No hay despedidas para David Silva. Le bastaron anoche doce minutos para mostrar su poderío técnico y abrir la puerta de los cuartos de final de la Copa de Europa -título que se le resiste a sus 34 años y que se juega ahora en una sede fija como Lisboa-. Fue su partido 435 con el Manchester City -77 goles, 140 asistencias-. Encadena una década al servicio del imperio citizen y apura su ciclo. Jugará los cuartos de final ante el Lyon galo en la capital lusa (sábado 15 de agosto), escenario de lo que resta de la Liga de Campeones más extraña por el virus.

Desde la campaña 2009-10 no ha parado de hacer historia en el Manchester City. Ayer, jugó su último partido en el Etihad Stadium. Podía ser el último de su ciclo de oro pero se impuso la lógica. En su última campaña, su futuro apunta a Italia, tras desechar la opción de regresar al estadio de Mestalla.

El padre del talentoso jugador de Arguineguín, Fernando Jiménez, extrabajador de la seguridad de Mestalla, dejó claro en Onda Cero que el Chino mira a Italia. “A mí me hubiera gustado que hubiera decidido venir a España e ir a Valencia. Él decía que volver a España iba a ser complicado. Quería experimentar en otra Liga. Estuvo allí y las segundas partes no son buenas (...) La Liga italiana le gusta muchísimo y le gustaría ir a allí, aunque de momento salen muchas ofertas. No me importaría que fuera a Roma”.

Las flores de Guardiola a Silva son el denominador común en este curso. “Lo es todo, pura fantasía. Se trata de un futbolista único”. Al que todavía le queda un último baile con el City en cuartos ante el Lyon.