Pascual Calabuig Porcal nace en El Cabañal, distrito marítimo de Valencia, el 15 de octubre de 1924 y cuando estalla la Guerra Civil española tiene 12 años, que obliga a su familia a huir de su casa debido a los bombardeos que sufre la zona portuaria de la capital valenciana.

Al término del conflicto y tras el fallecimiento de su madre, retorna a su domicilio junto al puerto en compañía de su padre y cinco hermanos. Con la guerra había dejado los estudios y tuvo que trabajar en diferentes oficios hasta que a finales de 1943 realiza el servicio militar en la Marina. Lo inicia a San Fernando (Cádiz) y después por gestión de un hermano mayor, Jaime, es destinado a Gran Canaria en marzo de 1944; primero al cañonero Lauria y luego en la Comandancia General de Marina, frente a la Plaza de la La Feria.

Allí estudiaba, leía todo lo que podía y enviaba cartas al periódico Falange; también escribía pequeñas novelas a Juan A. Monzón, en Radio Las Palmas, con un cuadro de actores que las interpretaba con éxito.

Una vez licenciado, en 1947, gana en oposición el puesto de secretario del Parque y Talleres de Automovilismo del Ejército de Tierra. Poco después realiza otra oposición del Ministerio de Marina y logra la plaza, con lo que vuelve a la Armada y compagina ambos trabajos hasta su jubilación.

Desde su nuevo cometido da sus primeros pasos periodísticos al alternar sus colaboraciones con los semanarios de la época Canarias Deportiva, con redactores como Antonio Ayala y Martín Moreno, y Palestra.

En 1950 da el salto a las ondas, en la emisora EAJ50 Radio Las Palmas. Había tenido breves apariciones en la radio y fue el elegido para sustituir a un personaje popular de la época conocido por Juan Gol. Mientras nace en Madrid el programa Carrusel Deportivo, en el que participa como corresponsal en el primer programa.

La popularidad de Pascual Calabuig se dispara enseguida. Su predisposición para la comunicación, su enfoque y el contendido de sus programas es muy bien acogido por los oyentes por su facilidad de expresión y un tono de voz que caló hasta superar cualquier registro.

Las aglomeraciones de oyentes en bares y casas para oír sus programas hacen historia. Antes, no todos podían poseer un aparato de radio en la época que todavía no existían los transistores, y las transmisiones de eventos deportivos fueron un acontecimiento seguido con mucho interés por los que no podían estar presentes.

Antes, en 1949, se había constituido la UD Las Palmas, en la que Pascual Calabuig tuvo su particular aportación con artículos que apoyaban la fusión de los cinco clubes que la crearon para el bien del fútbol canario, y que pronto logra el estar en Primera en un ambiente de extraordinaria euforia. Radió en 1951 el primer partido de liga contra el Madrid, y ese momento le sirve de catapulta.

Calabuig cubre la información nacional de la Cadena SER con otro locutor de renombre como Vicente Marcos. Poco después pasa a desarrollar la misma labor en Tablero Deportivo Español y Radio Gaceta de los Deportes, cuando es contratado por la Emisora Sindical Radio Atlántico, donde permaneció como jefe de personal y de deportes hasta el año 1969. En este medio leía sus artículos y realizaba emisiones diarias. Su mítica frase: "¡Pues no faltaba más! Buenas tardes". Esta coletilla con la que terminaba sus artículos se hizo tan famosa que hoy en día aún se recuerda, y dio un notable impulso a la emisora, que logró un excepcional audiencia.

Mientras su actividad es constante en Radio Atlántico, también mantiene conexiones periódicas con las emisoras nacionales para hablar sobre todo de la UD Las Palmas. Al mismo tiempo desarrolla el trabajo de información general para Radio Nacional de España ( RNE) antes de que ésta se instale en Tenerife. Pascual Calabuig había sido el único contacto entre Canarias-Península en RNE, por lo que su valor como difusor de todo lo que acontecía en las Islas tenía un valor incalculable, sobre todo para los canarios que por diversos motivos se encontraban en territorio peninsular y podían escucharle.

Salto a la televisión

Un paso fundamental en la carrera de Calabuig llega en el año 1964, cuando Televisión Española ( TVE) tuvo su aparición en Canarias. Fue pionero en la información televisiva, medio en el que se mantuvo durante 23 años hasta su jubilación. El impulsor de un estilo que atrajo la atención pública hacia la radio, multiplicó ese interés con sus apariciones televisivas. Muchos deportes se beneficiaron de ello porque este entrañable personaje se encargó de divulgarlos a la perfección. Su debut, una crónica del partido juvenil Las Palmas-Suecia en la primera edición de la Copa del Atlántico.

