Aragón vuelve a la carga. Ha visto roto cinco veces su sueño en el camino hacia la llama olímpica tantas veces liderado por Jaca, pero nunca ha aceptado su rendición. Ya está en el horno la candidatura para los Juegos Olímpicos del 2030, después de que se hayan producido varias reuniones a tres bandas en los últimos días. Estos contactos son la antesala del acuerdo que se va a firmar las próximas semanas, según ha podido saber este diario de fuentes oficiales. El trato está prácticamente cerrado entre el Gobierno de Aragón, el catalán y el central, que ha puesto mucho empeño en que este proyecto conjunto salga adelante. Falta por decidir el nombre exacto, pero no se irá muy lejos de 'Pirineos 2030'.

El presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, dialogó primero con los presidentes de ambas comunidades autónomas, Javier Lambán y Quim Torra, para encontrar un nexo de partida común. Encontró muy receptivas a las partes, así que en los últimos días ha mantenido reuniones con los consejeros correspondientes a las áreas de influencia en el proyecto olímpico. Solo encontró una exigencia por el lado aragonés, una condición que se puso desde el principio: igualdad absoluta en la organización de los Juegos Olímpicos, ya sea en cuanto a deportes, en cuanto a sedes... Es decir, que no haya desproporción alguna, ni siquiera en lo correspondiente a las ceremonias de inauguración y clausura.

En este aspecto tendrán mucho que ver Zaragoza y Barcelona, que obviamente tendrán un papel relevante en el desarrollo olímpico. En principio, se repartirían los actos de apertura y cierre, que se suelen realizar en escenarios del estilo de los Juegos de verano. La última, por ejemplo, se celebró en el impresionante estadio olímpico de Pieonchang, en el 2018 en Corea del Sur.

Por ahí entraría el sueño de Zaragoza de reformar la vieja Romareda y construir un estadio acorde a la ciudad y sus necesidades, más allá de la situación de su equipo de fútbol. El coronavirus parece haber detenido casi por completo el proyecto estrella de Jorge Azcón, que planeaba levantar un estadio moderno a lo largo de esta legislatura. Pensaba realizar una inversión mínima de 70 millones de euros y coronarla con tres o cuatro organizaciones consecutivas de la final de la Copa del Rey, que en estos años ha caído en el desperdiciado estadio sevillano de La Cartuja.

En la bilateral que celebraron Ayuntamiento de Zaragoza y Gobierno de Aragón a principios de marzo ya habló Lambán del estadio y paró el reloj en el 2030. No lo hizo por casualidad. Ese año no solo se celebran los Juegos Olímpicos de Invierno. También hay Mundial de fútbol, con el que España sueña desde hace años, casi casi desde que el fracasado naranjito dijera adiós. Hace ya cuatro meses que el presidente dijo esto: «Sería un fracaso colectivo imperdonable que Zaragoza no tenga un estadio moderno» que le permita ser sede de ese torneo que, en teoría, organizarían entre España y Portugal. Todavía dijo una cosa más del estadio: «Puede ser un icono, un referente como lo es en otras ciudades». No se dejó escapar Lambán el proyecto olímpico que poco antes había desvelado Alejandro Blanco y en el que sus dos capitales deben tener «un especial protagonismo», aunque ese es uno de los pocos apartados que no está especificado en el acuerdo que está a punto de rubricarse y que sería el punto de partida en una carrera que ha empezado con muy buena voluntad por todas las partes y en el que todas las fuentes consultadas hablan de que existe una gran determinación desde el Ministerio de Cultura y Deporte.

En cualquier caso, se va a tratar de que haya adaptación entre deportes y territorios. Y se va a mirar cada detalle al céntimo. Es decir, no se piensa en unos Juegos Olímpicos de pompa y oro, sino en una organización ajustada al momento y las necesidades en la que se puedan tratar de aprovechar las infraestructuras presentes. Se baraja incluso la posibilidad de no levantar algunos de los equipamientos más caros, como puede ser el caso de los saltos de trampolín, para los que se podría aprovechar alguna instalación cercana, que no se ha especificado pero que podría ubicarse fuera de nuestras fronteras, en Los Alpes por ejemplo.

El proyecto que está a punto de ponerse en marcha se piensa trazar con una sensibilidad exquisita con el medio ambiente, de tal modo que sobre la nieve se vean los primeros Juegos verdes de la historia.

De hecho, Lambán ve en la sostenibilidad ecológica una de las premisas principales. Entiende que tanto el Gobierno central, que tutela el proyecto, como el aragonés han hecho «bandera del medio ambiente». Si se puede compatibilizar el desarrollo de las infraestructuras necesarias con el cuidado medioambiental, los juegos serían una noticia «muy importante» para «reforzar la posición del Pirineo y la marca Aragón» a nivel internacional, explicó hace días el presidente de la comunidad, que conoce el proyecto desde el pasado verano, cuando se lo expuso el propio Alejandro Blanco.

Lambán también ha hablado habitualmente sobre los Juegos con Pedro Sánchez, que está «verdaderamente implicado» en el proyecto. De hecho, según expuso ya en febrero, dedicaron «varios minutos» a la candidatura en la conversación que mantuvieron durante el comité federal del PSOE del celebrada en Madrid.

Aragón sabe que no es momento de dormirse en los laureles y que debe rematar este acuerdo cuanto antes. Podría ser incluso la próxima semana, aunque tampoco se descarta que la rúbrica llegue ya en los primeros días de septiembre. En todo caso, no podrá dilatarse mucho más, una vez que parece ya absolutamente descartada la participación de Andorra. Desde Aragón se valora que sea una candidatura del Pirineo español. El catalán y, por supuesto, el aragonés.