- Explique a quién no lo sepa qué es la Fundación Cesare Scariolo.

- Es un proyecto que nació hace tres años y que lleva el nombre de mi padre, que falleció de leucemia. La Fundación se encarga de ayudar a hacer más llevadero en muchos sentidos ese periodo duro de vida de niños que estén afectados por enfermedades oncológicas. El objetivo es ayudar en lo económico, en lo social, en el entretenimiento... todo lo que pueda ayudar a sus familias y a ellos mismos. Se busca de formas variadas hacer más llevadera esta situación.

- Cuando Scariolo cuelga la pizarra y deja de pensar en el baloncesto, ¿qué es lo que le gusta hacer?

- Estar con mi familia, jugar al pádel, al golf, leer y sobre todo, me gusta ir al cine.

- ¿Estar casado con una exjugadora de baloncesto profesional [Blanca Ares, que se formó en el CB La Caja de Canarias] ayuda a llevar mejor el día a día de la relación?

- A veces sí. Hay muchos trabajos de responsabilidad y, por qué no decirlo, de remuneración, que conllevan un desgaste y una ausencia de casa importante. El baloncesto en mi casa la verdad es que no es un tema habitual. Al inicio de nuestra relación podía ser un tema común, ahora lo sigue siendo, pero mucho menos que antes. Es más un acaparador de tiempo mental que un interés.

- Si alguno de sus dos hijos [Alexandro, de nueve años, y Carlota, de ocho] le dice que quiere dedicarse al baloncesto de manera profesional, ¿qué consejo le daría?

- Que lo hagan con todas las consecuencias, porque este deporte es precioso, pero cuando ya es en plan profesional conlleva momentos duros, cosas que no gustan hacer. Hay que ser coherentes con la decisión que se ha tomado. Hay que evaluarlo todo para ver si compensa o no. Y yo les aconsejaría que evaluaran toda la escala de valores para variar el planteamiento o no, incluso tras tomar la decisión.

- ¿Cómo se imagina que será la vida de Sergio Scariolo dentro de 30 años?

- Me la imagino viviendo en Marbella, espero que con una buena salud y una familia alrededor, posiblemente más amplia de la que tengo ahora.

- La ACB debería revisar algunas cuestiones. Por ejemplo, ¿cómo se puede explicar que el seleccionador no pueda entrenar al Madrid o al Unicaja y sí al Khimki o al Milán?

- Es una norma que esta ahí. En algunas situaciones puede ser oportuna, por ejemplo cuando hay varios equipos que lideran una competición, es muy complicado que un entrenador de uno de estos equipos pueda a la vez ser seleccionador. Más que nada por la presión mediática. Estaría sometido a un conflicto permanente. En todos los demás casos, si se superara esa cuestión mediática, creo que no hay ninguna razón lógica para pensar que entrenar en Vitoria o Málaga sea diferente a hacerlo en Moscú o Milán. Debería haber un consenso y que al seleccionador no le influyera su labor en el club.