Los hermanos Naranjo son sinónimo de trial en Canarias. Ambos llevan dominando la especialidad desde 2007 a nivel provincial y regional. Desarrollan su deporte casi a escondidas, ya que a la práctica es ilegal. "Es una pena que los gobiernos no nos ayuden", lamentan los hermanos, que viajan dos o tres veces al año, dependiendo de la economía, a competir a la Península.
Jonathan y Cristian Naranjo comenzaron a hacer trial con 16 y 15 años, respectivamente. "Las cosas no iban muy bien en los estudios y mi padre, para motivarnos, nos prometió una moto si sacábamos las notas para salir a dar paseos con él, que tenía una Fantic 307 guardada", recuerda Jonathan. "Aprobamos todo y mi padre se vio en un compromiso por lo prometido", añade.
Fue prácticamente empezar y competir. "Comenzamos para salir de excursión, pero a los pocos meses ya estábamos compitiendo", señala Cristian. "Nos aburrimos de dar paseos en seguida. A nosotros nos gustaba ponernos a prueba y superarnos", explica. El trial trata de superar diferentes obstáculos delimitados en un trazado concreto dentro de una zona señalizada sin poner los pies.
La progresión de los Naranjo fue algo excepcional. "Veíamos a un piloto superior y decíamos: 'Vamos a alcanzar a este para sorprender al viejo', y así fue uno tras otro hasta que nos pusimos delante", revela Jonathan. "Al principio, en las competiciones no ganábamos para tortas. Siempre éramos los últimos en la categoría más baja. Llegábamos mutilados a casa", rememora Cristian, que desde el 2006 es campeón provincial y de Canarias.
"Las cabras siempre van al monte", subraya el mayor en referencia a los trialeros. "Es un deporte que cuesta empezar. Luego uno se ve solo, necesitamos de una estructura en el trial, para que quienes lo practiquen vean que hay más cabras en el monte", señala Jonathan.
Un deporte contra ti mismo
"El trial es un deporte que puedes empezar a cualquier edad y con el sexo que sea. Es un deporte que técnicamente tú mismo te pones los límites. Sabes si estás capacitado para hacer algo o no", destaca Jonathan, que resalta que "el grado de peligrosidad es mínimo, dentro de los deportes de motor, pero es el más difícil".
Los Naranjo tenían por entonces todo un elenco de pilotos en los que fijarse. "En esa época había trialeros muy buenos como Rocha, Iván Santana o Acoydan que fueron una fuente de inspiración para nosotros", explica Cristian. "Luego esa gente se retiró y nos dejaron solos", agrega.
A partir de ahí, los hermanos tuvieron que seguir progresando de manera autodidacta. "Todo era en base prueba-error. Pero se aprende más viendo a un piloto que con un vídeo", insiste el menor de los Naranjo. Ambos son extremadamente cuidadosos con la técnica, así como en donde practican el trial. "Es un deporte prácticamente ilegal", lamenta Cristian.
"Depende de las ganas que tengas de practicarlo. Si te pones a mirar limitaciones te quedas en casa. Hay sitios en los que se puede practicar sin molestar a nadie", matiza Jonathan, que resalta que el trial fue muy popular hace años. "Ha pasado unos años muy malos, pero parece que ahora se están haciendo cosas para revivirlo otra vez", afirma.
Este año, los Naranjo esperan poder viajar a la Península para competir en dos o tres pruebas, porque no tienen patrocinadores ni instituciones que los apoyen. "Nadie se moja. Los organismos públicos no saben ni qué es el trial, y eso que el español Toni Bou es el deportista más laureado", resalta Jonathan. Y es que España ha sido cuna de grandes trialeros. "Bou es de otro planeta, si te fijas en él no coges la moto", dice entre risas Cristian.
El único organismo que ha apoyado a los Naranjo ha sido el Ayuntamiento de Arucas. "Nos dan una ayuda a deportistas, pero nuestros principales apoyos han sido Moto Centro, ValseBike, Wind Fly y la Federación Canaria de Motociclismo", explica Jonathan. "Ojalá algún día se apueste por este deporte tan bonito, porque si el Cabildo habilitase una, dos o tres áreas, te aseguro que se llenarían hasta la bandera", piden con ilusión los hermanos.
