¿Se lo creen ya? ¿Le ha dado tiempo de asimilar lo que significa repetir título europeo y tener plaza para estar en Tokio 2020?

La verdad que no. El premio ha sido muy grande, no solo por ganar el campeonato, por ser el segundo consecutivo además, sino por lo que significa: ir a los Juegos Olímpicos sin tener que jugar las eliminatorias del preolímpico que son superdifíciles. La verdad es que esto muy contento.

Gonzalo Pérez de Vargas, su compañero, dijo que este grupo se debía a sí mismo estar en una cita olímpica tras no estar en Río 2016. ¿Comparte ese sentimiento?

Sin duda, sin duda. El objetivo principal con el que vinimos aquí era clasificarnos para los Juegos Olímpicos y para eso había un camino seguro, que era ganar. Esta generación tenía una espinita clavada que eran los Juegos de Río. Y eso nos dolió bastante. En estos cuatro años trabajamos con el objetivo de llegar a este punto, a este partido y tener esta opción para meternos en los Juegos. El equipo lo ha trabajado, lo ha conseguido y es algo que todo el balonmano español se merecía.

Brillantes en todo el Europeo, ni una derrota. ¿Dónde ha residido la tecla del grupo? ¿Dónde estuvo la clave frente a Croacia?

En que el grupo ha rotado continuamente: todos hemos jugado, todos hemos aportado nuestras cosas, todos hemos tenido nuestro rol y lo hemos interiorizado. Creo que al final hemos llegado un poquito más frescos y apenas cometimos errores que es básico ante un equipo de la calidad de Croacia, que son un superequipo.

¿Con qué sufrió más con los dos siete metros que lanzó Aleix Gómez o con el lanzamiento suyo para el 20-19 que casi no entra?

[Ríe] Bueno, bueno... No es sufrir, es vivir. Este equipo ha dado mucho durante estos cuatro años, no es fruto de una acción. Cuando no nos metimos para Río recibimos muchos palos de muchos lados. Al final era algo que teníamos en mente. Todo lo que teníamos en la final eran ganas, sacrificio, esfuerzo... Estoy muy orgulloso de pertenecer a este grupo, la verdad.

¿Qué cuota de responsabilidad tiene Jordi Ribera, el exseleccionador y su 'tutor' en sus inicios en Gáldar, en todo esto?

Muchísima. Es el entrenador, el que toma las decisiones más importantes fuera de la pista, el que prepara los partidos, tiene mucho mérito como todo su equipo. Jordi ha sido uno de los grandes artífices de todo esto.

¿Le ha dado tiempo ya de llamar a su domicilio familiar de Las Torres?

Sí, sí, claro... Sé que estuvo toda la familia pegada al televisor, enganchada en todo el torneo. En diciembre sufrimos la pérdida de un familiar muy importante para nosotros como era mi abuela. El primer mensaje que les mandé fue a ellos. Todo esto es para mi abuela, se lo merecía porque siempre ha estado detrás apoyando mi carrera. Esto lo compartes con toda la gente que quieres, que sabes los sacrificios que has hecho... Cuando ganas y consigues cosas, a los primeros que se lo tengo que agradecer es a ellos.

Me imagino que le vendrán a la mente esos primeros pasos, esos viajes hasta Gáldar con su padre Pepe y su hermano Ayoze, los regresos en guagua para Las Palmas de Gran Canaria...

Claro, claro... Imagínate... Se te pasan un montón de cosas por la cabeza. Solo puedo estar agradecido a mi familia: a mis hermanos, padres, tíos, primos... A todos, todos han estado pendiente de lo que hago y de cada paso en mi carrera [aumenta el ritmo de fondo].

La celebración va bien por lo que parece...

Sí, sí, es que imagínate. Partimos el campeonato con el objetivo de ir a partido a partido, sin saber qué iba a pasar. Este es un triunfo desde la humildad, el trabajo y el respeto a los rivales. Cuando ganas algo como este Europeo, con los Juegos Olímpicos como premio, el equipo saca todo lo que tiene dentro.

Vuelve a nombrar los Juegos Olímpicos. ¿Ya los tienen en mente?

Queremos disfrutar esto, está claro. Este es el triunfo de todo el balonmano español. Pero es que el premio de los Juegos es muy grande, es muy difícil ir [más ruido, risas y cánticos de fondo] Es inevitable, ponerse de esta manera cuando has conseguido algo tan importante.