Si usted vio en los últimos 15 días por las carreteras de Gran Canaria a un grupo de ciclista que rodaba a un ritmo por encima de la media o mejor dicho, muy por encima de la media, puede que estuviera en ese pelotón uno de los mejores ciclistas de todos los tiempos. Si encima iba ataviado con un malliot naranja y un culote negro, no hay duda. Con seguridad puede decir que era el equipo que domina el ciclismo mundial: el Team Ineos, antes Sky, con su gran emblema durante estos años de látigo a la cabeza. Una insignia que acumula cuatro títulos del Tour de Francia, dos de la Vuelta España, un Giro de Italia y dos bronces olímpicos. Esa figura es Chris Froome.

En Gran Canaria, el ciclista británico se ha preparado para poner en jaque una corriente de pensamiento -con su base- que circula en el entorno del circuito mundial, desde los medios hasta los aficionados, pasando por los propios directores de equipos y ciclista. La teoría que desbanca a Froome de la primera línea del ciclismo mundial versa sobre una idea tan simple como lógica. Después de un último año sin grandes vueltas, con una caída brutal que le bajó de la bici en junio y al borde de cumplir 35 años, parece que su época de dominio ya pasó. Sobre todo por lo que viene detrás. Una generación marcada por su sucesor en el primer cajón del Tour, que comparte los mismos colores que él, el colombiano Egan Bernal, una bestia de solo 23 primaveras.

Las dudas con el corredor nacido en Nairobi (Kenia) crecieron a principios de enero en Mallorca, una de las paradas clásicas del Ineos en el invierno. Solo unos días después de iniciar la concentración, el británico dejó Mallorca al no estar al nivel del resto. "Froome ha abandonado la concentración tras dos días. No se encuentra bien. Quién sabe si se recuperará...", aseguró el italiano Dario Cioni, uno de los directores deportivos del Ineos a Cylcing Weekly. Las especulaciones aumentaron.

Chris Froome se quebró en junio del año pasado en el reconocimiento de la contrarreloj del Critérium del Dauphiné, un buen test para el Tour de Francia 2019. A unos 60 kilómetros por hora, Froome se soltó del manillar para sonarse y una racha de viento le golpeó para acabar estampado contra un muro. El parte médico fue demoledor: fracturas en el fémur, la cadera, el codo, el esternón y las costillas, además de lesiones internas. Ocho horas en el quirófano. A finales de julio, Froome ya estaba dando pedales en el rodillo.

Desde entonces y hasta enero, con esa aparición fugaz por Mallorca, poco se supo de Froome. En noviembre pasó de nuevo por el quirófano para que le retirasen una placa de la cadera. Muchas especulaciones y pocos kilómetros sobre la bici. Hasta que llegó a Gran Canaria.

En la Isla, acompañado de buena parte del Ineos, Froome empezó a sumar kilómetros, a ganar fondo para una temporada donde el objetivo del británico es uno: "Estar en la salida en Niza" del Tour de Francia 2020. "La única cita que me he fijado es el Tour y hasta entonces seguiré trabajando para aprovechar al máximo cada campamento y cada carrera hasta julio", explicó Froome en una entrevista difundida por su club desde Gran Canaria.

Froome anda a la caza de su quinto maillot amarillo, un número que pondría al británico en el escalón de las leyendas de la ronda gala: Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Bernard Hinault y Miguel Indurain. "Estar en disposición de conseguir otro maillot amarillo es algo enorme para mí. Es una gran motivación, pero además de eso, ahora, obviamente, tras regresar de esta lesión, es solo una razón más para que yo trate de volver al Tour. Quiero decir que no hay garantías en el deporte, no hay garantías de que volveré a competir por el título, pero voy a darle absolutamente todo lo que tengo", concretó.

Y Gran Canaria ha estado la primera parada para ello. A través de Strava -una red social para deportistas profesionales y amateurs-, se ha podido observar la huella que dejó Froome sobre sus ruedas en la Isla. En el último mes, desde el día 10 al pasado miércoles 28 de enero, el británico registró 17 actividades sobre las dos ruedas. Un 'Tour' por Gran Canaria donde firmó 2.224 kilómetros y 46.621 metros positivos subidos en casi 84 horas sobre la bicicleta. O lo que es lo mismo, como ir y volver a París desde Madrid con un desnivel mayor al que supone ascender al Everest en cinco ocasiones. Todo en una concentración con otros rostros conocidos del Ineos como los polacos Michal Kwiatkowski, campeón del Mundo en 2014, y Michal Golas; el italiano Salvatore Puccio o el español Jonathan Castroviejo.

"Me dieron todas las luces verdes para volver a la bicicleta, y ahora estoy haciendo la transición de la fase de rehabilitación al entrenamiento normal nuevamente. Así que realmente me siento bien en este momento, pero tienes que comenzar en algún, punto y me siento increíblemente afortunado de volver a la bicicleta y de que todo funcione correctamente", sentenció Froome.

En Gran Canaria, rutas eternas de entrenamiento a un ritmo bárbaro. Desde Anfi del Mar a Mogán; de Mogán a La Aldea; de Agaete a Caideros de Gáldar y Fagajesto; Las Presas, Coruña, Artenara, Tejeda, Tunte; y cómo no, la subida al Pico de Las Nieves desde Ingenio: La Pasadilla, Cazadores, la Caldera de Los Marteles. Un sinfín de kilómetros con un objetivo: volver a ser Froome, volver a la línea de salida del Tour de Francia.