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Entrevista

María González Méndez: “Con los años disfruto más hasta de los madrugones para viajar”

“Con los años disfruto más hasta de los madrugones para viajar”

Empieza la liga en casa. ¿Se acuerda del número de temporadas que lleva en División de Honor?

Si digo, igualmente. Pero debe ser la número 14 o 15 en el Rocasa y en División de Honor, pues una más que jugué en Tenerife con la Perdoma. La más extraña seguro que será esta.

¿Qué queda de aquella María González que empezó en División de Honor entonces?

Dolores por todos lados [Se ríe]. La ilusión, lo que me queda es eso. Hablaba con las veteranas el otro día y mantenemos eso: la ilusión y las ganas de ganar. El hambre. Antes no tenía esta veteranía, pero mantengo las mismas ganas de hace 15 años cuando vine a jugar aquí. Llegué a Gran Canaria con la ilusión de jugar en División de Honor, sin ficha en el primer equipo, pero mantengo la misma ilusión por pelear cada minuto que tenga en la pista. Ahora lo vivo con la responsabilidad que supone jugar en la máxima categoría.

¿Pensaba que iba a mantenerse tanto en la élite?

¡Qué va! Me llamó Paco Santana y después llamé a mi madre y le dije que me iría un año y volvería al siguiente. Nunca pensé que fuera a ser tan largo lo mío con el Rocasa, que no me moviera de aquí, que hiciéramos tantas cosas. Empecé jugando en mitad de tabla, después pasamos a jugar por no descender, pasé el peor momento cuando bajamos y, después, cambió todo y empezamos a pelear títulos... Perdimos muchísimos, pero llegó aquella Copa de la Reina con Paco Santana y ... [se para] Fue como una recompensa a todo lo que habíamos vividos estos años. Cada segundo vivido en Las Remudas ha valido la pena.

“Cuando el Rocasa me llamó para fichar aquí, le dije a mi madre que volvería en un año y ya llevo 15 en el equipo”

María González Méndez - Capitana del Rocasa Gran Canaria.

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Los sentimientos con los que se afrontan las temporadas van cambiando.

Cada año eres mayor. Hay más viajes, más lesiones. Pero cuando pasas unos días en casa quieres volver. En mi vida no había estado tanto tiempo sin balonmano como en este confinamiento. Eso nos hizo querer volver con ganas, aunque sabíamos que igual no era normal. Había incertidumbre y miedo. Al final hemos vuelto y ya veremos cómo van las cosas. Este año hemos tenido tiempo para descansar y desconectar, para estudiar, para los nuestros.

¿De dónde saca las ganas y renueva la ilusión de la que habla? Viven en un entorno profesional pero le roban tiempo a su familia, estudios, amigos...

Vivo al lado y me voy cuando quiera, pero en los últimos años lo que más me ha costado es estar lejos de mi familia, de mis tías, de mi abuela que es muy mayor... No vivir el día a día con ellos es lo que más echo de menos. El otro día lo hablaba con Tiddara, Lissandra, Hari: a día de hoy disfruto cada momento más. Con los años disfruto más de todo: derrotas, los viajes. Hasta de los madrugones a las cuatro de la mañana. He vuelto a jugar con Lissandra, que pensé que no lo volvería a hacer [anunció su retirada, pero volvió ante la lesión de Adriana Marksteiner], disfrutó jugando y viajando con Tiddara tras su renovación, del asiento del avión aunque me toque en el centro... Al final son todas esas cosas las que nos quedan. Y en lo deportivo, igual, simplemente con que cuente el Rocasa conmigo pues ya te halaga, porque intentaremos luchar por todo.

¿Todo eso que ahora saborea más es porque ve más cerca el final?

Es evidente, muy cerca. Ahora está el agobio del qué pasará cuando acabe todo esto. Lo piensas. Tiene que cambiar y será el momento de tomar decisiones. Disfruto y he disfrutado muchos años de esto. Pero no pienso tanto en que sea por el hecho de que una carrera se vaya a terminar, es porque al final te quedan las personas. Ahora, por ejemplo, nos pasa con Luján [se ha incorporado como fisioterapeuta del equipo], que recordamos los viajes, los vuelos retrasados o lo que nos tocó cenar un día en un hotel. Esas anécdotas te quedan por encima de los partidos incluso, los recuerdas con más nitidez. Me siento una privilegiada de poder vivir todo esto cada día.

“Es el derbi más raro que voy a jugar, pero lo importante es eso: se va a jugar y vamos a poder competir”

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¿Se sienten seguras en esta campaña?

Depende. En dos meses llevo tres PCR. Eso es más que mi familia o que los profesores que empezaron a trabajar. Si me comparo con los futbolistas, pues está claro que no, porque se lo hacen casi todos los días. Ojalá hubiera dinero para hacernos PCR todos los días, pero esto es así... Después entra la responsabilidad de cada jugadora y eso lo tenemos. Pero vamos, que nos podemos contagiar como cualquiera en cualquier sitio.

La liga empieza en Las Remudas con derbi. ¿Es especial?

Es la tercera temporada que juego con derbi: uno con la Perdoma y el año pasado con el Rocasa. ¿Lo vivo especial? Sí, pero tampoco mucho este año, que no habrá ni público. Es el derbi más raro que he jugado y que voy a jugar, pero lo importante es eso: se va a jugar. Estaremos peleando porque esos dos puntos se queden aquí.

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