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Fidel: el tránsito del fiasco al éxito

El extremo, el primero en salir libre de la UD el verano pasado, logra el ascenso con el Elche

Fidel: el tránsito del fiasco al éxito

Avanzaba la final del playoff hacia una prórroga que parecía inevitable cuando Fidel Chaves cogió el balón en la izquierda, se fue de su oponente con una combinación de técnica y potencia y mandó un centro perfecto al segundo palo que acabó en el gol del ascenso del Elche. Era el minuto 96 y quedaban sólo dos: definitivo. La gloria final fue para Pere Milla por colocar la pelota con la cabeza entre los tres palos y el infierno para Asier Riesgo -y por ende el Girona- por tragársela, pero el onubense tuvo una participación clave que rubricó su gran temporada.

Nada de lo que aconteció en Montilivi habría tocado de cerca a la UD Las Palmas si no fuera porque dejó de percibir casi 1,5 millones de euros por Christian Rivera -el cuadro catalán habría tenido que abonar esa cantidad por el centrocampista asturiano de la UD en caso de ascender- y porque vio cómo otro de los jugadores a los que dejó salir gratis el verano pasado logró con otro equipo el objetivo que se había puesto la entidad amarilla el curso pasado y no consiguió.

Fidel, además, fue el primero en hacer las maletas hace ya más de un año, cuando el fracaso deportivo obligó a la UD a soltar lastre económico para poder salir a competir. Había diseñado una plantel lleno de jugadores con contratos largos y fichas altas -y que hoy todavía padece-, difíciles de asumir con una reducción drástica del tope salarial impuesto por LaLiga.

Así, Ramírez dejó salir gratis a todo aquel que tuviera un equipo al que ir para así ahorrarse las fichas o buena parte de ellas. Al extremo onubense, que abrió la veda, le siguió después Juan Cala, que se fue al Cádiz y también logró el ascenso, en su caso por la vía directa. Dos jugadores que mostraron una prestaciones muchos mejores que el curso pasado.

Sobre todo Fidel, cuyos números en el Elche hablan por él mismo. La extraordinaria asistencia de gol a Pere Milla en la jugada clave del ascenso no fue sino la culminación de una gran actuación general. Jugó un total de 42 partidos -incluidos los cuatro de la promoción-, en los que marcó nueve goles y dio ocho pases de gol. En la UD, por contra, sus prestaciones fueron mucho peores: participó en 28 encuentros, logró dos tantos y se fue sin dar ninguno.

Los entrenadores

Algo -o mucho- habrá tenido que ver en su resurrección como futbolista Pacheta, el técnico, que no dudó en proponer su fichaje nada más acabar la campaña 2018-19, en la que jamás llegó a ser un fijo. Sólo con Paco Herrera consiguió una cierta continuidad y fue ahí cuando marcó dos golazos al Osasuna, pero pronto se apagó. Antes, con Manolo Jiménez, se había mostrado muy irregular, y después, con Pepe Mel, casi ni existió.

Fue marcharse de la Isla y renacer. Para él queda su ratificación como futbolista; para el club, el amargor de ver cómo uno de los que fue suyo dio fuera lo que dentro no dio.

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