El Molina Sport afrontaba ante el Espanya HC su primera final de Copa del Rey de su historia en un duelo insular igualado en busca del sucesor al trono copero del Valladolid. El duelo terminó con Pawel Zasadny levantando el trofeo para el club grancanario gracias a los tantos de Alex MacDonald y Andreu Tomàs (2-1).

La condición de final condicionó enormemente el desarrollo del choque en el que a pesar de enfrentarse los dos equipos con más pegada de la Liga Élite, las defensas pasaron a dominar el juego en una primera mitad en la que ninguno de los dos rivales arriesgó en exceso para evitar los contraataques.

A la mitad del primer tiempo, ambos equipos se vieron obligados a jugar un tres para tres por las exclusiones fruto de la intensidad defensiva. El Molina jugó con paciencia moviendo el puk a lo largo y ancho de la pista pucelana, mientras el Espanya ejerció una presión alta que limitó al máximo las ocasiones de gol grancanarias.

Adam Schejbal y Martin Antala mantuvieron cerradas sus respectivas porterías a cal y canto a pesar de las ocasiones claras de ambos equipos en un partido limpio y de guante blanco convertido en una partida de ajedrez, que llegaba al descanso con el 0-0 inicial en el marcador.

Líneas adelantadas

El paso por vestuarios llevó a los dos equipos a adelantar un poco más las líneas, sin renunciar a la concentración defensiva para evitar un gol a la contra. Los baleares efectuaron más disparos que los grancanarios, que compensaron la diferencia con una efectividad mayor.

Alex MacDonald abrió el marcador con un fantástico disparo transversal tras ser asistido por José María Caraballo, ante el que nada podía hacer el meta balear para impedir que el 0-1 subiese al electrónico del Polideportivo Canterac. El Espanya apretó los dientes, pero la buena defensa del Molina y Adam Schejbal ejerciendo de ángel de la guarda permitió a los canarios mantener su ventaja.

La ansiedad de los baleares derivó en una nueva superioridad para los grancanarios, que duplicó su renta a favor con un nuevo tanto tras una asistencia milimétrica de Alex MacDonald que Andreu Tomás se encargó de empalar al fondo de la red.

El Espanya, desesperado, aumentó el ritmo de juego en busca de un gol que les devolviese las opciones de meterse en el partido. Los baleares lograron abrir la lata grancanaria a poco más de 5 minutos para el final en una gran jugada individual del ex del Molina, Eduard Requena, que redujo distancias (1-2).

Los baleares siguieron volcados al ataque mientras los hombres de Zack Pettersson intentaban mantener posesiones largas para que el tiempo asfixiase a su rival, pero sin renunciar a dar la puntilla al Espanya con un tercer gol a la contra.

Los esfuerzos de los baleares chocaron contra el muro defensivo del Molina, que cerró todas las puertas a cal y canto para certificar su entrada en el Olimpo de la Copa del Rey con su primer título oficial en sus más de dos décadas de historia. Todo un hito para el club grancanario.