El presidente de la Unión Deportiva, Miguel Ángel Ramírez, reclamó ayer un último esfuerzo a los técnicos y jugadores amarillos en el tramo final del campeonato regular de Segunda División. "Vamos a apretar, señores", dijo el mandatario a algunos integrantes de la plantilla, quienes encaran las ocho últimas fechas del calendario regular de la Liga con el objetivo "oficial" de la permanencia en su mano, aunque con lejanas aspiraciones de meterse entre los seis mejores equipos de la categoría, tras sus últimos tropiezos.

Con 24 puntos en juego, las posibilidades de disputar la promoción son reducidas por la desventaja en la clasificación, eso lo saben en cualquier rincón del club, aunque ello no es óbice para que el equipo se abandone a su suerte, como pareció suceder en Chapín, y no ofrezca una buena imagen en el último tramo del torneo. De ahí la solicitud del presidente y su presencia.

Acompañado por Juanito, asesor presidencial para asuntos deportivos, y Tonono, responsable de la cadena de filiales amarilla, el mandatario de la entidad de Pío XII acudió a la sesión regenerativa organizada por el cuerpo técnico, después de unos días de ausencia por sus compromisos profesionales y personales.

Con Barbosa

La presencia de Ramírez en los últimos minutos del entrenamiento de ayer, que observó desde una posición cercana a la entrada de las escaleras del vestuario del estadio de Gran Canaria, también coincide con una semana inhabitualmente convulsa, de puertas a fuera, en el plano deportivo de la entidad. El disgusto expresado públicamente por Mariano Barbosa sobre la actitud de algunos compañeros, sobre todo, en el partido ante el Xerez, ha enturbiado las aguas del conjunto amarillo, que se prepara para recibir a la SD Huesca el próximo sábado, a las 17.00 horas.

En este sentido, Barbosa, que ya había dado las preceptivas explicaciones al vestuario sobre sus palabras en la rueda de prensa, también charló con el presidente de la entidad en un ambiente distendido para ofrecerle su visión de los comentarios. El asunto, según los testigos, quedó aclarado.

Antes de departir con el argentino, el máximo mandatario estuvo conversando con el entrenador Juan Manuel Rodríguez, quien lo reclamó a silbidos cuando el presidente ya bajaba las escalerillas del vestuario. Fue "energía positiva" para todo el grupo, dicen.