El Deportivo se agarra a la Segunda División convencido de que es la categoría en la que le corresponde competir la próxima temporada, pero al mismo tiempo cumple con lo pautado en la reglamentación por si finalmente tuviera que caer a Segunda B. El plazo abierto a los clubes por la Real Federación Española de Fútbol para apuntarse en las competiciones oficiales de ámbito estatal finaliza hoy y el Deportivo optó por cursar una preinscripción simultánea en ambas categorías. En realidad, lo que hizo fue hablar con la Federación para tener la seguridad jurídica de que podrá competir la próxima campaña, sea en una categoría o en otra. Defienden desde la plaza de Pontevedra que el Dépor sigue siendo equipo de Segunda, como expresaron públicamente tanto el presidente, Fernando Vidal, como el entrenador, Fernando Vázquez, pero al mismo tiempo formalizan esta especie de inscripción simultánea también en Segunda B para, en caso de que fracasen las diferentes batallas judiciales en las que está inmerso, poder competir en ella.

El Dépor contactó con la Federación, que es sensible a su situación, como a la del Numancia, Girona, Elche o Fuenlabrada, y le transmitió un mensaje tranquilizador en el sentido de que podrá competir la próxima temporada, sea en Segunda o en Segunda B, en función de lo que decida la justicia en los diferentes frentes abiertos que tiene el club coruñés.

La incertidumbre sobre la categoría en la que partirá el equipo coruñés la próxima temporada condiciona completamente la planificación deportiva y, pase lo que pase, dejará al club blanquiazul en una situación de desventaja con respecto a sus rivales, independientemente de que salga en Segunda o en Segunda B. No es lo mismo construir una plantilla para una categoría que para la otra, ni tampoco tiene nada que ver el presupuesto del que dispondría el Dépor en uno u otro escalón del fútbol español.

El tiempo juega también en contra del club a la hora de retener a los futbolistas con contratos firmados o apalabrados, hasta 17, para seguir jugando en Riazor en Segunda División. Si finalmente el Dépor se cae del fútbol profesional, tendrá que construir una plantilla prácticamente desde cero y, aun en el caso de que logre la permanencia en los despachos, está en riesgo la continuidad de muchos jugadores con contrato que, según avanzan los días, quieren acabar de una vez por todas con la incerteza sobre su futuro y saber definitivamente dónde competirán la próxima temporada, si en el Dépor o en otro club.