Hace un año, Michael Robinson, comentarista y exjugador de fútbol, conocía que padecía un cácer incurable, un melanoma con metástasis que le obligaba a someterse a un duro tratamiento. Casi dos meses después, el inglés hacía pública su enfermedad. Su testimonio provocó innumerables muestras de apoyo y cariño que durante todos estos meses él no se ha cansado de agradecer.

El exfutbolista, periodista y mítico comentarista publicaba un tuit celebrando la efeméride y ha pasado por el plató de Espejo Público para contar cómo se encuentra.

"El día 30 de octubre del año pasado me dieron las peores noticias. Tenía un cáncer incurable (de momento). He vivido un año lleno de emociones, he aprendido mucho de mí. En todo momento he sentido el apoyo de todos ustedes. Gracias... ¡estoy muy agradecido!", publicó.

El origen de este cáncer fue “un bulto en mi axila” que en el mes de agosto descubrió, pero que fue creciendo día a día. Una vez recibió la noticia médica Robinson pensó “que era una pesadilla”. “Me dijeron que no tiene cura, pero sí se puede controlar” a partir de un tratamiento de 14.000 euros.

Estoy como una flor, me encuentro muy bien, porque entre otras cosas tengo una vida maravillosa, de vez en cuando un poco de artritis, hipotermia…" ha explicado en relación a los efectos secundarios de su medicación. “Parece mentira que tenga un cáncer incurable porque no lo noto en absolutamente nada", le ha contado a Susanna Griso.

Robinson ha dejado un potente mensaje que resume a la perfección la mentalidad con la que está enfrentando su enfermedad. "El cáncer, espero que más tarde que temprano, puede que me mate, pero lo que no va a hacer es matarme todos los días", ha dicho.

No permito que ese impertinente enemigo me esté interrumpiendo mientras yo estoy viviendo, esto es mío, lo único que yo tengo es mi vida entre mis manos”, ha completado. Robinson se ha consagrado a sus tres pasiones: su familia, el fútbol y lo que ha llamado su "pseudoperiodismo".

Desde entonces la vida del comentarista de Movistar+ ha cambiado mucho, pero no ha perdido las ganas de vivir y ha luchado día a día por salir de una enfermedad que no presagió nada bueno. Pero el apoyo de sus seguidores y de los suyos han sido claves en esta batalla para la que sigue con la espada en alto.