La sueca Mimmi Kotka es una de las favoritas para llevarse la prueba Classic de 128 kilómetros de la Transgrancanaria sobre el papel, ya que tiene el mejor ranking. Partició por primera vez hace cinco años y tuvo que abandonar, aunque se prometió que volvería a terminar la prueba. "No estaba preparada", reconoce la corredora nórdica.

Ahora es una de las mejores del ranking ITRA y favorita para llevarse la Transgrancanaria, aunque la propia Kotka se quita el cartel: "Tuve problemas de salud la temporada pasada y el invierno ha sido para prerar el año 2020. Tenía muchas ganas de la Trans porque marcaba mi retorno a la alta competición, pero tengo que ir poco a poco", revela la sueca, campeona de la Ultra-Trail de Courmayeur-Champex-Chamonix de 101 kilómetros o del Ultra Trail de Mont-Blanc.

Pese a su vasta experiencia en distancias largas, Kotka detalla que la prueba grancanaria es diferente: "He hecho muchas pruebas de este estilo, pero el terreno, la variedad y el clima afectan. Ya hace cinco años pensaba que estaba preparada y fue un golpe de realidad". La fondista está acostumbrada a entrenar a gran altitud en un terreno monótono, sin grandes cambios durante el recorrido, aunque el desafío le atrae.

"El cambio es brutal, había venido de turismo y me asombró el cambio de paisajes y clima cuando pasas de la vertiente norte a la sur", subraya Kotka, enamorada de los paisajes norteños. "Como pasas de un lado que puede haber niebla, mucha vegetación y bosque, al otro que hace sol, desértico y con cactus, es una belleza", afirma. "Mientras en Suecia corres 40 kilómetros y no cambia el terreno, aquí pasas por calor, frío, vientos, rocas, arena, bosques... todo cambia tanto que dificulta la carrera, aunque también es parte de su encanto", añade.

Enamorada de Gran Canaria, Kotka se lamenta de que la Classic sea en su mayoría nocturna. "La pena es que la mayor parte la hacemos de noche y no podemos disfrutar de los paisajes, pero claro, sino sufriríamos del calor de medio día". Las altas temperaturas han sido siempre una de las preocupaciones de corredores y organización. "La última parte será la dura. El barranco hacia la línea de meta será un desafío, lo importante será mantenerse hidratado".

Para el grueso de corredores, la parte final supone el gran desafío de los 128 kilómetros, y no solo porque ya corren con el sol sobre sus cabezas. "Los descensos son la parte más difícil, hay mucha roca suelta, variedad de terrenos y hay que estar muy concentrado", resalta la sueca, que espera poder llegar a la línea de meta.

"Tengo que recuperar las sensaciones y ganar confianza", detalla la corredora, que recuerda que el año pasado no tuvo su mejor temporada. "Cuando se viene de estar tiempo parada, hay que volver a coger el ritmo y eso cuesta lo suyo. He estado entrenando mucho en Suecia, pero no sé como me irá en este clima". Y es que la propia Kotka reconoce que prefiere "la lluvia y la nieve", ya que sufre "mucho con el calor". La sueca estará hoy en la línea de salida en Las Canteras y tratará de aprovechar la noche para correr a una temperatura más baja, donde se mueve como pez en el agua.