Corta, de 120 minutos de duración, fue la última aventura de la UD Las Palmas en la Copa del Rey, tras caer ayer en Balaídos ante el Celta (2-0). Cayó el equipo amarillo de manera incontestable, ante un rival superior, tan firme como empeñado en ganar pese a que el conjunto grancanario no entregó la cuchara con facilidad. Fue eso, la resistencia para firmar su rendición, lo mejor de la Unión Deportiva que, en medio de un experimento para otros asuntos mayores, para sobrevivir en Segunda División, firmó una prueba que acabó con ensayo y error.

Con el Nàstic de Tarragona a la espera, malherido tras caer vapuleado ayer en Valladolid (6-0), Juan Manuel Rodríguez optó anoche por darle una vuelta a la UD Las Palmas en Vigo. Lo varió casi todo el técnico en el Balaídos. Cambió hasta nueve piezas en el once titular y, de paso, trazó un nuevo dibujo para recomponer el sistema de juego. En la relación de jugadores, con respecto a la cita del pasado fin de semana ante el Alcoyano, sólo repitieron Barbosa y Herner. Y, entre tanta novedad de nombres, también cambió la fórmula. El sistema habitual dejó paso a otro, del 1-4-1-4-1 el equipo amarillo mutó a un 4-3-3, y en la pizarra todo gravitó a partir de una nueva fórmula: tres mediocentros, los tres en línea, para hacer carburar a la Unión Deportiva en su primera comparecencia de la temporada en la Copa del Rey.

Hernán, Juan Guerra y Vicente fueron los tres elegidos por Juan Manuel Rodríguez para agitar a la UD Las Palmas. La prueba salió rana. Nunca se sintió cómodo el equipo amarillo. Ni con el nuevo corsé, ni con la pelota, ni con el empuje del rival. Invicto tras las dos primeras jornadas de la Liga Adelante, aún con la sensación de haber aspirado al ascenso hasta el penúltimo día del curso pasado, el Celta se mueve a otra velocidad. Juega con criterio, lo hace con pocas y rápidas combinaciones y, para colmo, es un conjunto solidario al máximo.

Bien trabajado, con una hoja de ruta bien definida, al Celta ni se le ocurrió especular. Salió a todo tren, se quedó con la pelota y sometió a la Unión Deportiva que, ante tanto empuje, anta tanta fuerza en la línea de vanguardia del rival, no le quedó otra que recular metros sin escatimar ni una sola pulgada. Atrincherado alrededor de Barbosa, con todas las líneas bien replegadas, la UD Las Palmas encontró cierto alivio para contener a un adversario que, en cada ataque, en cada aproximación, mordía.

Arrinconada, en pie con mucho esfuerzo ante el ímpetu local, la Unión Deportiva sufrió también por su propia incapacidad para tener, mover y trasladar la pelota con criterio.

Pelotazos de Herner

Quemaba el balón en posesión del equipo amarillo que insistió, una y otra vez, en los pelotazos de Diego Herner como primera opción para empezar cada uno de sus movimientos de ataque. Y así, excesivamente largo y excesivamente espeso, el conjunto grancanario se convirtió en una presa fácil para el Celta, que tenía el partido y la eliminatoria donde más le convenía: siempre cerca de la portería de Mariano Barbosa.

De tanto aguantar, de contener tanto ataque, a la UD Las Palmas le temblaron las piernas durante un buen rato. En el minuto 20, Barbosa tuvo que tirar de recursos para tapar el agujero que el Toni encontró a la espalda de Laguardia. Y nueve minutos después, fue el larguero, al repeler un cabezazo de Natxo Insa, el que rescató al cuadro de Juan Manuel Rodríguez. Fue el último coletazo del Celta, exhausto, antes del descanso, periodo al que se llegó sin que la UD Las Palmas probara ni una sola vez a Sergio, portero local.

Un cuarto de hora intrascendente, con los dos equipos atrapados por la cautela, Juan Manuel Rodríguez movió ficha. Dio entrada a Sergio Suárez y a Mauro Quiroga. El movimiento agitó a la UD Las Palmas que, con el delantero argentino junto a Portillo, ganó un recurso ofensivo y provocó un problema en el Celta. El asunto mejoró incluso un poco más poco después, con la entrada de Pedro Vega, tanto como para acercar al equipo amarillo a las inmediaciones de la portería local.

Resistencia amarilla

La leve reacción de la Unión Deportiva no achantó al Celta, que mantuvo a Barbosa en su punto de mira. Así, con el mismo plan, con los mismos recursos, con el buen trato y el juego vertical como aliados, el conjunto gallego volvió a gozar de varias ocasiones claras de gol. Y en las dos más nítidas se volvió a topar con la madera: en minuto 75 Orellana mandó la pelota al larguero y, poco después (min. 84), David Rodríguez se tropezó con la madera.

Ni siquiera un lanzamiento lejano, casi desde el círculo central, de Pedro Vega y que estuvo a punto de sorprender a Sergio evitó la prórroga, donde la UD Las Palmas firmó izó la bandera blanca, sin condiciones, por un calamitoso movimiento defensivo. Permitió Aythami que Roberto Lago, descolgado en su banda, centrara. El pase, perfecto, descolocó, uno a uno, a todos los miembros de la zaga amarilla, hasta dar con Joan Tomás que, libre de marca, cabeceó para a batir a Barbosa. Suficiente para que la Unión Deportiva claudicara en Vigo.