras más extremas, se profesionalizan más. Antes la categoría femenina era la hermana pobre, pero ahora las mujeres se encuentran casi al mismo nivel de entrenamientos y de profesionalismo que los hombres.
¿Hay machismo en el bodyboard? ¿Ha notado que por ser mujer no le hayan tratado por igual en el circuito profesional; que a las mujeres, por ejemplo, les toque lidiar en el agua con las peores condiciones?
Algunas veces sí lo he notado, aunque quizás no le daba importancia porque no prestaba atención. Pero sí, me han pasado cosas que, si hubiese sido un chico, creo que no me habrían ocurrido, como saltarme una ola, la competitividad con los riders locales... En el circuito noto que las chicas no tenemos tantas oportunidades como ellos; los chicos compiten con las mejores condiciones, se llevan los mejores premios...
¿Qué se puede hacer para que esto no ocurra?
Todo requiere de un proceso. De hecho, las cosas en este sentido están mejor que antes, y espero que sigan mejorando. Las chicas del circuito profesional se encuentran más integradas y pienso que año tras año todo va a ir a mejor. Se trata de un cambio social importante e irá lento. Me siento feliz por ser parte de una generación que está viendo ya esos cambios, porque antes las chicas peleaban y no veían los resultados. Peleamos como las de antes, pero ahora sí vemos el resultado.
De nuevo disputando el Gran Canaria Frontón King Pro. ¿Cómo se siente surfeando en Canarias y qué opina del nivel de los competidores locales?
Me encanta estar en Canarias. Aquí aprendí a hablar español y tengo expresiones como chacho o yuos (ríe). Tengo un cariño gigante por esta tierra y en especial por la ola de El Frontón. Cuando existía una prueba del Mundial que se hacía en El Confital, siempre me quedaba un par de meses más sólo para surfear en El Frontón. Esta ola es un paraíso para el bodyboard. Soy muy amiga de todos los competidores locales, me siento un poquito canaria y me gusta su estilo.
¿Y cómo define ese estilo de los canarios en el agua?
Los canarios tienen como una alegría natural, igual que los brasileños. Y esto se refleja en el surf. Canarias tiene olas increíbles. Mi país tiene buenas olas, pero en Canarias estas son increíbles. Para mí El Frontón es una de las mejores olas del mundo para el bodyboard. Así que a la alegría de los deportistas se les une la agresividad, lo que les diferencia del resto. Agresivos, pero muy alegres.
Supongo que todo esto ayuda a que Gran Canaria sea parada del circuito mundial.
Competir y surfear aquí es sinónimo de diversión. Y toda la gente que busca olas fuertes viene para acá con la sensación de que se va a divertir. Finalizar el año con esta ola es como la cobertura perfecta. Esta prueba es, sin duda alguna, una de las mejores del mundo.