Quien en radio había impuesto un forma renovadora con sus comentarios y la radiodifusión de diferentes deportes desde 1950 a través de las ondas, ahora en la sede en Las Palmas de TVE hizo incluso más.

En el nuevo medio asume varias responsabilidades, de forma preferente en la parcela deportiva, siendo presentador del popular Telecanarias de aquellos años, con participación en citas históricas.

Calabuig intervino en la primera transmisión de un partido de fútbol en directo, al igual que en boxeo, natación, tenis y hasta lucha canaria desde la Plaza de Toros de Tenerife en el primer Día de Canarias. También se preocupó de darle espacio a modalidades que no eran tan conocidas, como vela, automovilismo, motociclismo, judo, karate, etcétera; y especialmente al baloncesto, con aquellas retransmisiones dominicales en blanco y negro del Náutico con las que dejó huella y que en Santa Cruz de Tenerife todavía recuerdan.

Y es que Pascual Calabuig durante más de 43 años -23 alternados con la televisión- mantuvo la credibilidad y nunca fue rechazado gracias a su mesura y forma de relatar lo que estaba a su alcance.

Un pionero en muchos acontecimientos de máximo interés, como las primeras ofrendas a la Virgen del Pino, la primera luchadas en directo, la conexión vía satélite para el derbi entre la UD Las Palmas y elTenerife, o el primer partido internacional que la selección española disputó en el Estadio Insular contra Yugoslavia, clasifictorio para el Mundial de 1972 y en la que acompañó al mítico Matías Prats.

Sin lugar a dudas un brillante autodidacta, ya que antes de aterrizar en Canarias, con 20 años de edad, no había tenido contacto alguno con medios informativos. Aquí se curtió y llegó a ser admirado por todos los sectores de la sociedad isleña.

En Gran Canaria conoció y se casó con Carmen Miranda Auyanet. Ambos tuvieron cinco hijos, el más conocido el mayor, Pascual, biólogo y veterinario, y la más recordada Sandra, la pequeña que falleció en 1996 y que siempre recordaba con un memorable y emocionante escrito cada mes de abril durante los últimos 23 años.

Gáldar y Playa Blanca

Inicialmente residió en Las Palmas de Gran Canaria y después fijó su residencia en Gáldar, ciudad que le nombró años después 'Hijo Adoptivo', alternando con Playa Blanca en el municipio lanzaroteño de Yaiza. A Valencia sólo regresó en ocasiones esporádicas. Aquí se forjó como hombre y fue un trabajador incansable, generoso y honesto. Un canario de adopción que defendió como nadie nuestras singularidades.

Pascual Calabuig tuvo la enorme fortuna y habilidad innata de divulgar como nadie los sucesos más importantes desde 1950, y no sólo en el plano deportivo, ya que por ejemplo durante siete años, y junto al tinerfeño Padrón Albornoz, tuvo un programa titulado Españoles en la Mar, de RNE, dirigido a los pescadores y navegantes, pero que también llegó a muchos emigrantes que estuvieron al día de las historias del deporte canario.

Tras su jubilación como trabajador de TVE, se le tributó un gran homenaje en el Hotel Santa Catalina, un acto muy emotivo divulgado en todos los medios. Así y todo, nunca quedó al margen de su pasión por el deporte. Calabuig fue nombrado jefe de producción de la sede en Tarrasa con motivo de los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona, labor que fue bien reconocida por el ente público.

Además ha intervenido en múltiples conferencias y hasta hace bien poco ha sido articulista de LA PROVINCIA/DLP, medio que se siente muy orgulloso de haber contado con su firma. Nadie como él para contar historias vinculadas a la UD Las Palmas con esa particular forma de escribir y un vocabulario propio de una mente privilegiada, esa que hasta último momento conservó Pascual Calabuig, que no se limitó a verlas pasar sino que inclusó fue autor del libro Héroes para un homenaje sobre el mejor momento en la historia del equipo amarillo a finales de los años 60; o nos ofreció un brillante discurso en la presentación en el Estadio Gran Canaria del busto en memoria de Jesús García Panasco, el que fuera secretario de la UD, con el que coincidió numerosas ocasiones.

El enorme legado de Pascual Calabuig queda ahí, una persona excepcional. Quienes lo conocieron no ocultan su admiración por su persona, porque ha sido con mayúsculas uno de los grandes comunicadores de la historia del deporte en Canarias.